Alsasua, los rescoldos del odio
Los agresores de los guardias civiles reciben el apoyo del pueblo
Han pasado casi 40 a?os, ya ETA no mata, pero estas dos historias de verdugos y v¨ªctimas tienen puntos en com¨²n.
No muy lejos de aqu¨ª, en esta misma comarca de La Barranca, un terrorista de ETA mat¨® en 1979 a un hombre ante los ojos de su hijo de 13 a?os. La mirada espantada de aquel ni?o observ¨® durante a?os el desprecio de su pueblo hacia las v¨ªctimas ¨Cel Ayuntamiento de Etxarri Aranaz lleg¨® a colocar un contenedor de basura en el lugar en que cay¨® muerto su padre, el exalcalde Jes¨²s Ulayar--, mientras se volcaba con el asesino, Vicente Naz¨¢bal, mand¨¢ndole dinero a la c¨¢rcel y nombr¨¢ndolo hijo predilecto cuando fue puesto en libertad.
¡°El tiempo ser¨¢ parte de la soluci¨®n¡±
Enrique Echeburua, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, dice que en la agresi¨®n de aquella noche en Alsasua el alcohol pudo facilitar la conducta violenta, pero que ¡°detr¨¢s hay un odio enquistado a lo espa?ol encarnado en la Guardia Civil¡±. El catedr¨¢tico asegura que ¡°el tiempo, como elemento cicatrizador, ser¨¢ parte de la soluci¨®n¡±.
Y a?ade: ¡°Tambi¨¦n facilitar¨ªa mucho las cosas que ETA se disuelva. Y los presos, aunque no pidan perd¨®n, tendr¨ªan que reconocer el da?o causado. Eso facilitar¨ªa que el Gobierno reaccionara aliviando las medidas penitenciarias. Creo que hoy no se justifica la dispersi¨®n de los presos. Sobre todo porque hay familias de presos que han alentado el monstruo del terrorismo, pero otras que no y se le somete a un castigo adicional de tener que recorrer 500 o 1000 kil¨®metros para ver a su familiar. No hay que sacarlos a la calle porque ser¨ªa un agravio para las v¨ªctimas. Pero s¨ª ir aplicando progresivamente medidas penitenciarias con arreglo a la legalidad. La sociedad est¨¢ dispuesta a aceptarlo (...). Y esto contribuir¨ªa a evitar ciertos victimismos y a ir disolviendo en cinco o diez a?os¡±.
La segunda historia arranca la madrugada del pasado 15 de octubre. Dos guardias civiles de paisano que se encontraban con sus novias en un bar de la parte vieja de Alsasua --un pueblo navarro de 7.600 habitantes fronterizo con Guip¨²zcoa¡ªrecibieron una paliza de un grupo de j¨®venes de ideolog¨ªa abertzale. El teniente tuvo que ser operado de un tobillo, y el sargento y las dos mujeres recibieron atenci¨®n en el hospital. El pasado viernes, ocho meses despu¨¦s, los retratos de Jokin, Adur y Oihan, los tres j¨®venes encarcelados por la agresi¨®n, permanecen en las principales plazas del pueblo junto a consignas de apoyo y una advertencia a quienes no comulgan con sus ideas: ¡°Dejad Alsasua en paz¡±. Y, efectivamente, el teniente agredido ha optado por cambiar de destino, su novia de entonces tampoco vive ya en el pueblo y los familiares de la joven --de origen ecuatoriano-- observan en silencio y con miedo un gran vac¨ªo a su alrededor. Algunos vecinos han optado por retirarles el saludo y cada d¨ªa acude menos gente al negocio que regentan.
Pese a todo, el alcalde, Javi Ollo, un abogado de 26 a?os perteneciente a la coalici¨®n nacionalista Geroa Bai, asegura que Alsasua no es como lo pintan los medios de comunicaci¨®n espa?oles: ¡°La gente est¨¢ cabreada porque despu¨¦s de lo que pas¨® la madrugada del 15 de octubre parece que aqu¨ª estamos en un conflicto permanente, que la Guardia Civil vive en un gueto y que incluso hay una l¨ªnea que separa la zona abertzale de la espa?ola. Y esa no es la realidad¡±. S¨ª es real, admite, que tanto ¨¦l como el resto de la corporaci¨®n municipal a excepci¨®n del ¨²nico concejal de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN) --Geroa Bai, EH Bildu, dos concejales socialistas que no aceptan la disciplina del partido y la agrupaci¨®n local de Podemos--, han ofrecido todo su apoyo a las familias de los tres detenidos. Y que, por el contrario, el consistorio desconoce la situaci¨®n de las v¨ªctimas de la agresi¨®n: ¡°Puede ser que, a ra¨ªz de todo el eco medi¨¢tico, la familia de la novia del teniente est¨¦ sintiendo cierto aislamiento. Es verdad que estamos m¨¢s enfocados en la suerte de las personas encarceladas que en esa familia. Pero eso es porque una parte importante del pueblo no entiende por qu¨¦ a estos j¨®venes los van a juzgar ahora por terrorismo¡±.
Aunque sin prestar su nombre para el reportaje, los m¨¢s cercanos al entorno abertzale aseguran que se trat¨® de una simple pelea de bar entre j¨®venes, incluso acusan al teniente de provocar a sus agresores. Pero, como subraya el alcalde, la mayor¨ªa --incluidos reconocidos juristas-- piensa que no se puede calificar de terrorismo: ¡°No fue una simple pelea a las cinco de la ma?ana, porque el detonante fue que eran dos guardias civiles. Negar eso es negar la evidencia. Pero que vayan a ser juzgados en la Audiencia Nacional por delitos de terrorismo es una desproporci¨®n total¡±.
Adolfo Araiz, portavoz de EH Bildu en el Parlamento de Navarra, est¨¢ de acuerdo con el alcalde: ¡°Se est¨¢ poniendo el foco en Alsasua como si aquello fuera la guerra del norte otra vez. Y yo creo que esa es una de las razones por las que se ha producido una especie de api?amiento. La poblaci¨®n est¨¢ en estos momentos m¨¢s unida que antes del 15 de octubre. Porque ni Alsasua es un nido de terroristas ni all¨ª se vive una guerra infernal. Hasta hay guardias civiles que dicen que all¨ª no se les trata tan mal...¡±.
Es verdad que algunos lo dicen, pero es en privado. La direcci¨®n de la Guardia Civil ha dado ¨®rdenes a sus agentes de no hacer declaraciones para no echar m¨¢s le?a el fuego. A t¨ªtulo de confidencia, algunos admiten que despu¨¦s de los incidentes se han replegado al cuartel, un edificio con aspecto de c¨¢rcel rodeado de alambradas y c¨¢maras y situado a las afueras de Alsasua. Para Javier Esparza, presidente de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN), la actual situaci¨®n es la constataci¨®n del ¡°d¨¦ficit democr¨¢tico que se vive en la mitad de Navarra¡±. Para demostrarlo se hace una pregunta: ¡°?Por qu¨¦ en Alsasua tenemos cientos de votos y sin embargo nadie est¨¢ dispuesto a ir en las listas para ser elegido concejal?¡±. En la respuesta coincide Esparza con el alcalde: ¡°Nadie quiere arriesgarse a salir elegido y que su vida y la de su familia se compliquen¡±. En Alsasua, como en tantos pueblos de La Barranca, a¨²n asustan los rescoldos del odio.
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