Contra el Estado de derecho
El espect¨¢culo de este lunes en Barcelona fue antidemocr¨¢tico y grotesco, pero no inesperado
El espect¨¢culo de este lunes en Barcelona fue antidemocr¨¢tico y grotesco, pero no inesperado.
Desde hac¨ªa d¨ªas se estaba preparando. En los medios de comunicaci¨®n catalanes ¡ªdesde los oficiales de la Generalitat y los declaradamente independentistas, como el Avui o el Ara, hasta los m¨¢s moderados del grupo God¨®¡ª el despliegue de propaganda y de consignas para dar respaldo a los procesados fue similar al de las grandes solemnidades reivindicativas del 11 de septiembre.
Especial menci¨®n debe hacerse de la programaci¨®n dominical de TV8, dirigida por el periodista Josep Cun¨ª: toda la jornada dedicada a seguir la entra?able vida familiar de Artur Mas, la anterior a su comparecencia ante los jueces. La serenidad del gran l¨ªder, dispuesto a cualquier sacrificio por la patria, rodeado de esposa, hijos y nietos, tranquilo y seguro de que el siguiente ser¨ªa un d¨ªa hist¨®rico, uno m¨¢s, fue un gran spot publicitario, un estremecedor prodigio de propaganda pol¨ªtica.
Pero quiz¨¢s lo m¨¢s grave sea el motivo de la manifestaci¨®n de este lunes. No se trataba, como en las Diadas de los onces de septiembre, de mostrar una voluntad de independencia sino de rechazar la legitimidad de un tribunal, del m¨¢ximo ¨®rgano jurisdiccional en Catalu?a; es decir, era una manifestaci¨®n de rechazo al Estado de derecho, encabezada por el presidente de la Generalitat. En la semana anterior, ya hab¨ªan proclamado las autoridades que se trataba de un ¡°juicio pol¨ªtico¡± y de una ¡°anomal¨ªa democr¨¢tica¡±.
En definitiva, a la ley y a las sentencias de los tribunales estas autoridades oponen la voluntad del pueblo, naturalmente el pueblo que est¨¢ de su parte. Cuando hablamos del actual populismo, muchos piensan que todo empez¨® con Syriza, Podemos, Le Pen y Trump. No es as¨ª. En 1984, ante la amenaza de un proceso judicial que pod¨ªa llegar a averiguar la actuaci¨®n de Jordi Pujol en la ¨²ltima fase de Banca Catalana, este se encaram¨® al balc¨®n de la Generalitat y proclam¨® que la querella de la fiscal¨ªa era, simplemente, un ataque a Catalu?a. Ah¨ª se empez¨® a atacar el Estado de derecho, ante el silencio general de la sociedad y de los partidos catalanes, con la complacencia de los dos grandes partidos espa?oles: en los a?os siguientes necesitaban a Pujol para formar Gobiernos.
Los errores graves, a la larga, siempre se pagan. Debieron darse cuenta de que aquel ataque al Estado de derecho era la semilla de su futura destrucci¨®n, que quien atacaba no era dem¨®crata sino nacionalista y populista. No es casualidad que Pablo Iglesias, en defensa de Mas, comentara este lunes por Twitter: ¡°Habla mal de nuestra democracia que se juzgue a alguien por poner urnas¡±. Los populistas se comprenden y apoyan entre ellos. Hace pocos d¨ªas, tras suspender un juez el ignominioso veto presidencial a la inmigraci¨®n, Trump lanz¨® por tuit: ¡°No puedo creer que un juez haya puesto al pa¨ªs en peligro. Si pasa algo la culpa es suya y del sistema judicial¡±. Y hace pocas horas ha declarado que ¡°los jueces hacen el trabajo muy dif¨ªcil¡±.
A los populistas les molestan los controles, los jueces; quieren todo el poder, sin l¨ªmites. Deber¨ªan saber que la democracia no solo consiste en votar sino en votar conforme a la ley. El aut¨®crata cree que solo ¨¦l puede distinguir lo bueno de lo malo, el dem¨®crata sabe que esta distinci¨®n la determinan los representantes del pueblo y, en ¨²ltima instancia, la controlan los tribunales.
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