Mal dise?o: confusi¨®n y conflicto
El reciento conflicto del PSOE es un ejemplo, todav¨ªa latente, de mala arquitectura institucional
En pol¨ªtica, los malos dise?os institucionales siempre tienen consecuencias negativas tanto en los ¨®rganos del Estado como en los partidos. El reciente conflicto del PSOE, todav¨ªa latente, es un ejemplo de esto ¨²ltimo. Veamos.
Que el secretario general sea elegido en primarias, por sufragio directo de los militantes, y el Comit¨¦ federal sea elegido mediante un sistema m¨¢s complejo, basado principalmente en el sufragio indirecto, al menos en apariencia origina un conflicto de legitimidades.
Pedro S¨¢nchez fue elegido por el voto directo de los militantes, los miembros del comit¨¦ federal que forzaron su dimisi¨®n como secretario general hab¨ªan sido elegidos por las agrupaciones territoriales y otros ¨®rganos del partido. S¨¢nchez se crey¨® libre de ataduras porque no era pol¨ªticamente responsable ante un Comit¨¦ que no le hab¨ªa elegido; en cambio, el Comit¨¦ se cre¨ªa m¨¢s representativo de las bases del partido, de sus militantes, porque los representaban de forma m¨¢s equitativa y equilibrada. Todos ten¨ªan algo de raz¨®n, pero ninguno la ten¨ªa toda, y de ah¨ª la confusi¨®n y el subsiguiente conflicto.
Un buen dise?o institucional debe dejar las cosas claras. El presidente del Gobierno, elegido por un mayor¨ªa del Congreso, designa a los ministros que, por esta raz¨®n, son pol¨ªticamente responsables ante ¨¦l: si los nombra tambi¨¦n los puede cesar. Estos ministros no son pol¨ªticamente responsables ante el Congreso, ni ante los ciudadanos, s¨®lo ante el Presidente. Ah¨ª hay un buen dise?o institucional, no hay confusiones, se evitan los conflictos, todos saben ante quien son pol¨ªticamente responsables, es decir, a quien deben rendir cuentas: aquel que los nombra y los puede cesar. Adem¨¢s, naturalmente, todos son responsables ante la opini¨®n p¨²blica, pero se trata de una responsabilidad difusa, de naturaleza distinta, no institucional.
La inclusi¨®n de las primarias en la elecci¨®n de cargos internos de partido o de candidatos electorales se ha hecho de forma precipitada, sin calcular las consecuencias. Se trata de un injerto extra?o en el tronco de organizaciones partidarias basadas en principios distintos. Todo es defendible, partidos en los que se eligen los cargos mediante primarias o que se eligen por un sistema representativo. Lo que no es defendible es una mezcla confusa y conflictiva. Falta reflexi¨®n sobre este problema, se improvisaron las primarias para poner un parche al mal funcionamiento interno de los partidos. El parche estaba justificado, pero era provisional, deb¨ªa pensarse mejor para que la reforma resultara coherente.
Ahora, el doblemente derrotado en las elecciones generales Pedro S¨¢nchez parece que va a iniciar un peregrinaje por las agrupaciones del PSOE buscando el apoyo de los militantes. Mientras, el grupo parlamentario deber¨¢ volcarse en contribuir a la gobernaci¨®n del pa¨ªs. Una triste y desgraciada situaci¨®n debida a un mal dise?o institucional.
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