Los riesgos de la plurinacionalidad ambigua

¡°Una reforma constitucional federal, manteniendo que la soberan¨ªa reside en el conjunto del pueblo espa?ol, debe perfeccionar el reconocimiento del car¨¢cter plurinacional del Estado apuntado en el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n¡±. Esa propuesta de Pedro S¨¢nchez, recogida en una enmienda de su equipo a la ponencia pol¨ªtica que se votar¨¢ en el Congreso del PSOE, ha provocado un intenso debate entre pol¨ªticos y expertos. ?Es posible ese cambio jur¨ªdicamente? ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨ªa en un pa¨ªs devorado por las tensiones territoriales? ?Resolver¨ªa el encaje de Catalu?a? ?Qu¨¦ naciones componen la Espa?a plurinacional? ?Y qu¨¦ derechos y deberes encierra esa palabra?

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¡°Este debate tiene riesgos¡±, advierte Alberto L¨®pez Besaguren, catedr¨¢tico de derecho constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. ¡°Introducir eso as¨ª en la Constituci¨®n, sin una clarificaci¨®n previa, es caer en la trampa pol¨ªtica del nacionalismo y dejar instrumentos en manos de partidos que pretenden destruir el sistema pol¨ªtico¡±, argumenta L¨®pez, que especifica que no cree que esa sea la intenci¨®n de S¨¢nchez. ¡°La naci¨®n, en los t¨¦rminos establecidos en el Consejo de Europa, es un sentimiento personal vinculado a unas caracter¨ªsticas culturales e hist¨®ricas que no tienen m¨¢s recorrido en el ¨¢mbito pol¨ªtico que el derecho a una autonom¨ªa pol¨ªtica dentro de la organizaci¨®n del Estado¡±, sigue. ¡°Los nacionalistas tratan de que se acepte el t¨¦rmino naci¨®n con ese contenido para luego hacer ver que el contenido que hay que darle es el de la soberan¨ªa¡±.

Ning¨²n pa¨ªs del entorno de Espa?a recoge en sus constituciones el concepto de plurinacionalidad, que s¨ª aparece en las de Bolivia o Etiop¨ªa. Sin embargo, el t¨¦rmino estuvo muy presente en los debates constitucionales de 1978.

"Es evidente que Espa?a es una realidad plurinacional", dijo, por ejemplo, Miquel Roca, entonces representante de la Minor¨ªa Catalana. "Si el sistema pol¨ªtico foral no impidi¨® la integraci¨®n en la Corona, tampoco el principio de las nacionalidades se opone a la convivencia plurinacional en una unidad superior", a?adi¨® Xavier Arzallus, del PNV, que especific¨®, como Roca, que su objetivo no era la independencia.

Entonces, como ahora, el problema fue definir los derechos y deberes que implica el t¨¦rmino.

"Si plurinacionalidad significa varias naciones, en el sentido jur¨ªdico y pol¨ªtico, es un contrasentido. Solo puede haber una con poder constituyente", opina Francesc de Carreras, de la Universidad de Barcelona y fundador de Ciudadanos. "Y si es en el sentido de naci¨®n cultural, ya est¨¢ dicho en el art¨ªculo 2 cuando se habla de nacionalidades y regiones", sigue. "Es hacer pol¨ªtica con preceptos de la Constituci¨®n que deber¨ªan ser estables y quedar excluidos de un continuo debate".

"El reconocimiento del car¨¢cter plurinacional del Estado puede tener encaje mientras no niegue la condici¨®n de naci¨®n a Espa?a", difiere Xavier Arb¨®s, de la Universidad de Barcelona, que no coincide con sus colegas en que sea necesario definir qu¨¦ es la plurinacionalidad antes de incluirla en la Constituci¨®n. "Me parece viable porque cabe considerar Espa?a como una naci¨®n de naciones", a?ade. "Tampoco se ver¨ªa afectada la soberan¨ªa nacional, cuyo titular ¨²nico es el pueblo espa?ol en su conjunto, como dice el art¨ªculo 1.2 de la Constituci¨®n", argumenta este catedr¨¢tico, que form¨® parte del grupo de expertos que asesor¨® al PSOE en la primera etapa de S¨¢nchez.

Dif¨ªcil proceso

Introducir el t¨¦rmino plurinacional en la Constituci¨®n implicar¨ªa probablemente una reforma agravada del texto: al menos dos tercios de los diputados deber¨ªan aprobar la reforma; el Senado tendr¨ªa que validarla; habr¨ªa que convocar elecciones; y las nuevas Cortes tendr¨ªan que volver a aprobar el texto, adem¨¢s de organizar un refer¨¦ndum. ?No hay f¨®rmulas m¨¢s sencillas?

"Salvo que lo que se pretenda sea reconocer el derecho de autodeterminaci¨®n, lo que se busca se puede conseguir mediante otras v¨ªas menos gravosas", asegura ?ngel Rodr¨ªguez, de la Universidad de M¨¢laga. "Quiz¨¢ estirando un poquito por all¨ª y por aqu¨ª, podr¨ªamos evitar la reforma a trav¨¦s de los estatutos de autonom¨ªa", a?ade. "Incorporar el t¨¦rmino plurinacional a la Constituci¨®n provoca dos problemas", sigue. Y enumera: "Primero, que tenemos que dejar muy claro que hablamos de naci¨®n en un sentido cultural, sin abrir la puerta al reconocimiento al derecho de autodeterminaci¨®n. Y segundo, que habr¨ªa que estar muy atentos a que el reconocimiento del car¨¢cter plurinacional del Estado no implicara tambi¨¦n el reconocimiento de alg¨²n tipo de privilegio econ¨®mico".

"El problema es decir cu¨¢les son las naciones¡±, apunta Javier P¨¦rez Royo, de la Universidad de Sevilla. ¡°?Se dice o no se dice? Porque en el 78 no se pudo ni decir qui¨¦nes eran las nacionalidades y qui¨¦nes eran regionales. Si Espa?a es una naci¨®n de naciones, ?cu¨¢les son las naciones?¡±, se pregunta. Y recuerda: ¡°El Tribunal Constitucional no permite que cada Autonom¨ªa recoja en su Estatuto que es una naci¨®n¡±.