La ¨²ltima comparecencia de Rita Barber¨¢: seria, pero peleona en el Supremo
La senadora se cay¨® al entrar a la declaraci¨®n y el magistrado le ofreci¨® suspenderla, pero ella lo rechaz¨®
Los colaboradores de Rita Barber¨¢ que han estado con ella hasta el final cuentan lo duros que han sido para la exalcaldesa de Valencia los ¨²ltimos meses, cuando pas¨® de saberse apoyada y protegida por su partido a darse de baja en el PP para mantener su esca?o de senadora y la condici¨®n de aforada que le blindaba judicialmente para que solo pudiera investigarla el Tribunal Supremo. Quer¨ªa evitar a toda costa tener que pasar por el trago de declarar ante el juez de Valencia como una m¨¢s, como todos los colaboradores de su etapa como alcaldesa, imputados antes que ella en el supuesto blanqueo del grupo municipal. Separarse de ellos era una de sus estrategias de defensa en la causa que le abri¨® el Supremo: ella era la alcaldesa y se dedicaba a ¡°sacar votos¡±, ¡°al programa electoral y a estar en la calle¡±, como le dijo el pasado lunes al magistrado C¨¢ndido Conde-Pumpido. De las cuentas del partido y de su financiaci¨®n no sab¨ªa ¡°absolutamente nada¡±.
Los que estuvieron presentes durante su declaraci¨®n en el alto tribunal la vieron tranquila. Quiz¨¢ en un tono m¨¢s bajo de lo habitual, quiz¨¢, pensaron algunos de los presentes, bajo los efectos de alg¨²n f¨¢rmaco que la manten¨ªa m¨¢s relajada de lo que se le sol¨ªa ver en sus intervenciones p¨²blicas, pero en perfectas condiciones para declarar. Conde-Pumpido le ofreci¨® posponer la cita para otro d¨ªa, pero porque la senadora se cay¨® al suelo al subir al estrado. La ca¨ªda, cuentan, no fue causada por un mareo ni nada que pudiera indicar que su salud estaba deteriorada, sino porque, vestida con una falda estrecha y tacones finos, tuvo dificultades para subir las escaleras del estrado y tropez¨®. Le ayudaron a levantarse, comprobaron que no se hab¨ªa hecho da?o, el magistrado le pregunt¨® si quer¨ªa que se suspendiera la declaraci¨®n y ella dijo que no.
Con todo, el lunes en el Supremo llam¨® la atenci¨®n la delgadez y el gesto cansado de Barber¨¢. Entr¨® y sali¨® del tribunal con cara muy seria, del brazo de su sobrina, que es abogada, y sin hacer declaraciones a los medios de comunicaci¨®n. La mayor¨ªa de los pol¨ªticos aforados que acuden al Supremo a declarar como investigados optan por pararse ante los periodistas a la salida para ofrecer su versi¨®n de lo que ha ocurrido dentro y reafirmar su inocencia. Unos se limitan a pronunciar una especie de comunicado sin r¨¦plica por parte de los medios y otros admiten preguntas. Barber¨¢, ni una cosa ni la otra. Lleg¨® en taxi y al terminar de declarar, se esper¨® unos minutos en los pasillos del tribunal a que el taxi estuviera en la puerta para evitar la presi¨®n de los medios.
Dentro de la sala, recuperada del incidente de la ca¨ªda inicial, la senadora se defendi¨® como se esperaba de ella. La comparecencia fue breve, poco m¨¢s de una hora, durante la que contest¨® a las preguntas del fiscal, de su abogado y del juez y se neg¨® a responder a las del PSOE, personado como acusaci¨®n popular. El tono entre la senadora, el magistrado y el fiscal fue cordial. La exalcaldesa dio respuestas cortas, pero cuentan que estuvo ¡°peleona¡± y que en m¨¢s de una ocasi¨®n, cuando se sinti¨® algo acorralada, intent¨® desviar el interrogatorio hacia un terreno menos inc¨®modo para ella. Parec¨ªa l¨²cida y no necesit¨® que le repitieran ni aclararan las preguntas. Antes de salir, al bajar el escal¨®n en el que hab¨ªa tropezado a la entrada, hizo ver que para acceder al estrado deber¨ªan instalar una barandilla.
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