Un necesario impulso pol¨ªtico para la migraci¨®n
La acogida de refugiados, la integraci¨®n de los ¡®nuevos espa?oles¡¯, agilizar las v¨ªas legales para entrar y la reforma de los CIE se perfilan como retos del nuevo Gobierno
La imagen de j¨®venes africanos ensangrentados y encaramados a la valla de Melilla se repite con preocupante regularidad. Las protestas y evasiones de los centros de internamiento de extranjeros (CIE) tambi¨¦n. Melilla y los CIE son solo la punta de un iceberg de un sistema migratorio y de asilo que, pese a sus virtudes, acumula desajustes. La inmigraci¨®n, sin embargo, parece haberse evaporado del radar pol¨ªtico.
En el discurso pol¨ªtico, los inmigrantes y refugiados apenas existen. En el plano institucional, la ausencia de una secretar¨ªa de Estado de inmigraci¨®n supone un debilitamiento respecto a anteriores legislaturas. No siempre ha sido as¨ª. Hace diez a?os, la inmigraci¨®n ocupaba en Espa?a un lugar central en la pol¨ªtica y en los medios de comunicaci¨®n. La evaporaci¨®n coincide con el frenazo de llegadas que fluct¨²an al comp¨¢s de la salud del mercado laboral. ¡°La inmigraci¨®n es un fen¨®meno estructural que ha transformado y transformar¨¢ Europa. Es irreal pensar que es coyuntural porque vengan m¨¢s o menos personas¡±, sostiene Markus Gonzalez Beilfuss, experto en migraciones de la Universidad de Barcelona.
La mejor¨ªa econ¨®mica convertir¨¢ previsiblemente a Espa?a de nuevo en un pa¨ªs atractivo para los migrantes. Los que ya est¨¢n aqu¨ª pelean por integrarse y regularizar su situaci¨®n, pese a las exigencias de contratos de trabajo estables propios de otras ¨¦pocas y de las trabas burocr¨¢ticas. Adem¨¢s, las proyecciones demogr¨¢ficas son las de un pa¨ªs que envejece y que necesitar¨¢ mano de obra extranjera, seg¨²n los dem¨®grafos.
Un horizonte demogr¨¢fico demoledor
La inmigraci¨®n es un elemento relevante de la ecuaci¨®n demogr¨¢fica, que en el caso espa?ol es demoledora. Nuestra pir¨¢mide de poblaci¨®n recuerda cada vez m¨¢s a una seta. Tenemos pocos hijos y el pa¨ªs no deja de envejecer. La inmigraci¨®n pali¨® unos a?os puntualmente el problema pero no lo solucion¨®.
Entre 2000 y 2008, llegaban 600.000 extranjeros al a?o, lo que represent¨® m¨¢s del 90% del crecimiento poblacional, seg¨²n un estudio publicado por Teresa Castro-Mart¨ªn y Teresa Mart¨ªn Garc¨ªa.
¡°La baja fecundidad no es coyuntural; se va a quedar as¨ª¡±, explica Castro, investigadora del CSIC que a?ade que Espa?a es de los pa¨ªses donde las mujeres tienen el primer hijo m¨¢s tarde. Esta edad ha ido subiendo desde los a?os 70 y con la llegada de inmigrantes se estabiliz¨®. Pero luego lleg¨® la crisis y las extranjeras tambi¨¦n esperaron para tener a su primer hijo.
La falta de estabilidad laboral es el gran problema, piensa Castro. ¡°La clave es que en Espa?a se empiece a cotizar antes. Mientras en otros europeos j¨®venes tienen hijos, aqu¨ª encadenan becas mal pagadas. Defiende tambi¨¦n ¡°
pol¨ªticas de igualdad muy fuertes¡±, entre otras escuelas infantiles asequibles, permisos de paternidad iguales e intransferibles, racionalizaci¨®n de horarios y ayudas para dependientes.
Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez, investigadora del Real Instituto Elcano piensa que la baja natalidad es un problema grave, pero ¡°hasta ahora, ning¨²n Gobierno se lo ha planteado en serio, porque los frutos son a largo plazo. Cree que el Gobierno debe plantearse c¨®mo atraer mano de obra extranjera, pero que sin un cambio en la estructura productiva ser¨¢ insuficiente. ¡°La inmigraci¨®n del boom no bast¨® para alimentar el sistema de pensiones porque los salarios eran muy bajos¡±.
Propone visados de ida y vuelt y permisos de residencia para quienes acaben sus carreras en Espa?a.
Mientras, Europa vive el mayor desembarco de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y Espa?a, una de las puertas de entrada a Europa, pasa de puntillas por una crisis que no cesa.
Abrir el debate pol¨ªtico sobre c¨®mo gestionar los flujos de migrantes y dotar de flexibilidad a un sistema que reacciona a velocidad paquid¨¦rmica, en un mundo que gira a gran velocidad, se perfila como un reto para el nuevo Gobierno, seg¨²n una decena de expertos consultados.
Espa?a presume de ser un modelo para la UE de control de fronteras gracias a acuerdos firmados con pa¨ªses africanos, pero tambi¨¦n hace falta visi¨®n pol¨ªtica, reclaman los expertos. ¡°A Espa?a le falta un discurso compartido sobre inmigraci¨®n¡±, cree Gemma Pinyol, investigadora de migraciones de la Universidad Pompeu Fabra y de la consultora Intestrategies.
Alguna de las propuestas son resucitar la secretar¨ªa de Estado o incluso crear una agencia estatal para la migraci¨®n, que se ocupara no solo de las entradas, sino tambi¨¦n del creciente n¨²mero de personas nacionalizadas, los nuevos espa?oles.
Uno de cada cinco reci¨¦n nacidos en Espa?a en 2014 ten¨ªa padre o madre extranjera. Evitar su aislamiento como en Francia o en B¨¦lgica es un desaf¨ªo. Reactivar el fondo de integraci¨®n, con el que los Ayuntamientos trabajaban ser¨ªa otra de las medidas. Pinyol destaca su potencial integrador. ¡°Los Ayuntamientos son clave para la cohesi¨®n social. Evitaron estallidos durante la crisis¡±.
Una mejor coordinaci¨®n entre ministerios, fuerzas de seguridad, Ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas e incluso la ciudadan¨ªa es otra de las exigencias que repiten acad¨¦micos y ONG. Critican adem¨¢s lo que consideran un papel excesivo de las fuerzas de seguridad en el proceso migratorio, en detrimento de profesionales en la detecci¨®n de la necesidad de asilo, int¨¦rpretes o trabajadores sociales. Un caso claro son los CIE, adonde van a parar las personas con orden de expulsi¨®n.
Una de las propuestas que circulan es que la Polic¨ªa Nacional vigile el per¨ªmetro del centro, pero que en su interior trabajen funcionarios civiles, con la idea de rebajar la tensi¨®n. La mejora de las instalaciones ¡ªalgunas en estado calamitoso como Algeciras¡ª es otra de las demandas de organizaciones que trabajan en los CIE, y tambi¨¦n de la Defensora del Pueblo. ¡°He pasado siete a?os en la c¨¢rcel y esto es mucho peor¡±, cuenta por tel¨¦fono un interno del CIE de Aluche.
A las fugas y las protestas se a?aden cifras que denotan graves deficiencias. M¨¢s de la mitad de los internos ¡ª52% en 2015, seg¨²n datos de la Memoria de la Fiscal¨ªa¡ª no son expulsados y salen libres, pero condenados a un limbo jur¨ªdico. ¡°Son seres humanos que deambulan por Espa?a sin derechos¡±, sostiene Ramiro Garc¨ªa de Dios, juez de control del CIE de Aluche. De jueces y fiscales depende que se deje de internar a inexpulsables. Como medidas alternativas hay expertos que sugieren las pulseras de maltratadores, la retirada del pasaporte o domicilios tutelados. ¡°Hay que descriminalizar los CIE. Son como calabozos grandes¡±, piensa Marcelo Belgrano, vocal de extranjer¨ªa del Consejo General de la Abogac¨ªa.
