El regreso de Fumanch¨²
El exvicepresidente emergi¨® del pasado con aspecto de viejo mago oriental y se esfum¨® impasible tras las siglas que le atribuyen en los apuntes de B¨¢rcenas
El juicio G¨¹rtel, que transcurre olvidado por la actualidad con decenas de personajes secundarios, se reduce desde hace meses a cuatro gatos. Ya no va casi ning¨²n acusado, pocos abogados, escasos periodistas. Despu¨¦s de 82 sesiones ya hay familiaridad. Luis B¨¢rcenas entr¨® en la Audiencia justito de tiempo, porque ya no hay colas, resaltando el morenito de los agentes de la puerta. Los cuatro testigos de hoy, antes de Francisco ?lvarez-Cascos, pasaron r¨¢pidamente, aunque en este asunto todos tienen su historia y su gracia. Por ejemplo, compareci¨® el abogado de un despacho que llevaba los asuntos de B¨¢rcenas que se llama Honrado y C¨ªa. Superen eso.
Cuando se fue el ¨²ltimo testigo, el exdirector del Banco de Vitoria de la calle G¨¦nova, le toc¨® al exvicepresidente del Gobierno. Una reaparici¨®n del pasado. De traje gris y corbata azul, con un malet¨ªn negro de ordenador, camin¨® lentamente hacia su silla con respiraci¨®n afanosa. Cuando el juez empez¨® a hablar no le o¨ªa, y tuvo que gritarle si promet¨ªa o juraba decir la verdad. Al empezar a declarar ah¨ª estaba su voz campanuda, nasal, segu¨ªa siendo la misma, aunque m¨¢s cansada. Sus ojeras ya eran casi orientales y parec¨ªa un Fumanch¨² de la derecha que ven¨ªa de su retiro de las monta?as del norte. Con esas manazas de cazar osos y urogallos en Ruman¨ªa, como en los viejos tiempos. Se mantuvo impasible, aplic¨® el encantamiento de un tono monocorde y burocr¨¢tico en sus respuestas, capaz de insuflar aburrimiento en pocos minutos. ?nica concesi¨®n a la distensi¨®n, cuando admiti¨® que, tras el caso Naseiro en 1990, en el PP ¡°no hab¨ªa mucha afici¨®n a los donativos¡±.
Estaba muy tranquilo. Normal, est¨¢ ya fuera de todo. De hecho, dej¨® el PP en 2010 ¡°despu¨¦s de 34 a?os por razones de dignidad personal¡±, seg¨²n su comunicado de entonces, aunque se refer¨ªa a lo que le insultaban dentro, no fuera. Hasta se sinti¨® v¨ªctima del bipartidismo en Asturias por una pinza PP-PSOE. En cuanto a G¨¹rtel, tiene tambi¨¦n por ah¨ª un ingreso de 69.900 euros en 2008 por asesorar a una de las empresas raras de la trama, Creative Team. Son unos informes que nadie ha visto y ya es una minucia en el laberinto del caso. Ayer le volvieron a preguntar, pero solo surg¨ªa una nube humo y vapores que envolv¨ªan su respuesta: ¡°Fue un asesoramiento en campo de infraestructuras y equipamientos, especialmente de car¨¢cter energ¨¦tico¡±. El abogado insisti¨®: ¡°?Pero eran carreteras, puertos, aeropuertos¡?¡±. No hubo manera: ¡°Selecci¨®n estrat¨¦gica de localizaciones sobre la base de infraestructura y equipamientos¡±. ?Contrato? ¡°Los profesionales no firmamos contratos, hacemos acuerdos verbales¡±. Eso de los contratos es que es de pobres. Hay otra historia paralela, que rebasa con mucho la original, que es la de todas las otras historias que se han ido quedando fuera del caso sin aclararse demasiado. El juicio es la m¨ªnima parte de lo que les ha quedado a los jueces y fiscales en la mano, mareados por cientos de prestidigitadores.
?lvarez-Cascos est¨¢ aqu¨ª por una cuesti¨®n de siglas, un asunto que siempre le ha tra¨ªdo problemas. FAC, de jocoso sentido en ingl¨¦s, es el nombre su partido en Asturias, acr¨®nimo de su nombre, y lo eligi¨® porque los otros que ten¨ªa para Foro Asturias estaban ya cogidos. Las siglas que se le atribuyen en G¨¹rtel son PAC, y afinando m¨¢s, Paco AC, pero siempre ha negado que sea ¨¦l. Son juegos de espejos de siglas en los que al mirar detr¨¢s ¨¦l no aparece por ning¨²n lado. Solo se ha personificado hoy para aclarar: ¡°No tengo enemistad con nadie de los imputados¡±. ¡°No tengo ning¨²n motivo de reproche al se?or B¨¢rcenas¡±. ¡°Eran imposibles los tratos de favor¡±. ¡°Est¨¢ sobrentendido que en el Ministerio de Fomento ese tipo de comportamientos no ten¨ªan cabida¡±. Nada por aqu¨ª, nada por all¨¢. No le pillaron por ning¨²n sitio. Amortiguado por los a?os el temperamento torrencial, estuvo rocoso e inmutable, casi zen, y solo le dieron toses cuando tuvo que explicar sus reuniones con constructores cuando era ministro de Fomento, pero las enmarc¨® en la normalidad, solo cuando hab¨ªa alg¨²n problema en un proyecto. Se fue tan contento como Luis B¨¢rcenas, que le hab¨ªa llamado como testigo.
Tras una hora de declaraci¨®n, ?lvarez-Cascos sali¨® con rostro beat¨ªfico. Salud¨® a todo el mundo, B¨¢rcenas incluido, y tambi¨¦n en un tono de deportividad a Jos¨¦ Luis Pe?as, el exconcejal de Majadahonda que ha destapado todo y contra quien se querell¨® en su d¨ªa. Estaba m¨¢s campechano y ¨¢gil que en la sala, como si hubiera usado el truco de echarse a?os encima adrede. Tambi¨¦n estaba relajad¨ªsimo porque ni sab¨ªa que su declaraci¨®n se estaba retransmitiendo en directo, seg¨²n confes¨® a la salida, ni que la segu¨ªan los periodistas. No muchos, tambi¨¦n es verdad, poco m¨¢s de una docena. ?lvarez-Cascos no es lo que era. Ma?ana ser¨¢ otra cosa, como un revival de viejas glorias en Las Vegas del pol¨ªgono de San Fernando de Henares: Arenas, Mayor Oreja, Rato, Acebes y Galeote. El PP oficial y actual sigue de inc¨®gnito: es el se?or que en este juicio lleg¨® a ser un d¨ªa el partido que gobierna, el abogado que lo represent¨® legalmente en febrero al comparecer como formaci¨®n acusada de corrupci¨®n. Segu¨ªa la vista en la ¨²ltima fila de las sillas de los letrados.
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