Las fiestas patronales ponen barreras a la violencia machista
Decenas de celebraciones, incluidas las de barrio, adoptan medidas para evitar casos de abusos sexuales
Las fiestas de barrio y patronales est¨¢n cambiando. ¡°Queremos que las mujeres vayan sin miedo. Los que tienen que tener miedo son los posibles agresores. No queremos que se preocupen de esos cerdos¡±, sostiene Rafael P¨¦rez, el edil responsable de la Tomatina, fiesta en la que se lanzar¨¢n este mi¨¦rcoles 165.000 kilos de tomate durante una hora en la localidad Bu?ol (Valencia). Para evitar que se produzca una situaci¨®n de violencia machista han concienciado a los 350 voluntarios para que act¨²en si ven cualquier situaci¨®n de riesgo y habr¨¢ 12 responsables de seguridad de inc¨®gnito circulando por el recorrido. Ya sea por iniciativas de los consistorios o por grupos de mujeres autogestionados, las celebraciones espa?olas se esfuerzan por dejar fuera los abusos sexuales.
La alarma salt¨® en las Fiestas de San Ferm¨ªn de 2016, que dej¨® un saldo de 15 detenidos por agresiones sexuales, cinco de ellos por la violaci¨®n colectiva de una sevillana de 19 a?os que adem¨¢s fue grabada en v¨ªdeo. Este a?o, el Ayuntamiento de Pamplona respondi¨®, entre otras medidas, con la elaboraci¨®n y difusi¨®n de un mapa de la ciudad con los puntos en los que las mujeres se sienten inseguras durante los Sanfermines. Los navarros no fueron los ¨²nicos que reaccionaron.
El Consistorio de San Sebasti¨¢n reparti¨® 20.000 gu¨ªas informativas con recomendaciones para prevenir y combatir las agresiones sexuales durante las fiestas de la Semana Grande. En M¨¢laga formaron a los agentes de Polic¨ªa Local y a los voluntarios de Protecci¨®n Civil sobre c¨®mo actuar en caso de abuso, realizaron campa?as en radio, pegaron carteles y pusieron un tel¨¦fono con asesor¨ªa judicial y un correo electr¨®nico para denunciar. Bilbao se arriesg¨® con una iniciativa l¨²dica llamada?T¨®mbola 0.0, que tuvo su plan piloto en 2016. El juego consiste en que tres extrovertidas feriantes recrean situaciones de la vida cotidiana y en el ¨¢mbito festivo, e interact¨²an con el p¨²blico para ver c¨®mo las valoran. El mensaje final siempre es el mismo: la igualdad. Huesca, Vitoria, Zaragoza, entre otras, tambi¨¦n tomaron medidas similares.
Gerardo Meil, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y responsable del estudio Percepci¨®n social de la violencia de g¨¦nero de 2013, afirma que ¡°las fiestas no son m¨¢s que una extensi¨®n del ocio nocturno normal. El alcohol no justifica los actos sino que funciona como un desinhibidor de las barreras culturales¡±. Meil postula que adem¨¢s de los folletos ¡°que muchas veces no se leen¡± y de que los medios de comunicaci¨®n visualicen el problema para aumentar la sensibilidad, la misma sociedad es la que debe reaccionar. ¡°El entorno del agresor debe condenar sus comportamientos. Hacerse el machito ya no puede ser motivo de orgullo sino de verg¨¹enza¡±, sostiene.
De la sociedad han surgido muchas asociaciones y juntas de vecinos que se ocupan de evitar los posibles abusos. La Federaci¨®n de Mujeres J¨®venes trabaja desde 1986 por la igualdad. Munia Bra?a Fuentes, la vicepresidenta, reclama que las instituciones gubernamentales involucren m¨¢s a las asociaciones que se dedican a resolver esta problem¨¢tica a la hora de elaborar las campa?as. Aunque celebran las medidas que han adoptado algunas fiestas, afirma que el presupuesto para detener la violencia machista est¨¢ muy centrado en la ¨¦poca estival: ¡°Es verdad que viene mucha gente de fuera y hay que tener un refuerzo y destacar los protocolos y los servicios, pero es importante que todo el a?o se conozcan estos casos¡±.
Los expertos enfatizan que muchas veces solo se considera violencia machista los casos m¨¢s graves como violaci¨®n o asesinato. ¡°Hay situaciones que no son normales pero que por nuestro alto nivel de tolerancia ante los abusos no hacemos nada. La violencia machista incluye los tocamientos, los piropos en la calle, los roles sociales que denigran a las mujeres... Cualquier situaci¨®n que incomode a una es raz¨®n para que denuncie¡±, postula Bra?a Fuentes.
Enrique Echebur¨²a, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y autor del Manual de violencia familiar, alerta de que las mujeres deben de ser conscientes de que se confunde agresi¨®n sexual con abuso sexual. ¡°Las agresiones implican un tipo de penetraci¨®n, pero muchas chicas no tienen claro de que si les tocan el culo es una situaci¨®n de abuso sexual¡±. Y agrega: ¡°La soluci¨®n tiene que pasar por criterios educativos en la familia y en la escuela, para que los hombres entiendan que cuando una mujer dice que no, supone cortar cualquier intento¡±.
Los agresores detienen conciertos
En julio pasado, el ingl¨¦s Sam Carter, vocalista de la banda Architects, detuvo su concierto en el festival Lowlands de Biddinghuizen, Holanda. Ante el desconcierto del p¨²blico afirm¨® haber visto a un agresor que no quiso se?alar. ¡°Te vi agarrarle la teta. Lo he visto. Es jodidamente repugnante y no hay lugar para esa mierda. ?No es tu puto cuerpo y no se toca a nadie! ?No en mi puto concierto!", grit¨® causando una ovaci¨®n entre los asistentes. No ha sido el primero. El a?o pasado hubo dos casos muy sonados. Alejandro Sanz dej¨® de cantar en un escenario mexicano por el mismo motivo y fue m¨¢s lejos. Se baj¨® y se enfrent¨® al agresor. El equipo de seguridad expuls¨® al denunciado. Otra vez, el p¨²blico celebr¨®. Lo mismo hizo Eddie Vedder, vocalista de la banda Pearl Jam, en el festival de Wrigley Field, Chicago. Aunque fue menos duro con el lenguaje que Carter, logr¨® el mismo objetivo: "Paren, paren, paren: usted se?or, saque sus dedos de la cara de esa mujer. Todos te est¨¢n apuntando. Por favor, v¨¢yase.".
Echebur¨²a celebra la actuaci¨®n de los artistas porque al ser famosos y tener millones de seguidores, su influencia es mayor. ¡°Tambi¨¦n es bueno que sean hombres, porque la lucha de las mujeres muchas veces ha sido protagonizada solo por ellas y es positivo que los hombres se sumen al rechazo de las conductas abusivas¡±, afirma. No son elementos determinantes, aclara, pero ayuda a que la violencia machista sea atacada por todos los frentes: en la calle, en casa y en la fiesta patronal.
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