Jos¨¦ Utrera Molina, un ministro de Franco que nunca abandon¨® el b¨²nker
Fue titular de Vivienda y secretario general del Movimiento en los ¨²ltimos Gobiernos de la dictadura
El fallecimiento de Jos¨¦ Utrera Molina, a los 91 a?os, supone la desaparici¨®n de uno de los ¨²ltimos pol¨ªticos protagonistas de la breve y accidentada etapa que conocemos como el tardofranquismo.
Utrera pertenec¨ªa a la segunda generaci¨®n de los hombres de la Falange franquista. La generaci¨®n de aquellos que, por edad, no pod¨ªan presumir de ser "camisas viejas", ni exhibir su condici¨®n de combatientes en la Cruzada. Una generaci¨®n formada pol¨ªticamente en los campamentos del Frente de Juventudes y en las filas de los activistas universitarios del SEU, o en los sindicatos "verticales". Que, falta de cantos heroicos propios, asumi¨® como una carrera funcionarial su ascenso a la cumbre de los aparatos pol¨ªticos de la dictadura. En pugna permanente con sus enconados rivales, los tecn¨®cratas del Opus Dei. Y a la espera de cubrir los huecos que dejaran unos veteranos -Gir¨®n, Fern¨¢ndez-Cuesta, Sol¨ªs Ruiz- que se resist¨ªan a perder su protagonismo en el control pol¨ªtico e ideol¨®gico del Movimiento Nacional. Una generaci¨®n que, finalmente, se parti¨® en dos cuando la proximidad de la muerte de su caudillo les polariz¨® entre quienes defend¨ªan que no hac¨ªa falta cambiar, ya que "todo estaba atado y bien atado", y quienes asum¨ªan un proyecto de reforma pol¨ªtica gradual y controlada que evitara la "ruptura democr¨¢tica" que buscaba el antifranquismo.
Utrera milit¨® en el primer sector, el de los inmovilistas a quienes se conoc¨ªa popularmente como "el b¨²nker". Joseantoniano y franquista, asumi¨® la plena compatibilidad de ambas condiciones, que guiaron siempre su trayectoria pol¨ªtica. Nacido en M¨¢laga, en 1926, fue graduado social y licenciado en Derecho. En 1942 ingres¨® en el Frente de Juventudes e inici¨® su ascenso en las estructuras locales del Movimiento, hasta alcanzar la subjefatura provincial en 1952. Luego entr¨® en la pol¨ªtica nacional. Entre 1956 y 1969, fue gobernador civil y jefe provincial del Movimiento en Ciudad Real, Burgos y Sevilla. Tambi¨¦n tuvo actividad en la Organizaci¨®n Sindical y fue subsecretario del Ministerio de Trabajo. Manten¨ªa su perfil de militancia falangista y durante cinco legislaturas fue procurador en Cortes y miembro del Consejo Nacional del Movimiento, la "C¨¢mara de las ideas" del r¨¦gimen.
Cuando el almirante Carrero Blanco lleg¨® a la presidencia del Gobierno, en junio de 1973, le nombr¨® ministro de la Vivienda. Y tras el asesinato del marino su sucesor, Arias Navarro, le mantuvo en el Ejecutivo como ministro-secretario general del Movimiento. Era la cumbre pol¨ªtica para un falangista, pero la poltrona le result¨® muy inc¨®moda. Tuvo que asumir el programa aperturista del esp¨ªritu del 12 de febrero, pero enseguida dej¨® claro que iba a poner todos los obst¨¢culos posibles a la apertura pol¨ªtica que representaban los ministros P¨ªo Cabanillas y Antonio Barrera. Y, a la vez, su pertenencia al Ejecutivo le dejaba en una posici¨®n muy inc¨®moda frente a sus correligionarios del "b¨²nker", lanzados a deg¨¹ello contra los reformistas. Finalmente, Arias le ces¨® en marzo de 1975.
Se integr¨® entonces plenamente en las filas del inmovilismo. En las Cortes y el Consejo Nacional se mantuvo muy activo en el arranque de la Transici¨®n, "sin cambiar de bandera", como titul¨® sus memorias. Y fue uno de los procuradores que votaron testimonialmente contra la Ley para la Reforma Pol¨ªtica, en noviembre de 1976. Pero aquel ya no era su tiempo.
Julio Gil Pecharrom¨¢n es historiador.
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