La Fuenteovejuna de Juana Rivas

Bajo la fachada del edificio de la Polic¨ªa Local, resguardados a la sombra, los jubilados comentan el tema del d¨ªa. ¡°Juana est¨¢ en la casa de todas las mujeres y en ninguna¡±, dice Paco ?vila, de 80 a?os y vecino ¡°de siempre¡± de Maracena, el municipio granadino que sigue conmocionado desde hace meses el caso de su vecina. Se cumplen ya dos semanas desde que la mujer, de 36 a?os, desapareci¨® sin dejar rastro con sus hijos para no entregarlos al padre de los menores, tal y como le obliga una sentencia judicial. Ahora otro juzgado ha trasladado a todas las fuerzas de seguridad la orden de que la detengan y la presenten ante el juez y tambi¨¦n la restituci¨®n ¡°inmediata¡± de los dos ni?os, de 11 y tres a?os, a su padre, el italiano Francesco Arcuri, condenado por maltrato en 2009, y que se traslad¨® a Granada para recibirlos.

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Uno de los abogados de Juana Rivas cree que ser¨ªa una ¡°decisi¨®n muy sensata¡± que se entregue

El juez dicta la orden de detenci¨®n de Juana Rivas

La Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional ya han recibido esa orden de detenci¨®n despu¨¦s de que Rivas no compareciera el martes ante el juzgado, donde estaba citada en un proceso penal por una presunta retenci¨®n il¨ªcita de los menores. Pero este mi¨¦rcoles la comunicaci¨®n no hab¨ªa llegado a¨²n a los agentes de Polic¨ªa Local del municipio, seg¨²n confirman en la propia comisar¨ªa. El protocolo activado no supone un dispositivo especial ni en el pueblo ni en la provincia para su b¨²squeda, sino dar parte si la encuentran o se presenta en alg¨²n sitio identific¨¢ndose con alg¨²n documento oficial, seg¨²n explican fuentes policiales.

En el pueblo, nadie habla de donde est¨¢ la mujer, como si se tratara de una versi¨®n moderna de Fuenteovejuna. ¡°No lo s¨¦, aunque si lo supiera tampoco lo dir¨ªa¡±, dice en el mismo corrillo frente a la comisar¨ªa Manuel Torres. Hay rumores de que la mujer, que tiene una dolencia de est¨®mago que debe tratar, permanece escondida en la misma provincia de Granada o incluso en las inmediaciones de Maracena, pero solo su entorno m¨¢s cercano lo sabe. Y todos guardan silencio a la espera de un giro en la postura de los jueces que, hasta la fecha, han reclamado de forma contundente que los menores regresen a Italia.

A sus casi 77 a?os, Manuel Torres resume a su manera el embrollo judicial del caso: ¡°Cuando los jueces est¨¢n hechos un l¨ªo, imagine c¨®mo estamos los ciudadanos de a pie¡±. Hay abierta una v¨ªa civil y otra penal y el entorno de Rivas estudia pedir amparo al Tribunal Constitucional por segunda vez, mientras aguardaban que este mi¨¦rcoles la Audiencia de Granada se pronunciara sobre el incidente de nulidad que reclamaron para que se paralice la entrega de sus hijos, a la que se opone fiscal¨ªa y el abogado de Arcuri. La deliberaci¨®n de la Secci¨®n Quinta del tribunal provincial no se conoci¨® ayer. Seg¨²n una portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa, es previsible que se conozca hoy.

En l¨ªnea recta desde la comisar¨ªa, en la fachada de m¨¢rmol verde del Ayuntamiento de Maracena, con poco m¨¢s de 22.000 habitantes, sigue colgado el cartel de ¡°Juana est¨¢ en mi casa¡± que se repite en puertas de distintos comercios y que han portado muchos vecinos en las concentraciones con las que le han respaldado en los ¨²ltimos meses. Rivas huy¨® de Carloforte, el pueblo de Italia donde viv¨ªa con Arcuri y con sus hijos, en mayo de 2016. En julio puso una nueva denuncia por malos tratos y comenz¨® una lucha para quedarse con sus hijos en la que siempre ha contado con el respaldo del municipio.

En el Ayuntamiento, una portavoz se?ala que estos d¨ªas prefieren guardar silencio aunque tambi¨¦n ha sido notorio su respaldo a esta causa. El centro municipal de la mujer de Maracena lleva m¨¢s de un a?o ofreciendo terapia piscol¨®gica a Rivas y a su hijo mayor. Emitieron un informe ¡°que ha permitido que sea beneficiara de la renta m¨ªnima¡± como v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, explic¨® ayer la directora del centro y asesora jur¨ªdica de Rivas, Paqui Granados. El propio alcalde, el socialista Noel L¨®pez, la acompa?¨® a finales de enero a Madrid para entregar en el Ministerio de Justicia miles de firmas recogidas on line para reclamar que los menores no regresen a Italia.

Los mismos ni?os que Conchi ve¨ªa pasar desde la puerta de su casa a diario. ¡°Los chiquillos¡±, como dice esta mujer de 69 a?os que pide figurar sin apellido. ¡°Toda Maracena la apoya¡±, asegura en el rellano de su casa, situada frente a la vivienda de una primera planta donde Rivas se instal¨® con sus hijos, con las persianas cerradas a cal y canto en esta ma?ana de agosto. Tampoco responde nadie en la vivienda donde reside su madre, situada al doblar la esquina. ¡°Como madre, me identifico con ella¡±, dice Paqui P¨¦rez dentro de su bazar, en el que tambi¨¦n cuelga el cartel de apoyo. Ella tampoco sabe d¨®nde est¨¢: ¡°La gente solo dice que se ha quitao de enmedio¡±.