Alvarito en el pa¨ªs de los pufos
'El Bigotes' no defraud¨® y abund¨® en su personaje entre fant¨¢stico y de comedia setentera

¡°Este personaje del famoso cuento entrar¨¢ a formar parte del mundo m¨¢gico de la fiesta contando sus aventuras¡±. Esto dec¨ªa la carta le¨ªda este viernes en el juicio G¨¹rtel de la empresa organizadora de aquella fiesta de cumplea?os de la hija de Ana Mato, centrada en Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, pero bien podr¨ªa aplicarse a ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, personaje de la famosa trama, que entr¨® este viernes de lleno en la vista oral con una declaraci¨®n fant¨¢stica. Fue breve porque solo contest¨® a su abogado, y casi mejor. Con su desparpajo daba un titular al minuto, cuando pensabas que ten¨ªas la frase del d¨ªa dec¨ªa otra. Su letrado le aconsej¨® bien, porque si le dejaba suelto era como tener en el estrado all¨ª un ni?o con una pistola. Alvarito, como le llama cari?osamente Francisco Correa, parece un ni?o grande muy trasto.
Lleg¨® enfurru?ado porque en el peri¨®dico hab¨ªan puesto que el d¨ªa anterior iba como de paramilitar. Por eso se present¨® m¨¢s elegante que nunca. Pero otra vez sin calcetines, porque, explic¨® a los periodistas: ¡°?Llevo veinte a?os sin ponerme calcetines!¡±. S¨ª admiti¨® que alguna vez se pone piquis. En la distancia corta es majete, como de otra ¨¦poca, resulta familiar. No sabes por qu¨¦ hasta que te sit¨²as en una de Pajares y Esteso, porque adem¨¢s sali¨® en Los bingueros. ¡°Yo no era nada desapercibido, ten¨ªa un bigote espl¨¦ndido, todo el mundo se acuerda de m¨ª¡±, dijo casi con nostalgia, ahora que tiene barba.
Alvarito abund¨® en el personaje que han descrito sus amigos y acusados: un simp¨¢tico e incorregible manirroto chapuzas que al mismo tiempo era un genio de los montajes teatrales. Acosado por las deudas, perseguido por la Seguridad Social, abrasado por las multas, que no se acerca a Hacienda ni loco, que no ha hecho una factura en su vida, que se agobia en los despachos y no usa el ordenador. Pero todo muy setentero, entre Manolo La Nuit y el moroso de la buhardilla de la Rue del Percebe. Rodeado de pufos y gran espect¨¢culo, como que se redim¨ªa bajo la luz azul celeste de las catarsis esc¨¦nicas del Partido Popular.
Al margen de que su retrato sea real o no, para la defensa es ¨²til para hacer ver que es imposible que dirigiera nada y que su extra?a serie de pagos en met¨¢lico se debe a sus m¨²ltiples deudas personales, y no a peces gordos del PP, como Luis B¨¢rcenas, Jes¨²s Merino y Jes¨²s Sep¨²lveda. Tras la confesi¨®n de Correa, a sus presuntos c¨®mplices solo les queda definirse como in¨²tiles desorejados que no sab¨ªan nada. A los dos minutos de su declaraci¨®n, 11.22 horas, Alvarito ya se hab¨ªa definido ¡°un desastre¡±. El primer momento c¨®mico lleg¨® poco despu¨¦s, en uno de los muchos di¨¢logos de comedia que hubo en la sesi¨®n. Le pregunt¨® su abogado:
-?Se ha le¨ªdo escrito de acusaci¨®n?
-S¨ª, porque me ha obligado usted.
Hasta el juez se rio. Como una pel¨ªcula chusca del destape, quer¨ªa salvarse por lo entra?able. El personaje le pod¨ªa por dentro, le incomodaba la solemnidad, y enseguida se vio obligado a advertir al juez: ¡°Le pido por favor que si usted ve que mi vehemencia me lleva al desastre me avisa, porque hay que contenerme, hay que sujetarme en corto. Si se me escapara alg¨²n taco tambi¨¦n se lo pido, por favor, que no me lo permita¡±.
-No se lo voy a permitir.
-Soy defensor del taco, como Camilo Jos¨¦ Cela, y de ir sin calcetines.
Luego par¨® la vista para poder ir al ba?o: ¡°Aunque algunos medios no se lo crean me han operado de c¨¢ncer de pr¨®stata. He intentado traer el tumor pero no he podido¡±. Hubo receso de diez minutos. Se fue al ba?o y luego a la m¨¢quina de caf¨¦.
