En la cabeza de Rajoy
El presidente descarta adelantar elecciones, celebra la victoria de S¨¢nchez y pone precio a la cabeza de Cifuentes
En tiempos de tormenta, Mariano Rajoy no tiene intenci¨®n de hacer mudanza. Ni para adelantar las elecciones ni para intervenir con medidas dr¨¢sticas en la crisis catalana. Ha sido un contratiempo la decisi¨®n judicial que le obliga a personarse en el juicio de la G¨¹rtel (26 de julio), pero el esc¨¢ndalo del caso Lezo y el tormento que pueda suponer el calendario parlamentario -apertura de la comisi¨®n de la financiaci¨®n ilegal del PP- no han variado la estrategia de prolongar la legislatura hasta d¨®nde se pueda.
El argumento principal radica, naturalmente, en la garant¨ªa de estabilidad que proporciona la aprobaci¨®n de los presupuestos. No ya porque "presuponen" energ¨ªa pol¨ªtica y financiera hasta 2018, sino porque podr¨ªan extenderse autom¨¢ticamente hasta 2019. Ser¨ªa el umbral donde adquiere ciertas opciones un adelanto electoral, aunque el verdadero esfuerzo consiste en aguantar hasta 2020, precisamente porque el PP quiere concentrar el ejercicio anterior en la campa?a de recuperaci¨®n del poder municipal y auton¨®mico. Es en 2019 cuando se dirime el porvenir de la pol¨ªtica local y regional, de forma que el estr¨¦s de unos comicios legislativos muy personalizados dispersar¨ªa los objetivos. M¨¢s a¨²n cuando tambi¨¦n habr¨ªa elecciones europeas y podr¨ªa exponerse a los votantes a una presi¨®n desmedida, hiperb¨®lica, en las urnas.
?Es veros¨ªmil o ilusorio que Rajoy resista hasta entonces? "Desde el punto de vista personal, al presidente le trastorna bastante la idea de declarar en un juicio y de exponerse a la verg¨¹enza de una comisi¨®n parlamentaria", aseguran fuentes jer¨¢rquicas de G¨¦nova, "pero este escarmiento no alcanza a trastocar los planes fundamentales".
Piensan en el PP que no existe peor momento que el actual para anticipar las elecciones. Y no porque teman una derrota, sino por la incertidumbre que implica el castigo a la corrupci¨®n en esta fase efervescente, porque se mira de reojo el calendario catal¨¢n -?habr¨¢ o no adelanto en Barcelona?- y porque no tendr¨ªa sentido combatir contra Pedro S¨¢nchez cuando el nuevo l¨ªder del PSOE surfea en su mejor ola.
Se antoja una relaci¨®n complicada la de Rajoy y S¨¢nchez. Les separa una rec¨ªproca animadversi¨®n. No se soportan ni van a hacerlo m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente necesario, pero la victoria del sanchismo se observa en G¨¦nova a medio plazo como una noticia providencial. Porque se reanuda el pulso Pedro-Pablo y porque el PP aspira a aprovechar el caladero del centro que dejar¨ªa vacante el giro a la izquierda del socialismo. Est¨¢ m¨¢s c¨®modo Rajoy de cuanto deber¨ªa desprenderse de la reaparici¨®n de la corrupci¨®n. La propia moci¨®n de censura promovida por Iglesias se ha convertido antes en una ayuda que en un castigo. Porque el l¨ªder de Podemos se ha quedado pr¨¢cticamente solo en la iniciativa -s¨®lo cooperan Bildu y ERC- y porque el propio presidente del Gobierno no tiene intenci¨®n siquiera de replicar a Iglesias. Delegar¨ªa la refriega en el portavoz Rafael Hernando, aunque la decisi¨®n todav¨ªa no se ha adoptado.
S¨ª se han adoptado medidas ejemplares impl¨ªcitas respecto a los versos sueltos que est¨¢n "desluciendo" la m¨¦trica del marianismo. Y el caso m¨¢s elocuente es el de Cristina Cifuentes. Rajoy no puede sacrificarla porque representa una baza ganadora en la Comunidad de Madrid -a falta de novedades en el caso Gonz¨¢lez-, pero la ha proscrito como delf¨ªn en la carrera de la sucesi¨®n. La considera amortizada.
"Mariano Rajoy toma nota de la gente que se mueve como no debe en los momentos delicados", explicaba un alto cargo del PP. "Exige un principio de lealtad, m¨¢s todav¨ªa cuando se producen las grandes crisis. Y luego act¨²a en consecuencia".
Es la met¨¢fora del cocodrilo. Parece un reptil tranquilo, inconmovible, en el agua, pero la actitud contemplativa se transforma en ferocidad cuando la presa se pone a "a tiro". Y es entonces cuando se deshace de la gacela con una dentellada.
Cifuentes est¨¢ en las fauces de Rajoy. Ha sido ella quien abri¨® el camino contraindicado de las primarias, aunque los motivos que la han convertido en pieza de caza mayor consisten en haberse proclamado como expresi¨®n de la regeneraci¨®n pol¨ªtica -"el tiempo de los corruptos se ha acabado", dijo el 2 de mayo- y en haber denunciado el fuego amigo que sus rivales del PP habr¨ªan abierto para vincularla a operaciones de financiaci¨®n ilegal, todas ellas recogidas en un informe "incriminatorio" de la Guardia Civil al que no concedi¨® cr¨¦dito el juez Velasco, titular del caso P¨²nica.
Cifuentes ha desaparecido del club de los elegidos. No quiere eso decir que Rajoy haya decido abdicar despu¨¦s de esta incierta legislaci¨®n, pero s¨ª quiere decir que considera a la presidenta madrile?a fuera de la carrera a la Moncloa.
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