17-A: ?qu¨¦ fue lo que fall¨®?
La pista de Es Satty, el im¨¢n-terrorista en jefe, no es seguida por una descoordinaci¨®n que en el caso de este hombre alcanza el nivel europeo
El 7 de julio de 2005, los periodistas que viaj¨¢bamos desde las ocho de la ma?ana en autob¨²s desde Edimburgo a Glenneagles, donde se celebraba la reuni¨®n anual del G-8, escuchamos, antes de las nueve, las noticias de las tres primeras detonaciones en el metro de Londres, seguida una hora m¨¢s tarde por la explosi¨®n de otra bomba en un autob¨²s de doble planta, operaci¨®n llevada a cabo por cuatro terroristas suicidas que se cobr¨® la vida de 52 personas y sembr¨® la capital brit¨¢nica de centenares de heridos.
Al Qaeda, que reivindic¨® el atentado, quer¨ªa usar la cumbre de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo m¨¢s Rusia como caja de resonancia y quiz¨¢ la suspensi¨®n de la misma, objetivo que, de existir, no consigui¨®.
En la rueda de prensa del 8 de julio que ofreci¨® el anfitri¨®n, el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, levant¨¦ la mano. Al llegar mi turno, despu¨¦s de decir mi nombre y el medio, EL PA?S, formul¨¦ la siguiente pregunta:
¡ª Primer ministro, ?puedo preguntarle sobre el ataque terrorista de ayer? ?Podr¨ªa usted evaluar para nosotros lo que que fall¨® y permiti¨® que los terroristas ejecutaran con ¨¦xito los ataques de ayer, ?cu¨¢l es su punto de vista personal?
¡ª Mi opini¨®n es que esas personas que matan a inocentes y causan tal derramamiento de sangre son los responsables y que son los ¨²nicos responsables.
El entonces primer ministro eludi¨® con esta respuesta la cuesti¨®n. Cuando d¨ªas despu¨¦s del atentado se supo que Mohammad Sidique Khan y Shehzad Tanweer, dos de los cuatro terroristas suicidas, hab¨ªan logrado atacar pese a estar bajo vigilancia de los servicios de seguridad durante dieciocho meses, la presi¨®n pol¨ªtica subi¨®.
Dos a?os despu¨¦s, en 2007, el l¨ªder de la oposici¨®n conservadora, David Cameron, exigi¨® una comisi¨®n de investigaci¨®n independiente para conocer la verdad. Blair consider¨® que era desviar energ¨ªa, recursos y atenci¨®n de la lucha de los servicios de seguridad y la polic¨ªa contra el terrorismo habida cuenta de que una comisi¨®n parlamentaria de inteligencia y seguridad ya hab¨ªa estudiado los atentados.
Al formular aquel 8 de julio la pregunta a Blair, medios de comunicaci¨®n que hab¨ªan alimentado en Espa?a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n del 11-M con la alquimia de ETA-terrorismo fundamentalista isl¨¢mico, no dejaron de se?alar su sorpresa por el inter¨¦s en conocer, en la rueda de prensa final del G-8, al d¨ªa siguiente de los atentados de Londres, qu¨¦ hab¨ªa fallado.
La pregunta, formulada en ingl¨¦s, utiliz¨® la expresi¨®n what went wrong que equivale en espa?ol a qu¨¦ fue lo que fall¨®, qu¨¦ ha fallado, qu¨¦ se hizo incorrectamente, qu¨¦ fue mal.
Y esta misma pregunta es pertinente, a casi una semana de los atentados del 17 de agosto en Barcelona y la madrugada del 18 en Cambrils, en el caso de Espa?a.
M¨¢xime cuando es el siguiente atentado fundamentalista islamista coordinado trece a?os despu¨¦s al del 11 de marzo de 2004, la operaci¨®n terrorista que cost¨® la vida de 192 personas, la mayor desde el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Falta de coordinaci¨®n
"No aprendemos. Volvemos a repetir los mismos errores", dice una fuente de la Guardia Civil consultada ayer, para quien "uno de los m¨¢s graves fallos del 11-M, por no decir el m¨¢s importante, fue la falta de coordinaci¨®n entre la Polic¨ªa, la Guardia Civil y los servicios de inteligencia".
A?ade: "Tenemos todo por duplicado. La Guardia Civil tiene su servicio de informaci¨®n, la Polic¨ªa se maneja con su propio servicio de informaci¨®n, y los Mossos d'Esquadra poseen sus servicios. Ahora, incluso, desde que tenemos el Citco, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, desde octubre de 2014, y seguimos con la misma pr¨¢ctica. Socializar, compartir, eso no es lo nuestro. Subsisten los recelos. Lo hemos vivido en el 11-M; lo volvemos a vivir ahora en Catalu?a".
