El desaf¨ªo auton¨®mico
En Espa?a hemos olvidado un marco institucional apropiado. No existen ni los foros de discusi¨®n ni los organismos t¨¦cnicos que precisamos
La descentralizaci¨®n pol¨ªtica y financiera en Espa?a ha sido un proceso que ha ido sorprendentemente bien, teniendo en cuenta la indefinici¨®n constitucional, la rapidez e intensidad con la que se ha producido y el escaso bagaje hist¨®rico con el que cont¨¢bamos. Una vez m¨¢s, se demuestra que los espa?oles somos unos magn¨ªficos improvisadores. Pero la improvisaci¨®n tiene su precio. Se lleva mal con la planificaci¨®n y la anticipaci¨®n de resultados; con la estrategia. Y este es el origen principal de nuestros males.
En primer lugar, nos hemos olvidado de dotarnos de un marco institucional apropiado. No existen foros de discusi¨®n ni organismos t¨¦cnicos que precisamos. Todo lo dejamos al oficioso Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y a la titubeante Conferencia de Presidentes. Cuando un conflicto no se canaliza donde y como se debe, acaba siendo m¨¢s dif¨ªcil de resolver. Y cuando no se dise?an espacios para organizar la cooperaci¨®n, perdemos sinergias y posibilidades.
En segundo lugar, nuestra cultura federal esta infradesarrollada. Nos cuesta entender la diversidad interterritorial que inevitablemente genera la descentralizaci¨®n; o lo importante que es la lealtad institucional y el respeto a los acuerdos intergubernamentales.
En tercer lugar, hemos aceptado asimetr¨ªas sin parang¨®n en el panorama internacional (el sistema foral) pero, en cambio, nos resistimos a aceptar que otras asimetr¨ªas, comparativamente de menor enjundia, son necesarias si queremos acomodar diferencias en las preferencias sobre el grado de descentralizaci¨®n.
Y lo anterior se precipita en la actual discusi¨®n sobre financiaci¨®n auton¨®mica. Todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil y pac¨ªfico si tuvi¨¦semos un Senado en el que discutir sobre financiaci¨®n y organismos t¨¦cnicos independientes que iluminaran a unos y otros sobre los costes de provisi¨®n de servicios; si discuti¨¦semos mucho m¨¢s sobre la solidez y est¨¦tica de la arquitectura del sistema y bastante menos sobre los euros que cada uno arranca en cada negociaci¨®n; o si el sistema foral no proporcionase una cantidad de recursos muy superior al r¨¦gimen com¨²n. Sea como fuere, los dos aspectos centrales en el debate, porque las posiciones son m¨¢s dispares, ser¨¢n el de la suficiencia global y el de la nivelaci¨®n.
Sobre lo primero, el Gobierno central deber¨¢ encajar las demandas auton¨®micas de m¨¢s recursos (sean transferencias o tributos) con la obligada reducci¨®n del d¨¦ficit. Una reforma fiscal en serio y que aporte m¨¢s recursos podr¨ªa ser la soluci¨®n.
En cambio, el debate sobre la nivelaci¨®n va a lidiarse, sobre todo, entre los Gobiernos aut¨®nomos. En este frente hay una serie de cuestiones clave y de naturaleza pol¨ªtica, porque tienen que ver con la concreci¨®n de la idea de equidad. Sin duda, ayudar¨ªa mucho que los partidos se pusiesen de acuerdo internamente y entre ellos.
Santiago Lago Pe?as. Es director de GEN (Universidad de Vigo) y uno de los expertos que dise?ar¨¢n la reforma.
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