S¨¢nchez se la juega en Galicia
El secretario general del PSOE se vuelca con Leiceaga y busca en las elecciones gallegas un refuerzo en su pulso con los barones del partido
Las urnas que el domingo se abrir¨¢n en Galicia no solo desvelar¨¢n el nombre del pr¨®ximo presidente de la Xunta. Ning¨²n partido pone en duda que los resultados de estos comicios influir¨¢n en el rumbo que tome Espa?a para deshacer el bloqueo institucional en el que se encuentra. En el caso del PSOE, su secretario general, Pedro S¨¢nchez, se ha volcado en el apoyo a Xaqu¨ªn Fern¨¢ndez Leiceaga, el candidato bendecido por Ferraz que venci¨® en primarias a los barones gallegos que m¨¢s reniegan de un posible pacto con En Marea. Junto a su hombre en Galicia, S¨¢nchez busca un refuerzo en su pulso con los dirigentes del partido que cuestionan su ¡®no¡¯ rotundo a un gobierno presidido por Mariano Rajoy.
En lo que va de campa?a, S¨¢nchez ha pateado con Leiceaga las cuatro provincias, en jornadas maratonianas en las que ha pisado desde ciudades como Lugo, Ferrol A Coru?a y Ourense hasta bastiones socialistas del rural como la localidad coru?esa de Cerceda.
La partida no se presenta f¨¢cil. S¨¢nchez y Leiceaga luchan por evitar el temido sorpasso de En Marea y mantenerse como segunda fuerza m¨¢s votada tras el PP. Este puesto no solo les otorgar¨ªa a los socialistas la presidencia y el mando en la conformaci¨®n de un gobierno alternativo en caso de que el popular Alberto N¨²?ez Feij¨®o pierda la mayor¨ªa absoluta, sino que les permitir¨ªa a ambos dirigentes salvar los muebles frente a sus rivales internos en el partido si las urnas deciden que el PSdeG debe seguir en la oposici¨®n cuatro a?os m¨¢s.
Los temores de los socialistas gallegos a ser rebasados por la izquierda rupturista se dispararon en las generales del pasado diciembre. Tras ver c¨®mo en mayo de 2015 las candidaturas de unidad popular los desplazaban al tercer puesto en antiguos bastiones del pu?o y la rosa como A Coru?a y Santiago, el 20-D fueron superados en votos por la coalici¨®n En Marea, que a¨²n no se hab¨ªa constituido como partido y en la que no estaban integradas formalmente las mareas municipales. La pesadilla del PSOE de bajar al tercer puesto se despej¨® de momento el pasado 26-J gracias al baj¨®n que experimentaron sus rivales, pero las encuestas han vuelto a despertar el fantasma en esta campa?a de las gallegas.
Desde que fue elegido secretario general, S¨¢nchez ha recibido de la direcci¨®n gallega del partido un apoyo incondicional que ¨¦l ha sabido devolver. El exl¨ªder del PSdeG Jos¨¦ Ram¨®n G¨®mez Besteiro siempre respald¨® las posiciones de Ferraz y cuando le cayeron encima sus cuatro primeras imputaciones en julio de 2015, S¨¢nchez se esforz¨® en compaginar su discurso de regeneraci¨®n con el amparo al socialista gallego. En marzo de 2016 la situaci¨®n se torn¨® insostenible: la misma juez cit¨® como investigado a Besteiro en otra causa y por otros seis delitos y al expresidente de la Diputaci¨®n de Lugo no le qued¨® otro remedio que dimitir.
La direcci¨®n socialista que encabeza S¨¢nchez nombr¨® entonces una gestora de la cuerda de Besteiro para mantener las riendas en territorio gallego a pocos meses de las auton¨®micas. Dirigida por Pilar Cancela, mano derecha del exsecretario general en sus dos a?os y medio al frente del partido, esta direcci¨®n provisional convoc¨® las primarias para elegir candidato a la Presidencia de la Xunta. Leiceaga se erigi¨® entonces como el cabeza de cartel preferido por los afines a Besteiro, mientras barones gallegos del PSdeG como Abel Caballero, Pachi V¨¢zquez, Jos¨¦ Blanco, Francisco Caama?o o Xos¨¦ L¨®pez Orozco hicieron campa?a a favor del derrotado Jos¨¦ Luis M¨¦ndez Romeu.
En el equipo de campa?a de Leiceaga no quieren ni hablar de las consecuencias que tendr¨¢n los resultados de las elecciones gallegas en el futuro de S¨¢nchez y dicen no pensar en el d¨ªa despu¨¦s. Tras el paso por las urnas, al PSdeG tambi¨¦n le espera otra batalla interna: la celebraci¨®n de un congreso en el que se elegir¨¢ la nueva direcci¨®n que tomar¨¢ el control del partido y gestionar¨¢ las secuelas del 25-S.
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