La soledad del laberinto de Pedro S¨¢nchez

La de Pedro S¨¢nchez ha sido una salida digna y bien planteada. Se justifican incluso los dos momentos en los que le fall¨® la voz por la emoci¨®n. La tensi¨®n acumulada durante meses, la presi¨®n volcada sobre ¨¦l en las ¨²ltimas semanas y el escrutinio p¨²blico al que se ha visto expuesto (las redes sociales han volcado sobre la pol¨ªtica dosis equivalentes de transparencia y crueldad) necesitaban salir por alg¨²n lado.

M¨¢s informaci¨®n

Los 15 rebeldes del PSOE

Miquel Iceta aplaude la "coherencia" de Pedro S¨¢nchez

Anunciado su prop¨®sito de competir por la secretar¨ªa general del PSOE ¡°como un militante m¨¢s¡±, va a tener que llenar su mochila con muchos m¨¢s argumentos que la exigencia de que hablen las bases. S¨¢nchez hizo suyas durante estos dos a?os todas las propuestas que los socialistas elaboraron ¡ªya desde los tiempos de Rubalcaba¡ª para dar respuesta a los desaf¨ªos que enfrenta la socialdemocracia. Desde la reclamaci¨®n de una Espa?a federal que responda al desaf¨ªo catal¨¢n al ingreso m¨ªnimo vital; de la defensa de un modelo educativo p¨²blico y gratuito al compromiso de fortalecer el sistema de pensiones, o la reforma constitucional.

Mostr¨® incluso la cintura que corresponde a un partido que ha buscado siempre el centro sociol¨®gico con su pacto con Ciudadanos, lleno de l¨®gicas renuncias y desprovisto de la ¨¦pica de una izquierda transformadora. Por cierto, la consulta a la militancia fue un tr¨¢mite r¨¢pido y ambiguo (¡°?Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?¡±) que algunos consideraron un insulto a la inteligencia.

As¨ª que, con un proyecto de pa¨ªs prestado, S¨¢nchez emprende su reconquista con dos banderas. La cr¨ªtica a Rajoy, que no ser¨¢ mucho m¨¢s dura que la de sus contrincantes, solventado ya el asunto de la gobernabilidad. Y la reclamaci¨®n de que se d¨¦ voz a los militantes, algo que ya contemplan los estatutos y que se producir¨¢, s¨ª o s¨ª, cuando llegue el momento de elegir un nuevo secretario general.

A no ser que, como deslizaba este s¨¢bado en su comparecencia sin preguntas, sus principales gritos de batalla sean la acusaci¨®n de que unos pocos han usurpado el PSOE a unos muchos (que choca con su manifestaci¨®n de respeto al partido y a sus ¨®rganos de direcci¨®n) y que los socialistas carecen de autonom¨ªa respecto al PP (en l¨ªnea con el discurso de Podemos). Sin la tensi¨®n de unas elecciones en el horizonte, un discurso as¨ª tiene ecos de escisi¨®n que pueden llevar a S¨¢nchez al centro de un laberinto desde el que, al mirar atr¨¢s, no vea a nadie que le siga.