C¨®mo evitar las cuartas elecciones
Las terceras elecciones ya no suenan irreales. Quiz¨¢ ha llegado el momento de plantearse c¨®mo evitar las cuartas
El razonamiento inicial es simple: el panorama de partidos ha cambiado en Espa?a. Hab¨ªa dos grandes y ahora hay cuatro. Los equilibrios que funcionaban hasta ahora ¡ªbipartidismo de mayor¨ªas absolutas con apoyo puntual de partidos nacionalistas¡ª no bastan. Da la sensaci¨®n de que repetiremos elecciones hasta que se d¨¦ un resultado similar a otras ¨¦pocas. Nadie asume el riesgo de actuar: si nadie se pone de acuerdo, no hay presidente y las elecciones se convocan autom¨¢ticamente. ?Qu¨¦ se hace en otros pa¨ªses con sistemas multipartidistas implantados para facilitar la formaci¨®n de sus gobiernos? Hay varias opciones.
1. El premio al ganador. En algunos pa¨ªses el partido que gana las elecciones recibe un regalo en forma de esca?os extra. Eran el modelo griego e italiano hasta ahora. Es un sistema para facilitar la formaci¨®n de mayor¨ªas por la v¨ªa dr¨¢stica. Gustar¨¢ al bipartidismo. Al catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Francisco Bastida le parece una soluci¨®n ¡°menos democr¨¢tica¡± que el sistema actual. Su ca¨ªda en desuso no parece recomendarla.
2. La segunda vuelta. Las segundas vueltas sirven para consolidar a un ganador. Pero son m¨¢s propias de sistemas presidencialistas o en circunscripciones unipersonales. Se presentan varios candidatos, dos son los m¨¢s votados, y los electores escogen entre esos dos. ?Pero c¨®mo se har¨ªa eso en un modelo parlamentario como el espa?ol?
Bastida imagina que podr¨ªa ser algo as¨ª: ¡°En las circunscripciones donde un partido no gan¨® por mayor¨ªa absoluta se celebrar¨¢ una segunda vuelta a la que s¨®lo podr¨¢n concurrir los dos m¨¢s votados en la primera¡±, dice. No ser¨ªa sencillo: ?qu¨¦ esca?os estar¨ªan en juego en la segunda vuelta? ?Qu¨¦ plus se llevar¨ªa el vencedor? Un sistema as¨ª no existe desde el siglo XIX, dice Pablo Sim¨®n, profesor de la Universidad Carlos III, ¡°a menos que se piense en la II Rep¨²blica, que repart¨ªa con voto limitado los esca?os restantes en segunda vuelta si nadie llegaba al 22%¡±.
3. Sin investidura. Hasta aqu¨ª los cambios que requerir¨ªan reforma electoral. Si mantenemos las elecciones como hasta ahora, una manera de facilitar la investidura ser¨ªa simplemente quitarla. As¨ª ocurre en algunos pa¨ªses del norte de Europa como Noruega, Islandia o Dinamarca. En Noruega, se mantiene el presidente saliente hasta que dimite porque su falta de apoyos es evidente o porque el nuevo Parlamento gana una moci¨®n de confianza.
En estos pa¨ªses el poder del Parlamento no est¨¢ en poner gobiernos, sino m¨¢s bien en deponerlos. Es un ejemplo extremo de ¡°parlamentarismo negativo¡±. Un gobierno entrante se mantiene solo si la mayor¨ªa lo tolera. Espa?a y otros pa¨ªses son m¨¢s exigentes con la investidura de nuevos gobiernos: se les exige un apoyo a priori y expl¨ªcito. Es una diferencia sutil, pero relevante: evitar el rechazo de la mayor¨ªa es m¨¢s f¨¢cil que lograr su apoyo.
4. La investidura f¨¢cil de algunas autonom¨ªas. No hace falta recurrir a modelos escandinavos. En varias comunidades aut¨®nomas la investidura es m¨¢s sencilla que en el Congreso. En Galicia no se prev¨¦ disoluci¨®n de las Cortes tras un plazo determinado. Su estatuto solo establece que si no hay mayor¨ªa para la investidura, ¡°se tramitar¨¢n sucesivas propuestas¡±.
En Asturias los diputados no pueden votar en contra. Si en la primera votaci¨®n ning¨²n candidato logra la mayor¨ªa absoluta, los dos m¨¢s votados pasan a segunda ronda: quien saque m¨¢s votos es presidente. En el Pa¨ªs Vasco rige un sistema similar.
Otro modelo de investidura f¨¢cil recuerda a los Ayuntamientos. Es el caso de Castilla-La Mancha. Si despu¨¦s de dos meses no se ha elegido presidente por mayor¨ªa simple, queda asignado el candidato con m¨¢s esca?os.
