El divorcio que une a la familia Blanc
Tres generaciones, divididas por el 'proc¨¦s', reflejan tambi¨¦n el consenso a favor de un refer¨¦ndum serio
El proc¨¦s ha dividido a la sociedad catalana y ha polarizado a la familia Blanc. La mitad se declara independentista; la otra mitad no. O casi, pues los acontecimientos pol¨ªticos, sociales y judiciales de los ¨²ltimos d¨ªas han introducido dudas en Ver¨®nica. Tiene 36 a?os, trabaja de ingeniera inform¨¢tica y se reconoce en una posici¨®n mutante. ¡°No porque yo sea independentista ni nacionalista, sino porque me desagrada este acoso a la democracia y a las libertades que se nos est¨¢ imponiendo desde Madrid y que se ha recrudecido en los ¨²ltimos d¨ªas demonizando a los catalanes¡±.
Es una percepci¨®n que ha ganado terreno en la opini¨®n p¨²blica y que ha concedido energ¨ªa al soberanismo. Fuera de la familia Blanc. Y dentro de ella, aunque la representaci¨®n que ha accedido a conversar con EL PA?S ¡ªtres generaciones, diez personas, una abuela de 94 a?os y una nieta de 34, un espectro electoral que va desde Ciudadanos hasta ERC¡ª no otorga escr¨²pulo democr¨¢tico ni garant¨ªa de transparencia a la consulta del 1 de octubre.
¡°Los l¨ªderes soberanistas han precipitado la ley de transitoriedad y han forzado el refer¨¦ndum¡±, explica Dami¨¢n, economista de 37 a?os. ¡°Ellos mismos han desprestigiado el proc¨¦s, no han sido capaces de otorgarle seriedad ni credibilidad. No se ha dado voz a la oposici¨®n. Y al autoritarismo de Madrid se ha opuesto otro tipo de autoritarismo¡±.
Transcurre la tertulia en el jard¨ªn de una comunidad de vecinos acomodada de Sant Cugat del Vall¨¨s (Barcelona). Ana, abogada de 34 a?os, es simpatizante de Ada Colau e independentista ¡°desde hace muchos a?os¡±: ¡°La gesti¨®n pol¨ªtica de Mariano Rajoy, en su pasividad, primero, y en sus medidas represivas, ahora, no ha hecho otra cosa que exacerbar el independentismo. Se han incorporado a la causa muchos catalanes para quienes aqu¨ª ya no est¨¢ en juego la soberan¨ªa, sino la democracia. Y todas las actuaciones policiales y judiciales no han hecho sino incrementar la indignaci¨®n de la gente m¨¢s all¨¢ de la ideolog¨ªa. El del 1 de octubre no es el refer¨¦ndum que hubi¨¦ramos querido. Pero s¨ª es una movilizaci¨®n pol¨ªtica que apela a la defensa de nuestros derechos y libertades¡±.
Montserrat es la matriarca. Se dir¨ªa que le enorgullece reunir a su familia. Universitarios. Profesionales libres. Y que le ilusiona verla conversar en c¨ªrculo como si fuera ella el silencioso eje gravitatorio. Habla poco pero se le escucha como si fuera una figura pontificia: ¡°Yo no voy a ir a votar el 1 de octubre. No quiero la independencia. Yo supe lo que fue el franquismo. Lo padec¨ª. Y quiero que mis hijos y mis nietos vivan en paz. La independencia es mala para la econom¨ªa¡±.
No ha sido f¨¢cil ¡°encontrar¡± una familia dispuesta a hablar. Por pudor. Por miedo a las represalias de ser identificado en una posici¨®n. Y porque el proc¨¦s ha enrarecido las relaciones de amigos y familiares. En casa de los Blanc niegan que la pol¨ªtica sea un tab¨². Y la divisi¨®n que arroja el escrutinio dom¨¦stico ¡ªcinco independentistas, cuatro no independentistas y uno en duda¡ª no contradice los espacios de consenso.
Primero. ¡°La neutralizaci¨®n del Estatut es el pecado original¡±, explica Oriol, director de ventas, 34 a?os, no independentista. ¡°Se produjo entonces una sensaci¨®n de impotencia y de frustraci¨®n. Y Esquerra Republicana, que era un partido secundario, asumi¨® toda la iniciativa del relato. Desde entonces, no ha hecho otra cosa que ganar terreno ERC y ha crecido la causa independentista. Que al mismo tiempo ha sido una maniobra de distracci¨®n. Los pol¨ªticos de aqu¨ª y de Madrid han eludido la corrupci¨®n. O han querido encubrirla con la escalada independentista-patri¨®tica¡±.
Segundo. ¡°Rajoy y el PP han actuado con enorme negligencia¡±, dice David, ingeniero inform¨¢tico de 37 a?os, no independentista. ¡°Su posici¨®n inmovilista ha servido de acicate a la hiperactividad del independentismo. Nunca se ha fomentado un espacio de di¨¢logo y de entendimiento. Y no hay lugar a la esperanza ni a la salida. No hay ant¨ªdoto. Todo lo contrario, la exagerada respuesta de los ¨²ltimos d¨ªas ha elevado la polarizaci¨®n y la crisis¡±.
Tercero. ¡°El refer¨¦ndum pactado va a producirse tarde o temprano, pero es inevitable¡±, razona Irma, empresaria de 42 a?os, independentista. ¡°Es un punto de consenso y un deseo no s¨®lo de esta familia, sino de la inmensa mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica catalana. Y es una reivindicaci¨®n que ha ido creciendo hasta a hacerse incuestionable. Voy a votar el 1-O sabiendo que no es un refer¨¦ndum ortodoxo, pero s¨ª un acto pol¨ªtico camino del refer¨¦ndum verdadero¡±.
Cuarto. ¡°Todos sabemos que no va a declararse la independencia ni el 2 ni el 3 ni el 4, y que estamos en un escenario de crisis pol¨ªtica con sobreactuaciones¡±, explica Mireia, 64 a?os, no independentista. ¡°Por eso tambi¨¦n convendr¨ªa no crear grandes expectativas a quienes creen que va a producirse una declaraci¨®n de soberan¨ªa¡±.
Si la familia Blanc fuera un espejo de la sociedad catalana, la sociedad catalana ser¨ªa un¨¢nimemente republicana y refractaria al PP. No desmienten excesivamente la conclusi¨®n los estudios demosc¨®picos y los resultados electorales, pero m¨¢s all¨¢ de la actualidad o de la emergencia del 1-O, prevalece la impresi¨®n de que la negligencia de la clase pol¨ªtica ha ido a hurgar a un terreno de repercusiones y reacciones imprevisibles: los sentimientos.
Lo explica Ver¨®nica con clarividencia: ¡°Se ha exacerbado con total irresponsabilidad un pulso entre el nacionalismo catal¨¢n y el patriotismo espa?ol. Y que se ha ido a cultivar la diferencia. Lo que ocurre es que el paso que va de la diferencia al sentimiento de superioridad es muy peque?o y muy peligroso. Se ha sometido a las sociedades a un extremo muy preocupante. No soy nacionalista. Pero me he sentido atacada, caricaturizada como catalana. Aqu¨ª hemos vivido sensaciones de humillaci¨®n. Y los l¨ªderes soberanistas no han actuado precisamente como bomberos de la situaci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.