C¨®mo tener mejores diputados
Un buen servicio de informaci¨®n, el apoyo de los asistentes y qui¨¦n controla el presupuesto son cruciales
Si un d¨ªa de esta legislatura hay Gobierno, es probable que sea en minor¨ªa. Ha habido otros gobiernos en minor¨ªa en la democracia espa?ola, pero los partidos de la oposici¨®n nunca habr¨¢n tenido tanto peso. El papel del Congreso y sus diputados ser¨¢ m¨¢s importante. Hay varias maneras de mejorar su labor: un servicio de informaci¨®n m¨¢s completo, el apoyo de los asistentes y m¨¢s capacidad de control sobre el presupuesto.
El Congreso espa?ol no est¨¢ entre los m¨¢s grandes o bur¨®cratas del mundo. La clasificaci¨®n del cuadro no es perfecta: las partidas que cada C¨¢mara incluye en su presupuesto no son id¨¦nticas. Pero sirve para ver una imagen clara y que Espa?a se mantiene en una discreta clase media.
El Congreso tiene margen para crecer. Ni siquiera cada diputado tiene un asistente: esta legislatura hay 271 por 350 diputados. Los partidos pueden decidir convertir esos asistentes en ¡°asesores¡± del grupo y controlan adem¨¢s la subvenci¨®n directa por grupo, que es de 28.597 euros al mes por grupo m¨¢s 1.645 por diputado. Son en total ocho millones de euros que los partidos no justifican ante la Mesa del Congreso. Los partidos son por tanto quienes deciden el uso de ese dinero, que no va a ayudar a la labor de cada diputado, sino del grupo.
Charla con el autor
El periodista de EL PA?S y autor de esta informaci¨®n, Jordi P¨¦rez Colom¨¦, ha respondido en directo a preguntas de los lectores desde la p¨¢gina de El Pa¨ªs en Facebook.
En otros Parlamentos el diputado domina sus recursos o los tiene asignados: en Israel tienen 2 asistentes, 1 en B¨¦lgica, 4 en Australia, en Francia cada diputado puede contratar entre 1 y 5 asistentes con 9.500 euros de asignaci¨®n ¨Cy si no se los gasta el dinero va al partido-, en Alemania disponen de 15.000 euros. Los asistentes son administrativos que ayudan al diputado en su labor cotidiana, pero que a veces puede implicar cierto trabajo pol¨ªtico.
La calidad de los servicios repercute en la capacidad de los diputados, m¨¢s ahora con dos partidos nuevos: ¡°Algunos est¨¢n muy perdidos. No son conscientes del poder que tienen. Su cultura es que el Gobierno hace y el Congreso controla. No s¨¦ si saben c¨®mo cambiar¨¢ eso ahora¡±, dice Lara Contreras, responsable de incidencia pol¨ªtica de Oxfam Interm¨®n.
En las ¨²ltimas cuatro legislaturas completas (2000-2015) el Congreso ha aprobado 593 leyes preparadas por el Gobierno. Solo 76 leyes fueron iniciadas en el Congreso. El Congreso espa?ol est¨¢ en la media en iniciativa legislativa. Seg¨²n datos de 2013 de la Uni¨®n Interparlamentaria, Espa?a aprueba un 12,8% de leyes iniciadas en el Congreso. En otros pa¨ªses de sistema parlamentario la media es del 14,1%: en Reino Unido es del 11,7%, en Italia del 20,5%, en Jap¨®n del 28,6% o en Alemania del 15,5%. La media demuestra que la iniciativa parlamentaria en Espa?a es baja, pero no desastrosa.
Los partidos de la oposici¨®n tendr¨¢n por tanto m¨¢s opciones de presionar sin que el Gobierno pueda impedirlo o amenazar. Su capacidad de trabajo y la calidad de sus conocimientos ser¨¢n clave.
El Congreso organiza su trabajo por comisiones. Los diputados llegan con sus conocimientos parciales y se encuentran con una labor compleja. Un abogado puede saber poco de Derecho constitucional, un activista puede saber apenas de Asuntos Exteriores y un economista puede dudar sobre fiscalidad. Los diputados que m¨¢s saben ser¨¢n portavoces, pero el resto deber¨¢ acabar por intervenir. Puede ser complicado tener que hablar varios minutos de algo que te suena, pero sin certezas. El peligro es recurrir a t¨®picos: ¡°El Congreso est¨¢ m¨¢s pensado para hacer discursos que para trabajar. Te aleja de la complejidad de la realidad y te anima a hacer discursos pol¨ªticos¡±, dice Carles Campuzano, diputado de la antigua Convergencia desde 1996.
