El pueblo que no puede superar la Guerra Civil
En Casasimarro (Cuenca) muchos se niegan a que se coloque una placa en memoria de un vecino asesinado en el atentado de los abogados de Atocha
Cuenta el can¨®nigo Sebasti¨¢n Cirac en su Martirologio de Cuenca que Casasimarro, casi en la frontera con Albacete, era un pueblo ¡°extraordinariamente cat¨®lico¡± y de ¡°espl¨¦ndida piedad¡±. El martirio, dice el autor, comenz¨® en 1931, cuando ¡ªseg¨²n el relato¡ª milicias de j¨®venes marxistas asaltaron la iglesia, la quemaron y robaron todo lo que de valor hab¨ªa en ella. Quemaron tambi¨¦n cuatro ermitas y mataron al p¨¢rroco y dos colaboradores eclesi¨¢sticos. Cuando estall¨® la guerra, en 1936, Casasimarro qued¨® en plena retaguardia republicana. Las milicias campaban a sus anchas y ajustaron cuentas: 19 vecinos asesinados. Todos ellos confesos cat¨®licos y de derechas. Todos ellos sacados de sus casas y ejecutados con escopetas de caza.
Al terminar la guerra, en 1939, lleg¨® la venganza. Al menos 22 vecinos de Casasimarro fueron fusilados por el nuevo r¨¦gimen franquista en juicios sumar¨ªsimos acusados de delitos de sangre y auxilio a la rebeli¨®n. Otro par de decenas de familias del pueblo con muertos en su memoria.
Ocurri¨® todo esto hace m¨¢s de 80 a?os, pero si se saca el tema en Casasimarro, parece que fue ayer. Una realidad mil veces repetida en otros tantos pueblos de Espa?a.
La herida
¡°En Casasimarro hay una sensibilidad muy grande con respecto a la guerra civil. La mala sangre por lo ocurrido permanece hoy y ha generado mucho odio y mucho sufrimiento¡±. Lo cuenta Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, vecino del pueblo y hermano de ?ngel Rodr¨ªguez Leal, una de las victimas del atentado de 1977, reci¨¦n agotada la dictadura, que volvi¨® a reabrir las viejas heridas de la localidad.
Ocurri¨® un 24 de enero en Madrid. Espa?a ensayaba democracia y Casasimarro quer¨ªa hacer borr¨®n y cuenta nueva. Pero un comando terrorista de ultraderecha vinculado a Fuerza Nueva revivi¨® fantasmas.
Cuatro pistoleros llamaron al timbre del despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha 55 y mataron a tiros a los abogados Enrique Valdevira, Luis Banevides y Francisco Sauquillo. Tambi¨¦n asesinaron al estudiante Seraf¨ªn Holgado y al administrativo ?ngel Rodr¨ªguez Leal, hermano de Jos¨¦ Luis y vecino natal de Casasimarro.
¡°Recuerdo que aquella noche estaba viendo en la televisi¨®n la serie ¡®Los hombres de Harrelson¡¯ y llamaron al tel¨¦fono. Era Macarena, compa?era del Partido Comunista, todav¨ªa entonces ilegal. Me dijo: ¡®ha habido un tiroteo en Atocha¡¯. Yo le dije: ¡®Pues ya me contar¨¢ mi hermano c¨®mo ha sido, que estar¨¢ al llegar. Y ella me respondi¨®: ¡®No. Tenemos que ir para all¨¢ ahora. Es urgente¡±.
En Casasimarro hay una sensibilidad muy grande con respecto a la guerra civil. La mala sangre por lo ocurrido permanece hoy y ha generado mucho odio y mucho sufrimiento
Se fue all¨ª Jos¨¦ Luis, se salt¨® el cord¨®n policial y comenz¨® a subir escaleras de dos en dos hacia el despacho. ¡°Recuerdo que por los escalones hab¨ªa un reguero de sangre. Cuando estaba a punto de entrar, un polic¨ªa me cogi¨® y me llevaron otra vez abajo¡±. A Jos¨¦ Luis, 40 a?os despu¨¦s, en una cafeter¨ªa frente al que fuera el despacho de su hermano, le tiembla la voz.
¡°Me contaron despu¨¦s que mi hermano estaba en la calle, tomando una ca?a, pero que se hab¨ªa olvidado el peri¨®dico en el despacho, as¨ª que subi¨®. Y justo cuando estaba arriba, llegaron los pistoleros. Abri¨® ¨¦l la puerta¡±. Ahora s¨ª, Jos¨¦ Luis llora.
¡°Lo enterramos en Madrid pero despu¨¦s trasladamos los restos a Casasimarro¡±. All¨ª descansa hoy ?ngel bajo una l¨¢pida: ¡®?ngel Rodr¨ªguez Leal, vilmente asesinado por la extrema derecha¡¯.
