230.000 embriones sobrantes de la fecundaci¨®n asistida esperan destino
La ley dificulta que se donen y no hay proyectos de investigaci¨®n que los reclamen
Las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida tienen un problema: no saben qu¨¦ hacer con los embriones que guardan congelados que fueron creados para procesos de fecundaci¨®n, pero no se han usado. El registro estatal recoge que en estos momentos hay m¨¢s de 230.000 de estos complejos celulares conservados y que tienen m¨¢s de dos a?os de duraci¨®n, indica Jos¨¦ Antonio Castilla, uno de los responsables de mantener estos datos. Y cada a?o se producen alrededor de otros 50.000.
La modificaci¨®n de la ley espa?ola de reproducci¨®n humana asistida de 2003, con un Gobierno del PP, planteaba tres opciones para estos embriones congelados: que se donaran, se usaran para investigar o se destruyeran. La primera de ellas, que se utilizaran por otras parejas con problemas para tener hijos, era la id¨®nea para el legislador de la ¨¦poca: evitaba el dilema de deshacerse de un complejo celular con potencial de convertirse en una vida humana ¨Cpotencial, ya que a¨²n tendr¨ªa que implantarse en un ¨²tero, anidar y desarrollarse¨C, pero que evitaba parcialmente las cr¨ªticas de la Iglesia cat¨®lica y otros grupos conservadores. Si bien la doctrina de esta religi¨®n proh¨ªbe usar estas pr¨¢cticas, por lo menos se evitaba un pecado mucho peor: destruir lo que para los obispos ya es una vida humana, puesto que as¨ª lo consideran desde el momento en que un espermatozoide fecunda un ¨®vulo.
La segunda de ellas era que se usaran para investigar. Las entonces prometedoras posibilidades de las c¨¦lulas madre de origen embrionario alentaban esta pr¨¢ctica. No era algo id¨®neo para la mentalidad predominante en el Ejecutivo de la ¨¦poca, porque implicaba destruir el embri¨®n, pero al menos era con un buen fin: conseguir curas para otras personas.
La tercera era, simplemente, la destrucci¨®n del material. Un proceso sencillo (basta con sacar los embriones del congelador), pero que los m¨¢s conservadores equiparaban con un aborto.
Una d¨¦cada despu¨¦s, la donaci¨®n no ha dado los resultados esperados. "Solo un 10% de los donantes lo permite", dice la subdirectora de la Cl¨ªnica Tambre, Roc¨ªo N¨²?ez. Ello no quiere decir que no haya demanda, advierte Castilla, aunque esta solo aliviar¨ªa un poco el problema de la acumulaci¨®n de embriones. Pero resulta que la ley no diferencia entre donantes de embriones o de gametos (¨®vulos y espermatozoides) por separado, y establece como edad m¨¢xima para el proceso los 35 a?os, cuando, precisamente, las parejas que m¨¢s acuden a los centros de fertilidad asistida sobrepasan esa edad.
La idea de investigar con ellos ha sido un fracaso absoluto. "En 16 a?os no ha habido un solo proyecto que los solicite", afirma N¨²?ez. Aparte del debilitado panorama investigador espa?ol, la aparici¨®n de otras posibles fuentes de c¨¦lulas madre, como la reprogramaci¨®n de las adultas, ha restado pujanza a esta opci¨®n.
Por ¨²ltimo "se han destruido muy pocos", admite N¨²?ez, ya que el proceso exige que hayan pasado 10 a?os desde la creaci¨®n de los embriones y el permiso de los donantes, que pasado ese tiempo puede ser que no se localicen o que lo nieguen. "En teor¨ªa, nos bastar¨ªa con enviar dos burofaxes sin respuesta para considerar que podemos destruir los embriones", a?ade esta responsable de una cl¨ªnica que tiene unos 50.000 embriones sin destino, "pero siempre se piensa qu¨¦ pasar¨ªa si llegara un proyecto de investigaci¨®n", afirma. "Es como el pez que se muerde la cola: si no se investiga no sabremos su potencial, cuando si se descubre algo su uso ser¨¢ mucho m¨¢s r¨¢pido y efectivo, con todos los que tenemos".
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