El c¨¢ncer de mama que se ve en el cine
La gran pantalla muestra a las pacientes como superhero¨ªnas que viven en soledad el diagn¨®stico
El c¨¢ncer de mama rompi¨® la barrera de la gran pantalla a final de los noventa. Lo hizo, sobre todo, con Qu¨¦date a mi lado (1998). A partir de entonces, otras producciones han abordado la tem¨¢tica, tambi¨¦n en series de televisi¨®n como Pulseras rojas (2011-2013). Las mujeres que sufren esta enfermedad, unas 26.500 en Espa?a cada a?o, ven, poco a poco, visibilizada su situaci¨®n. Las historias que cuenta el cine, si algo tienen en com¨²n, es la muestra de las pacientes como superheroinas, capaces de llevar en soledad el diagn¨®stico e, incluso, el tratamiento o su vida familiar sin ayuda.
¡°Va por ti Magda, por tu preciosa locura y todo lo que nos vas a dejar¡±, le dice al final de Ma ma (2015) Juli¨¢n a Magdalena. ?l es el ginec¨®logo que le diagnostic¨® el c¨¢ncer y quien llev¨® el embarazo posterior hasta nacer su segunda hija. Esta pel¨ªcula, dirigida por Julio Medem, tiene como protagonistas a Pen¨¦lope Cruz y Luis Tosar. En ella, Magda, como en la mayor¨ªa de las pel¨ªculas sobre el c¨¢ncer de mama, muere a causa de la enfermedad. A pesar de ello, la realidad es que casi nueve de cada diez mujeres sobreviven a este tipo de c¨¢ncer, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa M¨¦dica (SEOM).
Ma ma, asimismo, consigui¨® salirse del perfil que siguen las producciones sobre esta enfermedad. Lo hizo al mostrar, aunque no por completo, el tratamiento de la paciente. Una mezcla del dolor y la dureza de la quimioterapia, algo que no se hace en Qu¨¦date a mi lado, donde se centra en su vida familiar y en la educaci¨®n presente y futura de sus dos hijos.
Otra pel¨ªcula que acerc¨® el tema a los m¨¢s j¨®venes fue Mi vida sin m¨ª (2003), donde Ann, de 23 a?os, se le detecta el tumor. La chica, que vive en una caravana con su marido y dos hijos, hace una lista de cosas por hacer antes de morir, algo que se repite en varios filmes. Un vac¨ªo en la gran pantalla que se empieza a paliar con pacientes m¨¢s j¨®venes, que suman el 20% de los tumores de mama con menos de 45 a?os. Un caso parecido, con pacientes j¨®venes, aunque en este caso con c¨¢ncer de tiroides, es el de Hazel Grace en Bajo la misma estrella (2014).
Como en muchas producciones, Hazel es resistente a comenzar una relaci¨®n amorosa por temor a hacer sufrir al chico que le gusta. En este caso, Gus, que tambi¨¦n padece una enfermedad terminal, logra convencerla para que vivan la ¨²ltima etapa de sus vidas juntos: ¡°Su peque?o infinito¡±, como le llaman. Viven muchas primeras y ¨²ltimas experiencias: conocen a su escritor favorito, visitan la casa de Ana Frank y, una de las escenas m¨¢s emotivas, recrean el funeral de Gus ocho d¨ªas antes de su muerte. Se dicen lo que se le dice a las personas cuando fallecen, pero con ellos presentes. ¡°Como todas las historias de amor reales, la nuestra morir¨¢ con nosotros. Y as¨ª debe ser¡±, proclama Hazel en el discurso f¨²nebre falso. Un hecho que se repite en uno de las cinco historias que cuenta la pel¨ªcula Five (2011).
Otro tab¨² que se elimina poco a poco es la muestra de la p¨¦rdida del pecho por parte de la paciente, algo que se da en casi la mitad de las pacientes (47%), seg¨²n la Asociaci¨®n espa?ola contra el c¨¢ncer. De hecho, una de las escenas que cre¨® mayor revuelo de la serie Pulseras Rojas fue cuando la protagonista, Rym, se mira por primera vez al espejo tras someterse a una masectom¨ªa. Un dolor y una p¨¦rdida que necesita tiempo, as¨ª como ayuda. En Ma ma, a Magda este apoyo le llega, en parte, de su hijo al hablar con naturalidad de la falta de pecho de su madre, aunque le cuesta aceptarlo al inicio.
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