El suceso devolvi¨® la tensi¨®n que nunca termin¨® de irse a Casasimarro. Reabri¨® las heridas que las familias trataban de cerrar. ¡°Yo regres¨¦ un mes despu¨¦s al pueblo ¡ªcuenta Jos¨¦ Luis¡ª y hubo gente que me conoc¨ªa y ni se acerc¨®. La mayor¨ªa s¨ª, pero algunos no quisieron. Todo lo pasado en la guerra y la dictadura regres¨® como un bofet¨®n. Yo creo que es que nunca se fue¡±.
En el a?o 2001, y con el PSOE en el Ayuntamiento, se decidi¨® poner el nombre de ?ngel Rodr¨ªguez Leal a un parque del pueblo. Los concejales del PP no votaron a favor de la propuesta y algunos de ellos, adem¨¢s de muchos vecinos, no asistieron a la inauguraci¨®n. La divisi¨®n de posguerra se mostraba. La resaca de la guerra civil permanec¨ªa.
El parque
Y permanece hoy, a tenor de lo que est¨¢ sucediendo estos d¨ªas en el pueblo. Hace un par de semanas, Andr¨¦s Fern¨¢ndez, concejal de Ahora Casasimarro (el ¨²nico de una formaci¨®n local vinculada a Podemos) propuso colocar en el parque una placa en recuerdo de ?ngel Rodr¨ªguez. Pero el alcalde y los ocho concejales de los que dispone el PP de la localidad, se opusieron. Aleg¨® el edil en un comunicado escrito que la colocaci¨®n de la placa ¡°pod¨ªa herir sensibilidades¡± en el pueblo. De nuevo los fantasmas nunca eliminados.
Casasimarro tiene 3.800 habitantes. Casas bajas, de aspecto antiguo y calles mal asfaltadas. Una iglesia en su coraz¨®n y frente a ella, el Ayuntamiento. En su calle principal hay un gran supermercado, varias oficinas bancarias y un pu?ado de negocios y bares. Es enero y un viento helado se cuela por el pueblo. Apenas hay vecinos paseando a media tarde. Los que se paran a hablar se muestran educados y muy cordiales.
Pepe pide usar este nombre ficticio. Tiene una ferreter¨ªa. ¡°Pedir que se coloque esa placa tiene una intenci¨®n pol¨ªtica. A esta gente les da igual ese chico, lo hacen con otras intenciones. De hecho, ya tiene un parque con su nombre. ?A qu¨¦ viene pedir una placa ahora?¡±, dice Pepe mientras saluda a los vecinos que se cruzan. ¡°Quieren remover cosas y buscar el enfrentamiento¡±.
?Podr¨ªa herir sensibilidades? ¡°Pues s¨ª. Porque aqu¨ª fusilaron a 19 personas de derechas y no tienen ninguna placa. ?Por qu¨¦ a este s¨ª y a ellos no? Es volver a los bandos¡±.
El alcalde asegura que la placa reabrir¨ªa heridas y dividir¨ªa al pueblo
La pregunta de Pepe se traslada a Jos¨¦ Luis, el hermano de ?ngel, y es claro en su respuesta: ¡°La placa a mi hermano no es por ser de izquierdas, es por ser un dem¨®crata v¨ªctima del terrorismo. Tenemos que estar todos unidos contra las v¨ªctimas del terrorismo, me da igual que sean de derechas o de izquierdas¡±. Despu¨¦s saca un folio en el que se puede leer el discurso que pronunci¨® cuando inauguraron el parque. ¡°?Ves? ¡ªse?ala con el dedo sobre el folio¡ª. Aqu¨ª habl¨¦ de Miguel ?ngel Blanco. A m¨ª me da igual que fuera del PP, primero de todo fue una v¨ªctima del terrorismo¡±.
Tambi¨¦n piensa as¨ª Esperanza, de 54 a?os y vecina de Casasimarro. Se agarra el cuello del abrigo para proteger su garganta del fr¨ªo. ¡°?Pero qu¨¦ sensibilidades puede herir una placa a una v¨ªctima? ?La sensibilidad del asesino, no? Porque otra cosa¡ Yo creo que tenemos que superar de una vez estas cosas. Si a alguien le molesta un homenaje a una v¨ªctima porque sea de izquierdas o derechas, tiene un problema¡±.
Jos¨¦ Luis retoma: ¡°En Casasimarro hay una divisi¨®n hist¨®rica y sociol¨®gica. Hay muchas familias que no han olvidado y eso se traslada al ambiente del pueblo. No hemos superado la guerra civil¡±.