A las 23.17 del mi¨¦rcoles 16, los bomberos del Departamento de Interior de la Generalitat reciben el aviso de una explosi¨®n en Alcanar, Tarragona. Acuden, revisan la vivienda destruida y concluyen: se trata de una explosi¨®n por acumulaci¨®n de gas.
En la ma?ana del 17, el departamento de Tedax de la Comandancia de la Guardia Civil en Tarragona hace una llamada por tel¨¦fono a los Mossos para ofrecer su colaboraci¨®n con el env¨ªo de sus expertos. No se estima ¨²til. A las 10.00 del jueves 17 solo est¨¢n en Alcanar los Tedax de los Mossos. Una segunda llamada de los Tedax de la Guardia Civil, horas despu¨¦s, ofreciendo apoyo vuelve a ser desestimada.
Las bases de datos de la Polic¨ªa espa?ola registran antecedentes de Es Satty de 2006, pero no as¨ª las de la Guardia Civil y la de los Mossos
Lo que ha pasado en Alcanar desde las 23,17 horas del mi¨¦rcoles 16 hasta las 17,15 horas del jueves 17 es el centro nervioso de toda la operaci¨®n: la explosi¨®n accidental (que, sabremos m¨¢s tarde, acaba con la vida del im¨¢n Abdelbaky Es Satty) precipita los acontecimientos. Esas 17 horas son vitales. Del diagn¨®stico preciso pueden derivarse las acciones. Y no se acierta.
Y antes de Alcanar y la masacre en Las Ramblas y en Cambrils, ?qu¨¦ fue lo que fall¨®?
Han fallado, al menos, dos cosas. La primera: la Consejer¨ªa de Interior y los Mossos, como polic¨ªa integral, tienen que actuar en asuntos como el robo de bombonas, utilizaci¨®n de edificios abandonados, prevenir atropellos masivos (tras Niza y Berl¨ªn, ya era una amenaza real); la segunda, es la coordinaci¨®n antiterrorista: brilla por su ausencia.
El caso del im¨¢n Es Satty destaca por ser, seg¨²n se ha comprobado a posteriori, el jefe de la banda terrorista.
Ha sido condenado por tr¨¢fico de drogas, ha cumplido condena en 2014 y logra evitar una orden de expulsi¨®n en Castell¨®n con un recurso contencioso-administrativo.
Pero es que mucho antes, en 2006, su nombre aparece, sin ser imputado, en la llamada Operaci¨®n Chacal, en la que un grupo presuntamente terrorista, afincado en Vilanova i la Geltr¨² enviaba, presuntamente, yihadistas a Irak.
Las bases de datos de la Polic¨ªa espa?ola registran este antecedente, pero no as¨ª las de la Guardia Civil y la de los Mossos. Esas bases, como se ha apuntado, no se comparten con los otros cuerpos.
Pero, adem¨¢s, al fallo de comunicaci¨®n entre los diferentes servicios en Espa?a se a?ade el hecho de que Europol no llama la atenci¨®n sobre la situaci¨®n del im¨¢n Abdelkaby Es Satty, que hab¨ªa intentado establecerse en Vilvoorde, la ciudad flamenca a 10 kil¨®metros de Bruselas foco de yihadistas, y hab¨ªa concitado sospechas all¨ª. Si hubo comunicaci¨®n entre Viloorde y los servicios de seguridad de Barcelona, estos, que no ten¨ªan datos de Es Satty, no pudieron aportar a los belgas informaci¨®n relevante.
Es Satty muere v¨ªctima de sus preparativos, en Alcanar, con el explosivo que deb¨ªa usarse en el ambicioso por diab¨®lico plan A de los atentados concebido y preparado por Es Satty.
Nadie es perfecto. Y hay que ser cauteloso al analizar los fallos. Pero lo que no se puede es mirar hacia otro lado.
Ya despu¨¦s de consumados los atentados, ?no era posible detener con vida a Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que mat¨® a trece personas en Las Ramblas y al cooperante de Vilafranca?
Se recibe informaci¨®n de mandos de la comisar¨ªa de Villafranca, por un lado, y hay llamadas de dos vecinos, un hombre y una mujer, por el otro, sobre la localizaci¨®n del terrorista en los municipios de Sant Sadurn¨ª y Subirats.
?Por qu¨¦ solo dos Mossos de Seguridad Ciudadana aparcan su veh¨ªculo y salen al encuentro, cuerpo a cuerpo, del terrorista en uno de los vi?edos?
?No era posible hacer una gran operaci¨®n de cerco, despu¨¦s de verificar su situaci¨®n, para intentar apresar con vida, dado el valor que pod¨ªa tener para la investigaci¨®n, al conductor de Las Ramblas?
Fuentes policiales consultadas no creen que se pueda estimar superflua esta hip¨®tesis.
Quiz¨¢s no fuese posible. Pero en todo caso ni esta¡ ni ninguna pregunta es subversiva.
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