El Rey intentar¨¢ recuperar la proyecci¨®n exterior perdida por el largo bloqueo pol¨ªtico
La resoluci¨®n de la investidura reabre la puerta de la agenda internacional del jefe del Estado
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
Los diez meses de congesti¨®n pol¨ªtica que ha vivido Espa?a, que el Rey defini¨® ante Naciones Unidas como "coyuntura compleja", han supuesto un per¨ªodo de instrucci¨®n intenso para Felipe VI, que apenas a?o y medio antes hab¨ªa llegado al trono por la abdicaci¨®n de su padre, Juan Carlos I. En esta etapa, con dos elecciones generales, cinco rondas de consultas y tres debates de investidura, el Rey ha tenido que afrontar una dura prueba y desarrollar sus habilidades como jefe de Estado de modo acelerado, a medida que las dificultades derivadas de la fragmentaci¨®n electoral y los intereses de partido obstaculizaban su camino.
Mientras la pol¨ªtica incrementaba su descr¨¦dito por la incapacidad de sus representantes para desbloquear el atasco, la imagen del Rey, que ha mantenido una notable presencia en el proceso por asignaci¨®n constitucional, se ha mantenido, sin embargo, al margen de esta penalizaci¨®n. As¨ª lo recogi¨® el Pulso de Espa?a de Metroscopia el pasado 3 de junio, seg¨²n el cual siete de cada diez espa?oles valoraban de forma positiva la labor del jefe del Estado con un notable grado de transversalidad.
El soci¨®logo Jos¨¦ Juan Toharia, presidente de Metroscopia, considera que la imagen del Rey en este tiempo no ha resultado da?ada, mientras que para los espa?oles la de la pol¨ªtica ha seguido deterior¨¢ndose. En contraposici¨®n a la crispaci¨®n que destilaban los partidos, ¡°a lo largo del proceso, el Rey ha dado en todo momento la sensaci¨®n de normalidad, de serenidad, de no tensar cuerdas¡±, explica. Esa actitud, unida al lanzamiento en sus discursos de llamadas a la responsabilidad y al entendimiento, ha contribuido a salvaguardar su consideraci¨®n en un per¨ªodo muy complicado.
El historiador Santos Juli¨¢ sostiene que el proceso de interinidad ¡°no ten¨ªa que reforzar ni debilitar¡± la figura del jefe del Estado. ¡°El Rey se ha limitado a la Constituci¨®n. Su papel es bastante claro en esta situaci¨®n¡±, ci?e. Pero mantener el equilibrio con el punto de apoyo en convulsi¨®n no ha resultado sencillo. La Zarzuela, aferrada a la Constituci¨®n, ha tenido que soportar fuertes presiones durante este per¨ªodo.
Por una parte, del PP, que al constatar que Mariano Rajoy no reun¨ªa apoyos suficientes para ser investido en enero, quiso forzar un atajo constitucional para repetir las elecciones sin celebrar el debate de investidura. El Rey aguant¨® el pulso y, para mantener el flujo institucional y no romper la neutralidad ante la inhibici¨®n de Rajoy, ofreci¨® la posibilidad a Pedro S¨¢nchez, que hab¨ªa manifestado su prop¨®sito de intentar la investidura. La maniobra provoc¨® una tensi¨®n entre La Moncloa y La Zarzuela que el desbloqueo no ha disipado del todo.
Pero ha habido m¨¢s. Tambi¨¦n algunos medios han querido marcar el camino al jefe del Estado por los extrarradios de la Ley Fundamental. ¡°En un momento hubo voces que reclamaban una funci¨®n arbitral y afortunadamente el Rey no las tuvo en cuenta¡±, a?ade Juli¨¢. ¡°?l ha conducido su propia situaci¨®n ateni¨¦ndose a lo que la Constituci¨®n establece¡±, defiende el historiador. Sin embargo, se muestra convencido de que ¡°el Rey no necesita mayor legitimaci¨®n¡± en este proceso. ¡°No est¨¢ en juego, como s¨ª lo estuvo en su padre en los ¨²ltimos tiempos", tanto por el caso N¨®os como por alguno de sus episodios y comportamientos personales.
El fil¨®sofo Fernando Savater tambi¨¦n resalta la ponderaci¨®n con la que ha conducido el procedimiento constitucional el Rey en medio de la convulsi¨®n pol¨ªtica. ¡°Ha hecho lo que ten¨ªa que hacer y de un modo discreto y responsable. No ha dado la sensaci¨®n de querer hacer m¨¢s de lo que le corresponde. La situaci¨®n era nueva y no era f¨¢cil¡±, apunta.
No lo era, entre otras razones, porque el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n no ha resistido el paso del tiempo. La catedr¨¢tica de Derecho Constitucional de la UNED Yolanda G¨®mez define como ¡°una prueba de fuego¡± el trabajo que ha llevado a cabo el Rey para cumplir con el precepto constitucional. En su opini¨®n, el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n, que establece el procedimiento de nombramiento del presidente del Gobierno, ¡°est¨¢ hecho para que haya un acuerdo entre los pol¨ªticos cuando van a ver al Rey¡±.