Manuel regenta un quiosco a pocos metros del Ayuntamiento. Sentado en su interior, con sonrisa c¨ªnica, asegura que ¨¦l le da igual que pongan la placa o no. ¡°A m¨ª me parece bien que la pongan o que no la pongan, pero lo que s¨ª digo es que habr¨ªa gente a la que le molestar¨ªa. No me preguntes si eso est¨¢ bien o mal que le moleste, pero ocurrir¨ªa. La gente es como es aqu¨ª. Y por eso entiendo al alcalde¡±.
El alcalde es Juan Sahuquillo, de 60 a?os y carrocero agr¨ªcola de profesi¨®n. Lleva seis a?os al mando con mayor¨ªa absoluta. Abre la puerta de su despacho. Es un hombre menudo y con profundo acento manchego. Se define, dando un golpe de nudillos sobre su mesa, como ¡°cat¨®lico y de derechas¡±. Y explica la situaci¨®n: ¡°Lamentamos y condenamos el asesinato de ese chico, pero este pueblo tiene sus m¨¢s y sus menos con lo que ocurri¨®. Y este chico ya tiene un parque. Y ahora mismo el pueblo est¨¢ unido y tranquilo. Desde fuera esto se puede ver de una manera, pero yo s¨¦ que si pongo esa placa hubiera habido sus m¨¢s y sus menos en el pueblo. No veo prudente ponerla¡±.
Andr¨¦s Fern¨¢ndez es el concejal de Ahora Casasimarro que propuso la colocaci¨®n la placa. La idea era descubrirla el pr¨®ximo d¨ªa 28 de enero, coincidiendo con el 40 aniversario del asesinato. Ese d¨ªa, en el parque, va a haber una serie de actos con diversos invitados, todos del ¨¢mbito de la izquierda, como representantes de IU y Podemos de Castilla-La Mancha. Tambi¨¦n est¨¢ invitado el alcalde Sahuquillo, pero no asistir¨¢. ¡°Nuestro objetivo con esto es hacer un homenaje a una v¨ªctima del terrorismo ¡ªdice Andr¨¦s¡ª, la ¨²nica en la historia de la democracia de este pueblo. Y el alcalde se lo toma como una provocaci¨®n. Todo lo que proponemos se lo toma como algo personal¡±, explica en una cafeter¨ªa cercana al Ayuntamiento. ¡°Creen que queremos revivir aquello. Al rev¨¦s: lo que queremos es normalizarlo. ?Si esto ni siquiera ocurri¨® en la guerra, fue en democracia!¡±.
El alcalde no se muestra convencido con los argumentos de Andr¨¦s y replica indirectamente, ya que ambos mantienen una tensa relaci¨®n personal. ¡°Cuando un alcalde ve que puede haber conflictos su deber es intentar evitarlos. ?Por qu¨¦ hay que poner ahora la placa? ?Tiene que ser ahora, cuando estamos tranquilos, que saque la patacabra?¡±.
La placa
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, el hermano de ?ngel, opina que el alcalde muestra ¡°una enorme falta de sensibilidad¡±. ¡°Todav¨ªa piensa en clave de mis muertos y sus muertos. No se esfuerza por hacer pedagog¨ªa. Es que este era un comunista, es que no s¨¦ qu¨¦¡ Mantiene una equidistancia entre v¨ªctima y verdugo para preservar la unidad del pueblo. No sabe hacerlo de otra manera¡±.
Aqu¨ª todav¨ªa se habla de sus muertos y mis muertos. De que si este era comunista o no. Incluido el alcalde. No se hace pedagog¨ªa
La placa, a d¨ªa de hoy, ya se ha encargado y se est¨¢ haciendo. La inscripci¨®n ser¨¢ la misma que el titular del peri¨®dico Mundo Obrero el d¨ªa siguiente del atentado: ¡®Hasta siempre en la libertad por la que dist¨¦is la vida¡¯. El acto en el parque se celebrar¨¢ de todas formas, sin placa. Y la mitad del pueblo no asistir¨¢. ¡°A muchos vecinos les molestar¨ªa. Son los mismos que me dicen que no les gusta que en la l¨¢pida de mi hermano hayamos puesto ¡®asesinado por la extrema derecha¡¯. Me dicen: ¡®hombre, eso es muy duro¡±, comenta Jos¨¦ Luis.
La visi¨®n m¨¢s alejada de la divisi¨®n que parece atenazar todav¨ªa a Casasimarro llega de un grupo de chicos de 16 a?os que caminan por una de las calles del pueblo. Son cuatro y, tres de ellos, ni siquiera se han enterado de la pol¨¦mica de la placa. S¨®lo uno, Rub¨¦n, conoce el asunto y se pronuncia: ¡°No entiendo qu¨¦ tiene de malo poner una placa. Seguro que no la ponen porque no tienen cuartos¡±. Dicen que es por pol¨ªtica. ?Sab¨¦is lo que es el asesinato de los abogados de Atocha? Todos miran a Rub¨¦n y este, con una mueca, se encoge de hombros.
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