¡°La rehabilitaci¨®n existe¡±
La c¨¢rcel La Modelo de Barcelona cerr¨® tras 113 a?os dejando atr¨¢s historias de droga y superviviencia
"Entramos por sorpresa en la celda, le mir¨¦, ten¨ªa algo en la mano y de repente ya no estaba: "La mano hab¨ªa sido m¨¢s r¨¢pida que el ojo", dice Ricard Vives, que ha afinado su comprensi¨®n de la droga durante 30 a?os y 6 meses como funcionario en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona. Aquel d¨ªa estaba seguro que el recluso escond¨ªa algo: "Un yonki lo que m¨¢s protege es su dosis". Le cachearon y nada. Entonces le brot¨® un hilillo de sangre del brazo. Se estaba pinchando, pero la jeringa hab¨ªa desaparecido: "Se la hab¨ªa metido en el culo, le sal¨ªa el ¨¦mbolo. El culo es como un bolso", dice. Se lo hab¨ªa metido con la aguja hac¨ªa arriba. Por suerte, era muy corta. En las c¨¢rceles las liman conforme se gastan.
La Modelo acaba de cerrar despu¨¦s de 113 a?os. Estaba dise?ada para 800 reclusos, pero Vives convivi¨® con hasta 2.800. Los funcionarios de la Modelo hablan de su c¨¢rcel con un cari?o raro, como un soldado habla de una guerra, donde vio lo peor y lo mejor de los humanos. Este a?o los sindicatos se han manifestado para pedir otra c¨¢rcel de preventivos en Barcelona.
En la Modelo hab¨ªan vivido de todo y hab¨ªan creado una especie de hermandad. Vives cre¨® lazos que ahora, en una c¨¢rcel m¨¢s moderna y aislada en cabinas como Brians, no va a recrear: "?C¨®mo no voy a querer a un se?or con quien entr¨¦ con veintipocos a?os y he estado pendiente de ¨¦l y ¨¦l de m¨ª? Un d¨ªa nos tiraban cosas desde los pisos. Yo estaba intentando llegar al patio y ven¨ªa un interno por detr¨¢s con una caja de madera. Un compa?ero me lo sac¨® de encima. Tengo que estarle agradecido de por vida". Le hab¨ªa salvado el cuello y ya era m¨¢s que un amigo. Era de la familia.
Vives empez¨® en 1986 en la cuarta galer¨ªa, "el pozo", la peor. Sus historias son de las m¨¢s oscuras. En un d¨ªa pod¨ªa convivir con 13 o 14 peleas, insultos, agresiones. Pero tambi¨¦n hab¨ªa intimidad con los internos: "La rehabilitaci¨®n existe. No hay duda. Hay gente que no vuelve a entrar. Pero otros han hecho de la delincuencia su h¨¢bito de vida. A algunos les has visto de hijos, de padres y casi en el geri¨¢trico".
Cuando Vives habla de presos, recuerda su nombre y dos apellidos. Tiene su perfil en la cabeza: tal era respetado, ese era un chivato. Las relaciones eran ambiguas. Un d¨ªa pill¨® a un preso de peso con droga. Era un delito y le cayeron a¨²n m¨¢s a?os: "?l no me dijo ni una palabra de m¨¢s", dice. Pero al cabo de unos d¨ªas lleg¨® su mat¨®n, con la amenaza t¨®pica: "Sabemos d¨®nde vives y cuando vayas por all¨ª habr¨¢ un autocar de gitanos esper¨¢ndote. Sabemos d¨®nde vive tu mujer y la vamos a justiciar", le dijo. Vives vio el farol: "Si incluyes a la suegra en el pack, hablamos¡±. Si los internos detectan miedo en el funcionario, est¨¢ perdido.
Vives tiene una cicatriz de un mordisco en un brazo y un dedo roto. Pero el d¨ªa que pas¨® m¨¢s miedo fue con un interno ruso. Le hab¨ªa dicho a una funcionaria: ¡°Chata, vente conmigo que te lo pasar¨¢s bien¡±. Tocaba castigarle y cambiarle de galer¨ªa. Le fueron a buscar a la celda y sali¨® sin chistar, d¨®cilmente, con una bolsa y una guitarra en cada mano. En la puerta de la galer¨ªa se detuvo. Vives le cogi¨® del brazo para animarle: "No vi venir la primera hostia y me estamp¨® contra las rejas", dice. Al otro funcionario le cogi¨® del pescuezo y le levant¨® en puntillas: "En la pr¨®xima me arranca la cabeza", pens¨® Vives. Por suerte, el ruso se dej¨® reducir en seguida. Pero hab¨ªan estado a su merced.
Por la Modelo tambi¨¦n han pasado presos famosos. El mote real de El Vaquilla en la c¨¢rcel era El Boquilla: hablaba m¨¢s que hac¨ªa. "El Vaquilla siempre ha sido de poca entidad, que no lo valoraban porque sab¨ªa que hablaba. El problema del toxic¨®mano es que se vende al mejor postor".
El empresario Javier de la Rosa lleg¨® con mal pie. A la Modelo llegaban todo tipo de internos. El procedimiento habitual era quitarles su ropa para mandarla a la lavander¨ªa y darles un ch¨¢ndal. De la Rosa lleg¨® solo, de tarde noche. El funcionario le hizo quitar el traje y le dio un ch¨¢ndal. El empresario se indign¨®. Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos ten¨ªa mejor mano: "Cuando sali¨® en libertad, los internos lo sacaron a hombros. Aqu¨ª estaba en la brigada de limpieza, con su mocho", dice Vives. Ruiz Mateos no solo era simp¨¢tico: "Mientras estuvo ¨¦l, la renta per capita de la primera galer¨ªa, subi¨®".
La c¨¢rcel es una sociedad en peque?o, donde todo se exacerba. El dise?o de la Modelo acercaba a los presos. Su dureza la convert¨ªa en uno de los mejores teatros de la hostilidad del mundo: "Era como ver un reportaje de La 2 de animales: o sobrevives o te comen", dice Vives. En la Modelo se ve¨ªa muy de cerca. Y sus funcionarios no la van a olvidar.
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