El problema que surge entonces es otro: ¡°Hay presidente, formar¨¢ gobierno, pero no habr¨¢ gobernabilidad. Llegada la hora de hacer la ley de presupuestos, la par¨¢lisis est¨¢ garantizada¡±, dice Bastida. Pero esas situaciones s¨ª funcionan en otros pa¨ªses: el gobierno minoritario est¨¢ siempre en manos del Parlamento, que es quien manda.
Espa?a no est¨¢ acostumbrada a algo as¨ª en el Congreso. Sus gobiernos han sido m¨¢s estables y duraderos: han durado 1.042 d¨ªas de media desde 1977 hasta 2011, frente a los alrededor de 700 d¨ªas que es la media en 11 democracias parlamentarias europeas. Pero no se puede tener todo. ¡°Espa?a va a tener que cambiar¡±, dice Sim¨®n. ¡°As¨ª habr¨¢ gobiernos y luego a jugar en el Congreso. Nadie tiene la culpa de la fragmentaci¨®n m¨¢s que el votante. ?Gobernar ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil? Bueno, ser¨¢ diferente m¨¢s bien. Igual es que gobernar en Espa?a, m¨¢s que f¨¢cil, ha estado tirado¡±.
5. Facilitar la moci¨®n de censura. Comparado con otros pa¨ªses la investidura en Espa?a no es tan exigente: en la segunda votaci¨®n basta la mayor¨ªa simple. Alemania, Hungr¨ªa o Polonia exigen m¨¢s: una absoluta. Pero algo ocurre y seguimos sin gobierno. ¡°No creo realmente que la causa de las dificultades en Espa?a para formar gobierno sea la presencia de un requisito de investidura¡±, dice Jos¨¦ Antonio Cheibub, profesor de la Texas A&M University y especialista en procesos de investidura.
Otra causa puede ser la moci¨®n de censura constructiva. En Espa?a deponer un gobierno es muy complicado. Por eso los partidos se lo piensan dos veces antes de investir. Para reemplazar al presidente no basta que una mayor¨ªa de diputados vote en su contra, sino que tiene que presentarse un candidato alternativo con mayor¨ªa absoluta. Los pa¨ªses que exigen eso suelen ser lentos al formar gobiernos. Como explica Cheibub, el voto de censura constructivo es ¡°un instrumento importante para proteger un gobierno que ya est¨¢ en el poder¡±.
Encontramos as¨ª dos extremos de parlamentarismo positivo y negativo. En algunos pa¨ªses investir al presidente es exigente, pero luego deponerlo es dif¨ªcil. En otros, la investidura es directa, pero a los presidentes se les depone f¨¢cilmente. Aunque hay excepciones, los gobiernos se forman m¨¢s r¨¢pido en los pa¨ªses cercanos al segundo caso. Espa?a se mover¨ªa en esa direcci¨®n si facilitase la investidura o la moci¨®n de censura.
Pero las precauciones son obligadas. Una raz¨®n es que no est¨¢ garantizado que esos cambios tengan efecto. En los Pa¨ªses Bajos no hay investidura y la moci¨®n de censura es f¨¢cil, pero es uno de los pa¨ªses m¨¢s lentos en formar gobierno. Otra raz¨®n para ser cautos son los efectos colaterales. Dependiendo del camino que se eligiese, facilitar la investidura puede hacer que nuestro sistema sea m¨¢s bipartidista o que los gobiernos sean m¨¢s inestables.
6. ?Y si no hace falta hacer nada? Quiz¨¢s lo ¨²nico que necesita Espa?a es tiempo. Para explicar el bloqueo actual es habitual apelar a los obst¨¢culos para pactar: ¡°En Espa?a los pol¨ªticos se reparten m¨¢s cargos. La pol¨ªtica tiene m¨¢s una versi¨®n de suma cero: se habla m¨¢s de repartirse puestos de gobierno o qui¨¦n enviar al Banco Mundial que de medidas. Los cargos no pueden dividirse, pero las pol¨ªticas s¨ª. Es m¨¢s f¨¢cil pactar entre dos por las bajas de maternidad que por una sola silla¡±, dice V¨ªctor Lapuente, profesor en la Universidad de Gotemburgo (Suecia).
Es evidente, sin embargo, que la tradici¨®n no explica todo. Primero, porque las reglas ayudan a los mismos partidos a llegar a acuerdos en Ayuntamientos y algunos gobiernos auton¨®micos. Segundo, porque el bloqueo actual tambi¨¦n puede tener motivos coyunturales. Por ejemplo, la juventud de los nuevos partidos. Si el multipartidismo persiste y cada partido consolida un electorado ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que pacten sin temer por su supervivencia.
Correcci¨®n. Una versi¨®n anterior de este art¨ªculo dec¨ªa que en el Pa¨ªs Vasco rige un sistema similar al asturiano ?cuando hay m¨¢s de un candidato?. Desde 2012 ese sistema rige tambi¨¦n cuando hay uno solo.
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