Los matices de la legislaci¨®n requieren mucho detalle. La selecci¨®n de fuentes y datos no es simple. ?C¨®mo se puede paliar? Los diputados tienen a su disposici¨®n un servicio de documentaci¨®n del Congreso. All¨ª tienen todo tipo de informaci¨®n: un art¨ªculo, una ley, una estad¨ªstica. Han llegado a preguntarles por el r¨¦gimen electoral de una regi¨®n de Hungr¨ªa. Y lo han encontrado. Pero el diputado debe saber qu¨¦ busca.
El servicio de documentaci¨®n del Congreso espa?ol se cre¨® para ayudar en la Transici¨®n. ¡°Entonces faltaba informaci¨®n. Se cre¨® un servicio para traer una informaci¨®n que en Espa?a no estaba. Ahora en cambio hay un exceso de informaci¨®n¡±, dice Mateo Maci¨¢, jefe del servicio. Los diputados ya no necesitan saber c¨®mo son leyes b¨¢sicas de otros pa¨ªses, necesitan entender qu¨¦ ocurre y por qu¨¦. El servicio espa?ol puede por ejemplo responder a cu¨¢ntas diputadas hay en Asia, pero no por qu¨¦ ese n¨²mero es alto o bajo, o por qu¨¦ hay m¨¢s mujeres en el Parlamento tailand¨¦s que en el indonesio, si fuera as¨ª.
Muchos Parlamentos ofrecen ese servicio de informaci¨®n cualitativo. En la Casa de los Comunes en Londres, la directora de la Biblioteca, Penny Young, tiene a 70 especialistas divididos en 8 departamentos con todo tipo de formaci¨®n -estad¨ªsticos, economistas, un ex m¨¦dico, cient¨ªficos, abogados-, ¡°lo que significa que nos preguntan sobre todo lo que un diputado necesita saber y nosotros les damos respuestas imparciales y factuales¡±, dice Young. ¡°Alguno nos llama el cuarto servicio de emergencias [tras polic¨ªa, bomberos y ambulancias]¡±, a?ade.
El equipo de Young recibe 30.000 preguntas cada a?o. En Espa?a, en los cuatro a?os de la legislatura 2011-2015, el servicio de documentaci¨®n recibi¨® en total 8.885 solicitudes de documentaci¨®n. La mayor¨ªa (3.821) fue sobre art¨ªculos. El formato de las preguntas suele ser ¡°dame lo que haya de esto¡±. En los Comunes algunas respuestas -que son confidenciales- recientes han sido sobre la eficacia de la sanidad p¨²blica, los l¨ªmites de las circunscripciones, el uso de pistolas el¨¦ctricas o estad¨ªsticas sobre refugiados en el Reino Unido.
¡°Veo a todos los Parlamentos evolucionando hacia eso -dice Maci¨¢. Hay que valorar las fuentes de informaci¨®n ¨Choy infinitas- y acercar las mejores al diputado. Y esa informaci¨®n hay que darla de forma objetiva y resumida, que pueda entenderse y usarse r¨¢pido¡±. La decisi¨®n depende de la Mesa del Congreso.
Los diputados tienen al menos otras cuatro fuentes para saber las claves de un tema: el Gobierno, el partido, los amigos y las empresas. Todos tienen sus intereses. Los amigos dependen de las conexiones y la experiencia de cada cual: ¡°Una de las tragedias de nuestro modelo es que los diputados est¨¢n abandonados a su suerte. Hasta que se construyen su red, dependen del partido¡±, dice Manuel Villoria, presidente de la Asociaci¨®n M¨¢s Democracia.
¡°La manera de recabar informaci¨®n es muy voluntarista¡±, dice el diputado Campuzano, que recuerda as¨ª algunas de sus reuniones con el Gobierno de turno para hablar sobre legislaci¨®n: ¡°Estaba yo y al otro lado el secretario de Estado, dos directores generales y dos asesores¡±, dice. Es una situaci¨®n de inferioridad.