¡°Se ha roto el planteamiento inicial de la Constituci¨®n¡±, diagnostica. ¡°Los pol¨ªticos han ido a ver al Monarca sin tener un acuerdo y sin haber hecho incluso la negociaci¨®n previa. Se ha dejado entrever que el encargo era previo a la negociaci¨®n y no es as¨ª. Pas¨® cuando Mariano Rajoy declin¨® y cuando Pedro S¨¢nchez dijo que cuando el Rey le ofreciera presentarse a la investidura iniciar¨ªa los contactos con los partidos¡±, critica la tambi¨¦n catedr¨¢tica Jean Monnet de la Uni¨®n Europea.
A pesar de esa alteraci¨®n, G¨®mez considera que ¡°el Rey lo ha hecho muy bien, atendiendo la situaci¨®n¡±. ¡°No se ha inmiscuido en absoluto, manteni¨¦ndose siempre al margen de la negociaci¨®n. Su mayor m¨¦rito es haberse mantenido escrupulosamente al margen hasta el l¨ªmite del plazo, dejando el espacio necesario para la negociaci¨®n pol¨ªtica¡±, valora.
En el momento en el que se elabor¨® la Ley Fundamental tampoco estaba contemplado que pudiera darse una situaci¨®n de fragmentaci¨®n electoral como la que tiene ahora Espa?a, que es la que ha propiciado el guion enrevesado de este proceso. La catedr¨¢tica juzga que ¡°urge reformar el art¨ªculo 99¡± para evitar otra congesti¨®n. ¡°Iniciamos un per¨ªodo en el que la situaci¨®n actual va a ser m¨¢s com¨²n que la anterior¡±, previene.
Agenda pendiente
La elecci¨®n de Rajoy como presidente del Gobierno tras el tortuoso proceso de interinidad iniciado a finales de 2015, en el que la agenda del Rey ha estado supeditada a las vicisitudes de la investidura, allana el camino para que La Zarzuela retome el cap¨ªtulo de la representaci¨®n internacional y la proyecci¨®n exterior de Felipe VI que se hab¨ªa marcado tras su llegada al trono.
Desde su proclamaci¨®n, el 19 de junio de 2014, apenas dispuso de 18 meses de normalidad para tomar las riendas de la Jefatura del Estado y tratar de recomponer la deteriorada imagen de la Corona. Esa parte la pudo poner en marcha mediante medidas de transparencia, austeridad y reaproximaci¨®n social. Con un nuevo c¨®digo regulador de conducta y una normativa para prohibir a los miembros de la familia real aceptar favores y regalos. Con un cortafuegos ¨¦tico alrededor de su hermana Cristina y su marido, I?aki Urdangarin.
Pero la segunda parte, la que deb¨ªa proyectarle en el ¨¢mbito internacional a trav¨¦s de la representaci¨®n exterior del Estado, qued¨® en suspenso por la disponibilidad que le exige el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n. Pero sobre todo, por la presi¨®n del Gobierno tras la fricci¨®n por el intento de saltarse el procedimiento ante la imposibilidad de que Rajoy fuera investido. La Moncloa dej¨® entrever que una convocatoria de elecciones, salt¨¢ndose el debate de investidura, despejaba el camino al Rey para poder realizar el viaje anunciado para marzo al Reino Unido, mientras que la continuaci¨®n del proceso no aconsejaba la presencia del Rey fuera de Espa?a.
La Casa del Rey tuvo que aplazar entonces hasta cuatro viajes (Reino Unido, Arabia Saud¨ª, Jap¨®n y Corea del Sur), algunos de los cuales tratar¨¢ de realizar en 2017. De momento, el Rey viajar¨¢ a Portugal en la segunda quincena de noviembre.
Aunque se ha abierto una brecha en la ¡°coyuntura compleja¡± de Espa?a, como defini¨® Felipe VI en su discurso ante Naciones Unidas el pasado septiembre, el horizonte no se ha despejado. El final del bloqueo se ha saldado con un desgarro en el PSOE, que sin duda alterar¨¢ a¨²n m¨¢s el mapa electoral, y con un aumento del descontento.
La XII Legislatura arranca con al menos 80 diputados antimon¨¢rquicos proactivos (71 de Unidos Podemos y 9 de Esquerra Republicana de Catalu?a) en los esca?os, algo que no hab¨ªa ocurrido hasta ahora, y con el choque de trenes entre el Gobierno central y la Generalitat de Catalu?a a punto de producirse. La incertidumbre persiste, pero ya est¨¢ situada netamente en el terreno pol¨ªtico. El cometido del Rey en el proceso casi ha terminado pero su tarea no ha hecho m¨¢s que empezar.
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