M¨¢s refugiados
En Espa?a hay unos 6,5 millones de poblaci¨®n de origen inmigrante, de ellos, dos millones comunitarios y casi otros dos nacionalizados. La radiograf¨ªa migratoria espa?ola ha cambiado mucho en muy pocos a?os. Si durante el boom llegaron inmigrantes por millones, ahora son miles de demandantes de asilo los que llegan a Espa?a. 14.780 personas lo solicitaron 2015, una cifra diminuta comparada con el medio mill¨®n en Alemania, pero elevada comparada con a?os anteriores. El sistema espa?ol, m¨¢s enfocado a la inmigraci¨®n que al asilo, se ha visto desbordado.
El Gobierno insiste en que el paso del asilo lo marca Bruselas. All¨ª, se eternizan las decisiones de reubicaciones desde Grecia e Italia y los reasentamientos. Mientras, sin comunicados de prensa y en silencio, cada mes, 300 sirios ¡ªla mitad de ellos ni?os¡ª cruzan la frontera hispanomarroqu¨ª. Sus primeros pasos en Espa?a son desalentadores e ilustran lo mucho que queda por engrasar en el sistema de asilo espa?ol. En Melilla ingresan en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes), donde se amontona un millar en un centro pensado para la mitad. All¨ª pasan semanas o meses desorientados hasta que, un d¨ªa, son agraciados con la palabra ¡°salida¡± y les trasladan a la Pen¨ªnsula.
La espera para presentar la solicitud de asilo ha llegado a ser de meses. La tramitaci¨®n tambi¨¦n se dilata: cerca de a?o y medio de media frente a los seis meses que marca la ley, seg¨²n ACNUR, la agencia de refugiados de la ONU, contando solo las resueltas. Ahora hay 18.400 pendientes de tr¨¢mite, seg¨²n Eurostat. ¡°Hay que adaptar los recursos a los flujos migratorios y no al rev¨¦s ¡±, dice una portavoz de ACNUR. Las ONG gestionan los centros donde viven los primeros meses. CEAR, una de ellas, pide aumentar las 4.000 plazas actuales, una cifra muy inferior a la de pa¨ªses de la UE. Pide adem¨¢s la aprobaci¨®n del reglamento que desarrolle la ley de asilo, pendiente desde hace siete a?os.
Pero el gran problema surge a la salida de los centros, cuando comienza la misi¨®n casi imposible de encontrar empleo. Acelerar y facilitar la homologaci¨®n de t¨ªtulos y permisos de conducir, mejorar la ense?anza del idioma y las capacitaciones laborales y promover la contrataci¨®n de refugiados son tareas pendientes. Muchos sienten que las huellas les atan a un pa¨ªs en el que no pueden salir adelante y optan por emigrar. Espa?a recibi¨®, seg¨²n Interior, 5.270 peticiones fruto de la Convenci¨®n de Dubl¨ªn en 2015, es decir, de pa¨ªses de la UE, sobre todo Alemania, que devuelven a Espa?a refugiados que entraron por Espa?a.
Mientras, no faltan ciudadanos que se ofrecen para participar en la acogida, como sucede en Canad¨¢ y otros pa¨ªses, sin encontrar respuesta en el r¨ªgido sistema espa?ol. La tolerancia de la sociedad espa?ola, capaz de integrar a millones de inmigrantes sin grandes tensiones, ha mitigado a menudo las ineficiencias de la Administraci¨®n en materia de inmigraci¨®n.
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