El Gobierno y el partido tienen una capacidad obvia de imponer sus argumentos. ¡°Los diputados son como soldados en un ej¨¦rcito. Siguen las instrucciones de la presidencia del grupo. Si se salen de la disciplina les sacan de los cargos de mando, les quitan la portavoc¨ªa, les llevan a una comisi¨®n donde no tienen nada que aportar¡±, dice Villoria. Hay poco margen para que los diputados se luzcan, pero tampoco son solo t¨ªteres. Igual que su partido les exige e influye, los mejor preparados tambi¨¦n pueden generar debate dentro de su estructura. ¡°A veces hemos visto que el l¨ªder sabe de sus temas y que en otras cosas delega. Hay que detectar qui¨¦n es el diputado capaz de influir a su portavoz¡±, dice Contreras, de Oxfam.
Los lobbies son otra fuente de informaci¨®n sobre asuntos que toca legislar. La palabra lobby tiene mala fama. Su objetivo es lograr que la postura de los diputados se acerque a la de su cliente. No siempre es posible, pero un diputado con m¨¢s informaci¨®n es m¨¢s capaz de saber qu¨¦ pretende la empresa que le visita: ¡°El diputado sabe muy poco cuando arranca una regulaci¨®n complicada¡±, dice Carmen Mu?oz, directora del departamento de Asuntos P¨²blicos de Llorente&Cuenca.
Pero hoy los lobbies no son solo bancos, petroleras o mutuas privadas. Tambi¨¦n hay ONG, asociaciones o empresas peque?as. El lugar m¨¢s obvio para influir en la elaboraci¨®n de una ley es el Ministerio pertinente. All¨ª se escriben los proyectos: ¡°El cliente quiere estar donde est¨¦ el poder: el gobierno o el grupo parlamentario del partido en el gobierno y el segundo m¨¢s grande¡±, dice Mu?oz.
Cuando eso no es posible, los partidos y los portavoces de las comisiones del Congreso son el siguiente objetivo: ¡°El mapeo de la situaci¨®n empieza por los portavoces de la comisi¨®n. Otra cosa es que complementes porque de ese ¨¢mbito hay alguien en el partido que sepa mucho¡±, dice Mu?oz.
Los lobbies saben trabajar. La ideolog¨ªa de cada diputado es evidente. Hay que saber hablarle. Cuando la confianza crece, se le puede ayudar con datos e incluso con discursos en comisiones y con textos de enmiendas. El diputado no llega a todo y alguien acaba por hacerle el trabajo. Oxfam animar¨¢ por ejemplo a Ciudadanos a promover una subcomisi¨®n de fiscalidad para preparar una ley sobre evasi¨®n. La ONG suele caer m¨¢s simp¨¢tica que una constructora, pero tambi¨¦n tiene sus intereses. Si los diputados tienen a quien preguntar, ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que les marquen goles.
El crecimiento de los servicios de investigaci¨®n
El Parlamento Europeo cre¨® su Servicio de Investigaci¨®n solo en 2014. Los analistas est¨¢n divididos en 5 departamentos que emplean a unas 20-25 personas cada uno, seg¨²n Jes¨²s Carmona, responsable de uno de ellos. Han recibido en total m¨¢s de 6.000 consultas. ¡°El documento original es una informaci¨®n bruta que no sirve al diputado. Los analistas hacen digerible esa informaci¨®n¡±, dice Carmona.
El ejemplo can¨®nico es el servicio de informaci¨®n del Congreso de Estados Unidos, que emplea a m¨¢s de 600 personas. El departamento no revela el contenido ni uso de su trabajo. Lillian Gassie, directora adjunta del Servicio de Investigaci¨®n del Congreso, describe el objetivo de todos estos servicios: ¡°Creemos en dar a los legisladores informaci¨®n imparcial, documentada y no partidista para permitirles hacer su trabajo con eficacia¡±, dice.
Hay muchos otros Parlamentos con servicios similares: Chile, Brasil, Australia, Suecia. Incluso pa¨ªses en desarrollo como Myanmar, Uganda o Kenia van en esa l¨ªnea. Andy Richardson, de la Uni¨®n Interparlamentaria, lo ve como una tendencia necesaria: ¡°Es una herramienta esencial de autonom¨ªa parlamentaria. Si no la tienen dependen de informaci¨®n que reciben del Gobierno u otras fuentes y todos tienen su punto de vista particular¡±.
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