En su narraci¨®n sali¨® su t¨ªa Chonchi; un se?or que ¡°se convirti¨® pr¨¢cticamente en mi padre¡± porque le llevaba la cuentas; y tambi¨¦n su mujer y su hijo, que no le ve¨ªan nunca porque trabajaba de lunes a lunes: ¡°Estaba siempre en el tajo¡±. Pero tambi¨¦n en el filo. Se reprodujo una conversaci¨®n con el presunto n¨²mero dos de la trama, Pablo Crespo, en la que le para un negocio: ¡°No podemos hacer algo tan irregular porque salimos en los papeles (¡) Nos iban a dar hostias, ¨ªbamos a llorar mucho con este tema¡±. Aunque no lo parec¨ªa, en realidad era posiblemente ese momento. Le piden 5,2 a?os de c¨¢rcel por cohecho, y tiene seis procesos m¨¢s. El salero se acab¨® con ese peculiar instante de introspecci¨®n que a veces se produce en los juicios, cuando se pide a un acusado que resuma su vida y, al ponerse, es como si se diera cuenta de que es la primera vez que lo hace. A Alvarito se le quebr¨® la voz y relat¨® su biograf¨ªa de buscavidas: ¡°Hice hasta sexto de rev¨¢lida y me fui a la mili¡¡±. Luego fue t¨¦cnico de sonido de Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa en la radio, trabaj¨® en el mundo del espect¨¢culo¡ Hasta llegar al PP.
?Sac¨® algo del partido? ¡°?Yo del Partido Popular? Disgustos. Curraba de d¨ªa y de noche. Me he dejado mi vida trabajando para el PP, como un condenado¡±, dijo otra vez con amago de l¨¢grimas y algo que parec¨ªa rencor. En 2009, once d¨ªas antes de su arresto, le confesaba a su mujer su sue?o de retirarse. Ten¨ªa un asunto que si le sal¨ªa bien ¡°me despido de la pol¨ªtica gracias a Dios¡±. Era asesor de un candidato a la presidencia del Real Madrid, Juan Villalonga, amigo de Aznar y exdirector ejecutivo de Telef¨®nica. No pudo ser, poco despu¨¦s acab¨® en el trullo ¡°con los pantalones meaos tres d¨ªas, del miedo que pas¨¦¡±.
La consagraci¨®n ic¨®nica del PP fue la obra maestra de su vida. Por lo visto a ¨¦l se lo debemos. Otros hicieron a Roque Tercero, pero ¨¦l hizo a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ¡°Ten¨ªan una imagen como partido muy rancia y le dimos una muy fresca y muy din¨¢mica¡±, cont¨®. En su relato, los actos del PP eran un funeral con ¡°iluminaci¨®n muy rocanrolera¡± y paredes de color haya. ?l puso el azul, el escenario bajo, con la gente alrededor y una iluminaci¨®n que transform¨® al candidato. Y le cost¨®, porque Aznar ¡°ten¨ªa cejas pobladas, el ojo muy hundido y cara de mala leche¡±. ¡°Algunos pensaron que se hab¨ªa hecho un lifting, pero era la iluminaci¨®n¡±, aclar¨®. Luego, en la calle, explic¨® que le han copiado todos y ahora cuando ves un acto pol¨ªtico ya no sabes de qui¨¦n es hasta que ves ¡°la gaviota o el capullo, la flor esta¡±.
Los ¡°eventos¡± eran lo suyo. Pero con un inconveniente: nunca preguntaba el precio, le daba igual, como un cr¨ªo con los juguetes. ¡°Si yo dec¨ªa quiero una nave espacial que baje por detr¨¢s del escenario, me dec¨ªan vale, y ni preguntaba el precio, yo quer¨ªa mi nave espacial¡±. Total, que en el primer mitin le abri¨® ¡°un boquete¡± en las cuentas a Correa que casi le mata. Es como el cumplea?os de la ni?a de Ana Mato, que quer¨ªan ¡°flores, setas,¡¡±, seg¨²n el documento exhibido. Tambi¨¦n un arco en el porche que dijera que aquello era el Jard¨ªn de las Maravillas, y en cierto modo lo era. Aunque en el juicio se llamaba Carpeta 64.804, m¨¢s f¨¢cil de recordar por su nombre t¨¦cnico: ¡°Fiesta Payasos¡±. El famoso cumplea?os sali¨® mucho, pero El Bigotes neg¨® todo: ¡°No estaba en el cumplea?os, en esa fiesta no me col¨¦¡±, dijo citando a Mecano, tambi¨¦n muy ochentero. Aunque reconoci¨® que en un papel ¡°la firmita esa s¨ª es m¨ªa¡±, pero no supo explicar por qu¨¦. Quiz¨¢ fue cosa del jard¨ªn m¨¢gico.
S¨ª se col¨® en otra fiesta m¨¢s grande, la del PP, que es la gran historia de este juicio que tambi¨¦n merecer¨ªa una pel¨ªcula semiseria: sobre c¨®mo esta alegre panda de granujillas, que les ves venir tan de lejos, se col¨® en el PP hasta la cocina. ¡°Si meten ah¨ª la cabeza, no acaban¡±, le dice Correa al Bigotes al tel¨¦fono, en otra charleta de 2009 o¨ªda en la sala, carcaje¨¢ndose porque la prensa ha sacado en primera p¨¢gina un asunto de B¨¢rcenas. ¡°T¨² lo sabes mejor que nadie en el planeta Tierra¡±, le contesta Alvarito. Quedaban siete d¨ªas para su arresto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
