Tocado, pero no hundido
La baja participaci¨®n castigar¨ªa especialmente al PSOE, que solo tiene fidelizados a la mitad de sus votantes de junio
Espa?a podr¨ªa llevar ya meses con un gobierno de centro-izquierda (PSOE-Ciudadanos), minoritario y precisado de permanente negociaci¨®n con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. Lo vetaron PP y Unidos Podemos, y las resultantes segundas elecciones solo beneficiaron al PP, que pas¨® de 123 a 137 esca?os.
La historia podr¨ªa repetirse ahora si antes del pr¨®ximo d¨ªa 31 no se lograra la investidura de un gobierno: seg¨²n el sondeo de Metroscopia, el PP volver¨ªa a ser quien mejor partido sacar¨ªa de una tercera cita electoral, ampliando su distancia respecto de Unidos Podemos y del PSOE.
La baja participaci¨®n, en cambio, castigar¨ªa especialmente al PSOE, que en estos momentos solo tiene fidelizados a la mitad de sus votantes de las pasadas elecciones del 26 de junio. La fracci¨®n m¨¢s moderada de su electorado el m¨¢s afectado por la ahora deshilachada identidad distintiva de su partido¡ª se mantiene, pese a todo, b¨¢sicamente fiel a sus siglas... pero desde su casa. Tiene as¨ª raz¨®n el profesor Manuel Cruz cuando afirma que en la actual coyuntura la disyuntiva es, en realidad, ¡°o Rajoy ahora, o m¨¢s Rajoy dentro de tres meses¡± (y ya no, como hay quien parece seguir creyendo, ¡°Rajoy s¨ª¡± o ¡°Rajoy no¡±).
El PSOE vive con excesivo desgarro interno la cuesti¨®n de la abstenci¨®n. Si no se demoniz¨® a Unidos Podemos por unir en marzo su voto negativo al del PP, no resulta f¨¢cil entender por qu¨¦ en cambio ahora la abstenci¨®n del PSOE en una sesi¨®n de investidura puede suponerle un vergonzoso e imperdonable pecado pol¨ªtico. La abstenci¨®n no supone, precisamente, un generoso regalo al Partido Popular: m¨¢s bien le sit¨²a, al fin, en condiciones de poder ser controlado parlamentariamente.
Dada su situaci¨®n minoritaria, para cuanto pretenda hacer necesitar¨¢ forzosamente negociar el apoyo (que le costar¨¢ conseguir: no ser¨¢ f¨¢cil ni gratis) de los socialistas, imprescindible para alcanzar mayor¨ªas absolutas en la C¨¢mara. No parece un mal negocio para un partido que dista de estar en su mejor momento.
El problema es que esto, tan obvio desde fuera, no resulta f¨¢cil de percibir para muchos de sus integrantes, enfebrecidos durante meses por un mantra (¡°no es no¡±) tan cargado emocionalmente como ayuno de sustancia program¨¢tica. La ciudadan¨ªa (y especialmente los votantes socialistas) eval¨²an positivamente los esfuerzos de Javier Fern¨¢ndez por atajar una din¨¢mica interna autodestructiva y potencialmente letal, reconduciendo los ¨¢nimos y propugnando la racionalidad anal¨ªtica y el sentido de la responsabilidad.
Es lo que necesita ahora un PSOE que est¨¢, ciertamente, tocado, y mucho. Pero todav¨ªa no hundido, ¡ªaunque s¨ª hundible a poco que alguien ponga empe?o en ello¡ª.
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