Y vimos la hierba crecer
"Seguro que existe un t¨¦rmino medio entre el tuit de 140 caracteres y los discursos de 180 minutos, pero no era este martes el d¨ªa para ensayar la f¨®rmula"
Seguro que existe un t¨¦rmino medio entre el tuit de 140 caracteres y los discursos de 180 minutos, pero no era este martes el d¨ªa para ensayar la f¨®rmula, sino para inocular en el Parlamento el filibusterismo, ocupar el hemiciclo no con las ideas sino con el tiempo, de forma que la moci¨®n de censura pudiera dilatarse a semejanza de una pel¨ªcula de Eric Rohmer en la que vemos la hierba crecer y terminamos anestesiados. O peor a¨²n, resignados a un Gobierno que ha decidido coexistir con la corrupci¨®n, incorporarla a su idiosincrasia, y a la temeridad de una oposici¨®n que Pablo Iglesias desempe?a como si pretendiera librarnos de un r¨¦gimen franquista y de un estado de excepci¨®n democr¨¢tica al que se ofrece como remedio.
Ve¨ªamos la hierba crecer, se agotaban las taqu¨ªgrafas como si estuvieran transcribiendo el c¨®digo de Hammurabi, sucumb¨ªan desmayadas las int¨¦rpretes de sordomudos y se entreten¨ªan las se?or¨ªas con las apps del tel¨¦fono m¨®vil. No ya por la sedaci¨®n de unas intervenciones que emulaban la divagaci¨®n castrista, sino porque prevalec¨ªa la paradoja de un debate sin debate, hasta el extremo de que Mariano Rajoy replicaba a Irene Montero e Iglesias con discursos que ya tra¨ªa escritos de casa y cuya l¨ªnea editorial se recreaba en la autocomplacencia econ¨®mica o alertaba del peligro que supondr¨ªa para Espa?a la victoria de Iglesias en la moci¨®n de censura.
Y no porque hubiera suspense alguno. Iglesias tiene asumido que va a perderla. Y que las ¨²nicas fuerzas dispuestas a respaldarle representan la peor compa?¨ªa imaginable. Hablamos de Bildu y de ERC, y del chantaje pol¨ªtico que supone forzar el discurso de Podemos respecto al refer¨¦ndum de independencia, m¨¢s todav¨ªa cuando los anticapis de la formaci¨®n morada ¡ªanticapi es un eufemismo cursi de un concepto incendiario¡ª se han adherido a la vuelta de tuerca de Puigdemont, reclamando tambi¨¦n ellos la urna de cart¨®n y el plebiscito unilateral y la idea del Estado opresor.
As¨ª lo describi¨® Montero en su alternativa pol¨ªtica. Ya hab¨ªa intervenido en la C¨¢mara baja anta?o, pero no lo hab¨ªa hecho durante tantos minutos ¡ª130¡ª ni con parecida responsabilidad. Anduvo con firmeza y elocuencia. Super¨® el miedo esc¨¦nico. Y hasta provoc¨® que Rajoy saliera de la placidez de su burladero con la arrogancia de los toreros antiguos. Pero el discurso de la debutante se resinti¨® de su propia exageraci¨®n, hasta el punto de caricaturizar a Rajoy como machista, franquista y un saqueador.
Ya dec¨ªa Cecil B. DeMille que una gran pel¨ªcula debe empezar con un terremoto. Y que no se puede permitir decaer a partir de entonces. S¨ª lo hizo el gui¨®n de Montero, sobre todo porque todas las alusiones al r¨¦gimen, al estado de excepci¨®n y al b¨²nker relativizaban la eficacia de las objeciones concretas al marianismo, incluidas las injerencias en la separaci¨®n de poderes, la amnist¨ªa de Crist¨®bal Montoro o las desigualdades econ¨®micas.
Era el precio del gigantismo y de la estrategia, el reparto de poli mala-poli bueno al que Iglesias revestir¨ªa de chaqueta y mesura institucional, como si el vestuario predispusiera una imagen de confianza y como si el planteamiento pedag¨®gico, acad¨¦mico, ortodoxo, exasperante, aspirara a convertir su discurso en un ensayo general de hombre de Estado.
No es de fiar Rajoy, ni es de fiar Iglesias, menos a¨²n cuando ofrece su mano al PSOE escondiendo la otra mano. De hecho, la gran paradoja y contradicci¨®n del discurso que coreografiaron Iglesias y Montero consiste en que Podemos podr¨ªa haber desalojado hace un a?o a Rajoy de La Moncloa. Hubiera bastado apoyar expl¨ªcita o impl¨ªcitamente a Pedro S¨¢nchez. Y haber subordinado el escr¨²pulo ideol¨®gico o pol¨ªtico a la catarsis que representaba despojarnos del ep¨ªgono franquista parasitario que Iglesias y Montero identifican en la palabra y la obra del se?or de Pontevedra.
Cobertura completa de la moci¨®n de censura
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Noticias, an¨¢lisis, fotogaler¨ªas y un directo con lo que sucede minuto a minuto: consulta toda la informaci¨®n sobre la moci¨®n de censura que Unidos Podemos ha plateado a Mariano Rajoy
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