Momentum catastrophicum
Al anquilosamiento del partido conservador se ha sumado la implosi¨®n del PSOE
En algunos aspectos, la crisis pol¨ªtica en la Espa?a de hoy recuerda a la de la URSS hace 25 a?os, con la excepci¨®n de que all¨ª imperaba un partido ¨²nico. Las elites gobernantes se enfrentaban entre s¨ª, en un marco de profundo malestar social, sometidas adem¨¢s a la presi¨®n de los movimientos independentistas. El resultado fue el derrumbamiento del Estado. En nuestro caso, al anquilosamiento del partido conservador en el Gobierno en funciones han venido a sumarse la implosi¨®n del PSOE y el aprovechamiento por parte de la izquierda populista de la situaci¨®n para propugnar medidas orientadas exclusivamente a su acceso al poder, o cuando menos a la ocupaci¨®n del espacio socialista. Podemos es un partido-pira?a. Todo ello respondiendo en las formas al diagn¨®stico de Valle-Incl¨¢n de la pol¨ªtica espa?ola como esperpento. Pero la cosa va m¨¢s all¨¢, puesto que al otro lado de la crisis org¨¢nica de nuestra democracia asoma el reto inminente de la independencia catalana, sobre la cual los grupos espa?oles citados prefieren no hablar, aun cuando su resultado no podr¨ªa ser otro que la fractura del Estado.
Se trata de una circunstancia en la cual los principales agentes pol¨ªticos act¨²an como fuerzas de destrucci¨®n, atendiendo solo a los propios y m¨¢s estrechos intereses, y con total olvido de los nacionales. Nadie tiene sentido del Estado y lo importante es allegar votos para conseguir la investidura unos (Rajoy, S¨¢nchez), y poner en pr¨¢ctica la estrategia de tierra quemada a ocupar m¨¢s tarde, otro (Podemos). A mayor lejan¨ªa del poder, mayor irracionalidad. Es as¨ª como la derrota del PSOE el 26-J, una vez fracasada la iniciativa del pacto con Ciudadanos, ha abierto paso a un delirante empecinamiento por gobernar como sea, con el ¨²nico argumento de desplazar al PP. M¨¢s all¨¢ de su no, esa tentativa pone de manifiesto algo muy grave: en su obsesi¨®n por seguir mandando, su ¡°proyecto aut¨®nomo¡± es solo vac¨ªo, sin contenido, reflejo de un encefalograma pol¨ªtico plano. Desprovisto de ideas, cuenta solo aferrarse al cargo. Catalunya no le interesa.
Podemos feliz, como carro?ero, en espera de que el PSOE se pudra. Su arma pol¨ªtica es bien simple: autodeterminaci¨®n, designada con el confuso eufemismo de ¡°derecho a decidir¡± para todos. ?nicamente desde unos estudios de historia pol¨ªtica mal cursados puede entenderse que Iglesias vea Espa?a como resultado de una uni¨®n de naciones que ahora, incluidas Galicia y Andaluc¨ªa (sic), tienen derecho a separarse si lo desean. Confunde Espa?a con Yugoslavia. Demagogia y voluntad destructiva en estado puro. Al contrario que Hitler, en vez de asentar su poder personal sobre la expansi¨®n de Alemania, Iglesias piensa alcanzarlo sobre un Estado espa?ol dinamitado. Tal es su prop¨®sito.
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