La Audiencia permite extraditar al ¡®Enfermero de las FARC¡¯, acusado de 300 abortos forzados
H¨¦ctor Albeidis Arboleda espera en prisi¨®n a que el Gobierno confirme su entrega a Colombia
H¨¦ctor Albeidis Arboleda Buitrago, de 41 a?os, conductor de microb¨²s y conocido como el Enfermero de las FARC, espera en prisi¨®n a que el Gobierno espa?ol confirme o rechace su entrega a Colombia. Las autoridades de ese pa¨ªs le reclaman como supuesto autor de unos 300 abortos forzados y en condiciones infrahumanas a guerrilleras ¡°como medio para no perderlas como instrumento de guerra¡± entre 1998 y 2004. Tambi¨¦n le acusan de dejar morir a al menos tres reci¨¦n nacidos, hijos de combatientes ind¨ªgenas, a las que se castigaba con trabajos forzados por haberse quedado embarazadas.
La Secci¨®n Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional autoriz¨® el pasado 27 de octubre la extradici¨®n de Arboleda, ciudadano con doble nacionalidad colombiana y espa?ola. El auto ¨Cresoluci¨®n razonada- por el que se da v¨ªa libre judicial a la entrega recoge un relato escalofriante de la actuaci¨®n de este ¡°enfermero emp¨ªrico¡±, carente de cualquier preparaci¨®n formal para realizar las interrupciones de los embarazos.
Seg¨²n el testimonio de al menos 19 v¨ªctimas, Arboleda, conocido con los alias de El Enfermero, el M¨¦dico, El Mono, El Zarco, Arbey o Norbe, supuestamente practicaba los abortos sin anestesia ni instrumental quir¨²rgico, y en condiciones de absoluta falta de higiene, lo que muchas veces ocasionaba infecciones a sus v¨ªctimas. Algunas de sus intervenciones se realizaron en camillas de palo cubiertas con hojas, o en cuartos de hotel sobre camillas improvisadas en las que amarraba a las mujeres con pl¨¢sticos de llantas. Otras veces, aseguran las mujeres que le reconocieron en fotograf¨ªas, hac¨ªa los abortos en cadena sobre hojas de helecho y hierba seca sin siquiera limpiar la sangre y retirar los restos de los fetos. Varios testimonios hablan de interrupciones de embarazos con m¨¢s de ocho meses de gestaci¨®n.
Los hechos ocurrieron en los departamentos de Antioqu¨ªa, Risaralda, Caldas y Choc¨® y fueron conocidos en el marco de la Ley 975 de Justicia y Paz aprobada por Colombia en 2005, durante el Gobierno de ?lvaro Uribe. Esta norma, que facilitaba la desmovilizaci¨®n total del Ej¨¦rcito Revolucionario Guevarista (ERG), una guerrilla derivada del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), establec¨ªa el compromiso de los combatientes de contar la verdad para acceder a beneficios penales.
En diciembre de 2012, un exguerrillero del ERG, Lisardo Caro, se?al¨® a Arboleda como autor de los abortos forzados y se?al¨® a algunas de las v¨ªctimas del falso enfermero. Entre los testimonios que se recabaron se menciona el nacimiento en el sector de Puerto de Oro (Risaralda) de un ni?o vivo en 2002 que muri¨® por falta de asistencia. Adem¨¢s, otros dos reci¨¦n nacidos fueron dejados supuestamente por Arboleda tirados sobre el pl¨¢stico. ¡°Advert¨ªa que no hab¨ªa nada que hacer porque las guerrilleras no pod¨ªan criarlos y que hab¨ªa que dejarlos que murieran¡±, se?ala el auto. Cuando dejaban de respirar, El M¨¦dico ¡°dec¨ªa que los tiraran a un hueco en el que se echaban las necesidades del cuerpo¡±.
Torturas f¨ªsicas y psicol¨®gicas
En la causa se especifican las torturas f¨ªsicas y psicol¨®gicas a las que fueron sometidas las v¨ªctimas como castigo por haberse quedado embarazadas. Estas mujeres en algunos casos sufr¨ªan ¡°la presi¨®n de ser ajusticiadas si se opon¨ªan a la intervenci¨®n¡± abortiva. La investigaci¨®n abierta en Colombia ha puesto de relieve que Arboleda ¡°se concert¨® con los grupos guerrilleros¡± para llevar a cabo su actuaci¨®n.
Estos delitos de torturas, abortos forzados, homicidio en grado de tentativa ¨Cen el caso de las mujeres- y asesinato ¨Cpor las muertes de los reci¨¦n nacidos- se produjeron en el contexto de un conflicto armado entre la guerrilla y el Estado colombiano. Por esa raz¨®n, los hechos relatados se concept¨²an como cr¨ªmenes de guerra y delitos de lesa humanidad. La defensa de Arboleda ha recurrido la decisi¨®n de la Secci¨®n Segunda ante el Pleno de la Sala de lo Penal, un movimiento jur¨ªdico con escasos visos de prosperar.
Para evitar su entrega a Colombia, el investigado aleg¨®, entre otros motivos, que su condici¨®n de homosexual le acarrear¨ªa ¡°represalias¡± en prisi¨®n. ¡°No existe dato objetivo alguno que respalde dicha gen¨¦rica invocaci¨®n de hipot¨¦tica vulneraci¨®n en las prisiones del Estado reclamante de sus derechos¡±, se?ala la Audiencia Nacional espa?ola. Los jueces de la Secci¨®n Segunda, en un auto redactado por su presidenta, Concepci¨®n Espejel, recuerdan, adem¨¢s, que ¡°las alegaciones gen¨¦ricas sobre presuntas violaciones de derechos fundamentales¡± no est¨¢n acogidas por la jurisprudencia como causa de denegaci¨®n de la extradici¨®n. En todo caso, se?ala el auto, ser¨¢ el Gobierno espa?ol quien tenga la ¨²ltima palabra sobre el futuro de Arboleda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.