Cero tab¨²es en clase

El ¨²ltimo d¨ªa del curso 2007-2008 el maestro Jos¨¦ Antonio Su¨¢rez tom¨® la palabra al final del claustro y anunci¨® a sus compa?eros que despu¨¦s del verano deb¨ªan llamarle Josefa porque iba a cambiar de sexo. Poco a poco se iba a hormonar y explicar¨ªa su decisi¨®n a todos, sin tapujos, incluidos sus alumnos de 10 a?os. Y permanecer¨ªa en su colegio.

La estupefacci¨®n de los profesores y la direcci¨®n del centro dio paso al miedo. Recelo a que las familias no entendieran la decisi¨®n de una transexual que no estaba dispuesta a ocultarse. "Nos tem¨ªamos lo peor para los cursos siguientes, que las madres dijeran que sus hijos no ten¨ªan por qu¨¦ presenciar sus cambios. Pero ella pas¨® por todas las clases explicando lo que iba a pasar, que la llamaran Josefa. Dos a?os despu¨¦s, la noticia fue que no hab¨ªa pasado nada", recuerda Antonio Ortega, director del colegio Gloria Fuertes, ubicado en un barrio de clase media baja de Dos Hermanas (Sevilla). Tras superar depresiones y periodos de negaci¨®n, cuando hace una d¨¦cada dio el paso, ella tambi¨¦n sinti¨® pavor: "Pensaba que alguno iba a liarla parda. Y en cambio, a tope. Los padres me dec¨ªan que me querr¨ªan m¨¢s todav¨ªa. Y los ni?os, mejor a¨²n. Ellos me ve¨ªan con un look mitad hombre mitad mujer, y justo en ese momento me empezaron a tratar de Josefa. Fue extraordinario", relata.

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La Junta de Andaluc¨ªa ha premiado la valent¨ªa de Su¨¢rez por coger el tim¨®n de su vida y defender al colectivo transexual, que cada cierto tiempo aparece en el foco medi¨¢tico. La ¨²ltima vez por el autob¨²s de la asociaci¨®n Hazte O¨ªr que recorre el pa¨ªs con lemas contra los menores transexuales. "?De d¨®nde sacan estos grupos ultras esa idea prejuiciosa de que la profesi¨®n de maestro est¨¢ vetada para los transexuales?", inquiere.

Julia Jim¨¦nez, presidenta de la asociaci¨®n de padres y con una hija alumna de Su¨¢rez, explica que cuando la docente cont¨® su historia a los ni?os, estos se emocionaron y la abrazaron. "El tema est¨¢ tan naturalizado que no se habla, es algo m¨¢s", puntualiza sobre el d¨ªa a d¨ªa. Mientras, la maestra atribuye el galard¨®n del Gobierno aut¨®nomo a su "trayectoria moderada, que siempre gusta a los poderes".

Su¨¢rez, de 57 a?os, est¨¢ acostumbrada a romper moldes y esta semana imparte una charla en un centro de la Iglesia, donde esgrimir¨¢ el argumentario del Departamento de Bio¨¦tica de la Universidad Cat¨®lica de Valencia para intentar despertar conciencias desde dentro y desmontar los clich¨¦s hacia su colectivo. "La transexualidad tiene un fondo biol¨®gico. No es una cuesti¨®n cultural, ya venimos programados. Tras el cambio previsto desde la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ?de d¨®nde tirar¨¢n colectivos como Hazte O¨ªr cuando ya nadie identifique la transexualidad como un trastorno mental? En 2018 se les acaba el argumento", avanza.

En la escuela, la detecci¨®n de casos de acoso a menores transexuales y sobre todo la sensibilizaci¨®n de los alumnos tienen una frontera: los centros privados. "En la educaci¨®n concertada y privada no damos pasos porque ni las direcciones ni las asociaciones de padres est¨¢n abiertas a la educaci¨®n afectivo-sexual y de identidad de g¨¦nero", explica Maribel Povedano, de la asociaci¨®n De Frente LGTB, que cada a?o imparte un centenar de charlas a estudiantes.

Su¨¢rez es consciente de que representa un caso inusual en su colectivo, un panorama que espera cambie con las nuevas generaciones, que sufrir¨¢n menos acoso escolar que las anteriores. ¡°El empoderamiento de nuestro lobby es inusual, hemos sido unas pobres desgraciadas. Siempre en los ¨²ltimos escalones sociales, sin ocupaci¨®n, muchas de ellas en la prostituci¨®n. Lo m¨ªo es una excepci¨®n (¡­) Hasta ahora ser transexual era un privilegio burgu¨¦s o de las pobres que trabajan como esclavas sexuales con el ¨²nico objetivo de pagarse las operaciones¡±.

La fortaleza y estabilidad de Su¨¢rez proceden en parte de su pareja e hijo adolescente. "Llevo 31 a?os casada y 37 de pareja. El secreto es poner por encima de todo la persona m¨¢s que el cuerpo o la atracci¨®n f¨ªsica. Mi pareja me conoci¨® como un hombre. Ella tiene m¨¢s m¨¦rito que el poquito que pueda yo tener", resalta. Y sin hacer sangre, rebate los argumentos de los grupos ultras contra su colectivo con el afecto de los compa?eros maestros, padres, madres y alumnos. "Nadie afirma ya que hay un trastorno, que es una incapacidad de adaptaci¨®n. Que alguien me diga que yo no estoy adaptada". El director de su colegio concluye: "Todos hemos tumbado ese temor sin base. Cre¨ªamos que la gente no est¨¢ por ser tolerante".