¡°Hitler, ese s¨ª que era un se?or, que llevaba a los gitanos a los campos de concentraci¨®n¡±
Los casos de discriminaci¨®n no tienen en Espa?a una respuesta adaptada a las normas europeas
Un matrimonio gitano abri¨® en un barrio de Madrid una asociaci¨®n para ayudar a pobres y con adicciones. Muchos eran gitanos. Al poco tiempo, una se?ora abri¨® un bar al lado. Sin ning¨²n problema aparente, la due?a del bar empez¨® el acoso: ¡°Hitler, ese s¨ª que era un se?or, que llevaba a los gitanos a los campos de concentraci¨®n¡±, les dijo. O tambi¨¦n: ¡°Hoy llueve, bien, as¨ª se lavan un poco¡±. Ambas partes se denunciaron mutuamente y el caso sigue en litigio.
En Murcia, una joven fue con una amiga a visitar una habitaci¨®n para alquilar. La agente inmobiliaria les iba a ense?ar el cuarto disponible. Lleg¨® su jefe y la cortes¨ªa cambi¨®. Quer¨ªa saber d¨®nde trabajaba la joven. De repente, les dijo que no hab¨ªa ninguna habitaci¨®n disponible y que ya les llamar¨ªan si surg¨ªa algo. La joven fue a informar a la Fundaci¨®n Secretariado Gitano (FSG). Desde all¨ª llamaron a la empresa para comprobar si era verdad: segu¨ªan de hecho teniendo habitaciones para alquilar. La t¨¦cnico de FSG entonces se identific¨® y pidi¨® explicaciones: ¡°No quiero alquilar a yonkis y no me toques los huevos¡±, le respondieron. El caso est¨¢ en los juzgados.
Estos casos son dos ejemplos de los 202 que tiene comprobados y documentados en 2016 el informe anual de discriminaci¨®n de la FSG. Hitler sale una segunda vez. En el ensanche de Vallecas una familia gitana hab¨ªa ocupado una vivienda, seg¨²n cuenta el informe. En una escalada de amenazas e insultos, una vecina les dijo: ¡°Hitler tendr¨ªa que haber acabado con vosotros¡±. Un delito contra la propiedad no parece equivaler a un delito de odio: ¡°Una cosa es que est¨¦ mal lo que alguien haga y otra es responder con un discurso del odio¡±, dice Sara Gim¨¦nez, abogada gitana y responsable de Igualdad en FSG.
La t¨¦cnico de FSG entonces se identific¨® y pidi¨® explicaciones: ¡°No quiero alquilar a yonkis y no me toques los huevos¡±, le respondieron.
Hay 750.000 gitanos en Espa?a, seg¨²n los c¨¢lculos de FSG. No hay ning¨²n censo ¨¦tnico, por tanto los n¨²meros no son precisos. De esos, un 51% ha vivido alg¨²n tipo de discriminaci¨®n en los ¨²ltimos 5 a?os y un 35% en los ¨²ltimos 12 meses, seg¨²n el informe sobre gitanos de la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales de 2016. Solo un 6% denunci¨® o inform¨® de su caso a alg¨²n organismo.
Los delitos de discriminaci¨®n se juzgan en Espa?a por v¨ªa penal. Pero en el a?o 2000, la Uni¨®n Europea emiti¨® una directiva donde ped¨ªa a los Estados que crearan una autoridad contra el trato discriminatorio. Espa?a no ha cumplido de momento: ¡°La normativa europea obliga a los Estados miembros a tener un organismo de igualdad. Algunos lo crearon al principio independiente pero luego sumaron sus funciones a la figura del Defensor del Pueblo¡±, dice Fernando Rey, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid y hoy consejero de Educaci¨®n en Castilla y Le¨®n. El organismo deber¨ªa ocuparse de todo tipo de discriminaci¨®n -de contrataci¨®n, acceso a servicios- y para todos los grupos: por origen, orientaci¨®n sexual o creencias.
El PSOE introdujo la propuesta en el Congreso en marzo. Rey redact¨® un proyecto similar en 2010, con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en el gobierno. No ve de momento que los pol¨ªticos vayan a arriesgar por algo que no es una preocupaci¨®n principal: ¡°El problema en Espa?a es que se niega la mayor: que exista discriminacion racial¡±, dice Rey. Solo un 5% de espa?oles cree que hay discriminaci¨®n en su barrio bastante o muy a menudo, y un 28% cree que la hay de vez en cuando, seg¨²n el World Values Survey de 2014.
El objetivo del organismo ser¨ªa doble: sancionar con m¨¢s agilidad que un tribunal y sensibilizar. ¡°La igualdad se propone y tambi¨¦n se impone¡±, dice Rey, que compara la utilidad de las multas por discriminaci¨®n con las de exceso de velocidad: ¡°Ahora todo el mundo ve bien que si vas a 150 km/h te hagan pagar 200 euros¡±, dice. Las multas por discriminaci¨®n ayudar¨ªan a mostrar el problema y a sensibilizar.
¡°La igualdad se propone y tambi¨¦n se impone¡±, dice Rey, que compara la utilidad de las multas por discriminaci¨®n con las de exceso de velocidad
Chari Cerreduela fue en 2014 con una amiga y dos ni?os de 5 a?os a una piscina de un pueblo al lado de Valladolid. ¡°Cuando el chico que vende las entradas nos vio, empez¨® a resoplar¡±, dice. Les dijo que deb¨ªan estar empadronadas en el pueblo para entrar. Cerreduela comprob¨® con otras visitantes que no era cierto. El empleado llam¨® al encargado: ¡°No quiero que se me llene de gitanos¡±, les dijo. Cerreduela llam¨® a la polic¨ªa y denunci¨® el caso. En tribunales qued¨® en nada. En casos as¨ª, una multa ser¨ªa una v¨ªa intermedia. ¡°Con todo el l¨ªo, mi sobrino no paraba de preguntarme por qu¨¦ no pod¨ªamos entrar en la piscina, ?porque somos gitanos?¡±, dice Cerreduela.
Cortes Mu?oz es una joven gitana de 27 a?os de Albacete. Es licenciada en Trabajo Social. ¡°No cumplo con el estereotipo¡±, dice. Cuando alguien que la conoce acaba enter¨¢ndose que es gitana, le dice indefectiblemente una variante de esta pregunta: ¡°Qu¨¦ mona, pues no lo pareces, no eres como los otros. ?Pero eres de padre y madre?¡± Mu?oz a su vez se pregunta: ¡°?Los otros? ?Nos conoces? ?A qui¨¦n conoces?¡± Uno de los grandes problemas de la discriminaci¨®n, seg¨²n Mu?oz, es que las v¨ªctimas acaban por asumir que deben ser discriminadas, como cuando las siguen por los pasillos del supermercado. ¡°Es una mochila que llevas a cuestas siempre¡±, dice Cerreduela: ¡°Tienes que alquilar una casa y te tienes que disfrazar: sin aros, sin mo?o, sin un tipo de maquillaje¡±.
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