Otras prioridades en la vida
Pese a la agitaci¨®n que se ve¨ªa por la tele, a solo una calle de las protestas Barcelona se manten¨ªa ajena a la tensi¨®n pol¨ªtica y los turistas hac¨ªan fotos
![??igo Dom¨ªnguez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2Fc92761c2-3376-4806-a52e-d7a9a5c2033d.jpg?auth=362606f114e5ae990a7f5e30357f165e0b90bc518a12c9e1695dbc5cdcfd3092&width=100&height=100&smart=true)
![Un grupo de jóvenes juegan a las cartas durante la sentada ante la consellería de Exteriores, en Vía Laietana, para impedir que el vehículo de la Guardia Civil pueda moverse.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F63M5NDJTUYDDQOPA6GUH6DMWU.jpg?auth=e18f7034fe9ceaf685b092f81e9bb175a8d2ab2c9251e7ba11bd4875ee68dac0&width=414)
La revoluci¨®n este mi¨¦rcoles ven¨ªa mal, entre semana y sin avisar. Casi todo el mundo en Barcelona ten¨ªa otra cosa que hacer. Seguramente saldr¨¢ mejor si convocan una manifestaci¨®n tal d¨ªa a tal hora, con tiempo, pero al menos esta vez la ciudad no sali¨® a la calle a la llamada grave de los l¨ªderes independentistas. A ¨²ltima hora de la tarde, a la salida del trabajo, la principal concentraci¨®n, frente al Departamento de Econom¨ªa, ya era una cosa m¨¢s vistosa, con miles de personas, pero durante todo el d¨ªa hubo un claro desfase entre c¨®mo lo contaban ellos y c¨®mo se viv¨ªa en la calle, por no hablar de c¨®mo se ve en la tele, que las madres llaman alarmadas sus hijos en Barcelona a ver si est¨¢n bien y ellos les dicen que no pasa nada de nada.
Alguien que caminara siete horas por el centro de la capital catalana y los principales focos de protesta podr¨ªa decir que hab¨ªa poca gente para la alt¨ªsima tensi¨®n que transmit¨ªan los pol¨ªticos y el ritmo informativo. Si esperaban que la calle desatascara este embrollo pol¨ªtico y les sacara a hombros, parec¨ªa que mucha gente ten¨ªa otros asuntos que atender y luego ya lo ver¨ªa en las noticias. Desde primera hora de la ma?ana aparecieron ante el Departamento de Econom¨ªa centenares de ciudadanos con petos verdes, camisetas fosforito, banderas y pancartas, tambi¨¦n con ramos de claveles para poner sobre los coches dela Guardia Civil. Jubilados que llegaban con ganas y ya empezaban a gritar cien metros antes. Adolescentes emocionados con su primera rebeli¨®n y su primer cigarrillo. Abuelas que tuiteaban. Gente sinceramente cabreada, que se hab¨ªa enterado por la radio y faltado al trabajo. Como dec¨ªa Rosa, 60 a?os, traductora: ¡°Esto ahora es lo m¨¢s importante, es la prioridad¡±. Antoni Mart¨ªnez, m¨¦dico jubilado, 60 a?os: "Estoy aqu¨ª para defender la democracia. A m¨ª no me gustan estas situaciones, pero como catal¨¢n y hermano de los espa?oles, esto hay que defenderlo. Me encanta Espa?a y sus personas, pero no lo que dijo Machado: 'Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora'".
Pero solo una manzana m¨¢s all¨¢, en el paseo de Gr¨¤cia, la vida segu¨ªa como en otro planeta. Preguntabas sobre la protesta que se ve¨ªa al fondo y la respuesta m¨¢s repetida era: "Tengo otras prioridades en la vida". Elizabeth Caparr¨®s, que trabaja en turismo, estaba enfadada porque los cortes de calles le hab¨ªan dejado sin autob¨²s. Lo realmente emocionante a cien metros de la principal manifestaci¨®n de Barcelona era la apertura de Uniqlo, el Zara japon¨¦s, primera tienda en Espa?a. Ten¨ªa m¨¢s de cien personas haciendo fila en la puerta. Carmen, 65 a?os, jubilada de la industria farmac¨¦utica, votante de Convergencia, compart¨ªa la protesta, pero dice que ya ha ido a muchas y hac¨ªa compras. El alma pr¨¢ctica, trabajadora y hedonista de Barcelona se impon¨ªa sobre cualquier temblor del Estado de derecho.
En los caf¨¦s de los chaflanes la gente segu¨ªa las novedades por los m¨®viles y comentaba. Aunque era algo que pasaba a cien metros. Ahora bien, quien estaba all¨ª metido lo viv¨ªa. El independentismo es emocional, y adem¨¢s ayer era emocionante, un factor en el que no se suele pensar: esto es para muchos la aventura excitante de una vida, y ma?ana querr¨¢n m¨¢s. Tipos vestidos de superm¨¢n con capa de estelada. Por fin lleg¨® el momento de ponerse con las flores ante la polic¨ªa. Se cantaba much¨ªsimo. Sobre todo L¡¯Estaca y Els Segadors. Se palpaba un patente escr¨²pulo con la violencia, todos muy atentos a las c¨¢maras, para demostrar que son pac¨ªficos, no como el Estado, y llegaba incluso exquisitamente a lo verbal. Se o¨ªa que alguien empieza a corear: ¡°?Fascistas, hijos de puta!¡±. Y la gente le callaba. Tambi¨¦n: ¡°?Espa?ol el que no bote!¡±. ¡°Noo, no¡±, le increpaban. Y se abucheaban gritos a favor de Terra Lliure. ¡°Serenitat, serenitat¡±, ped¨ªan los m¨¢s sensatos. Frente al departamento de Exteriores, la consellera de Gobernaci¨®n, Meritxell Borr¨¢s, habl¨® con los chavales sentados ante la Guardia Civil y les pidi¨® que actuaran pac¨ªficamente, ¡°a la catalana¡±. La verdad es que all¨ª hubo muchos roces con los Mossos, les llamaron de todo, cuando hace nada la gente les abrazaba. Les ped¨ªan que se pusieran de su parte, y probablemente les habr¨ªa gustado pasarse al menos a la sombra, porque pegaba mucho el sol y fueron muchas horas. Por su parte, los todoterrenos de la Guardia Civil aparcados frente a Econom¨ªa acabaron con la gente encima y cubiertos de pegatinas. "?Esta noche os vais sin coche!", fue uno de los lemas m¨¢s celebrados de la jornada.
Ante este espect¨¢culo, los turistas hac¨ªan fotos, porque hab¨ªa un hotel al lado de cada lugar de protesta. "Me parece muy civilizado, en mi pa¨ªs desde luego las protetas no son as¨ª, rompen todo", dec¨ªa Haitham, 37 a?os, un ejecutivo de Dubai que se toma un caf¨¦ en la puerta del hotel contemplando la movilizaci¨®n ante la sede de Econom¨ªa. Gu¨ªas con grupos atravesaban la plaza de Sant Jaume, donde est¨¢ la Generalitat y el Ayuntamiento, y explicaban lo que ocurr¨ªa como quien describe cenefas o g¨¢rgolas. ¡°Lo que quieren saber es si esto es seguro¡±, comentaba el conserje de un hotel sobre sus hu¨¦spedes extranjeros. Y les dicen que s¨ª, que no se preocupen.
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