La loter¨ªa clandestina florece en C¨¢diz
En lo que va de a?o, la polic¨ªa ya ha intervenido en la provincia casi 330.000 boletos ilegales, el 50% de Andaluc¨ªa y un 500% m¨¢s que en 2016
Se?oras equipadas con carros de la compra, turistas de tez rosada y semblante despistado, vendedores de ostiones, especias y hasta cachivaches usados: de los Callejones Cardoso a las Plaza de Abastos, las ma?anas laborables en C¨¢diz son un cosmos bullicioso y heterog¨¦neo. En medio del bullicio, un hombre se detiene a charlar con una mujer. Parecen conocerse, pero la conversaci¨®n dura poco. ?l le deja en la mano un papelito doblado. Con maestr¨ªa, ella le entrega una moneda en el mismo movimiento. La se?ora acaba de comprar un boleto de loter¨ªa ilegal o clandestina, como se conoce en C¨¢diz. La transacci¨®n apenas ha durado un minuto y nadie parece haberla visto.
Escenas como estas son tan habituales en la capital y el resto de las localidades gaditanas que los n¨²meros cantan. La provincia lidera el n¨²mero de decomisos de boletos ilegales en toda Andaluc¨ªa. Hasta septiembre, la Polic¨ªa Aut¨®noma de C¨¢diz ha intervenido 327.497 papeletas de juego. La cifra supone un 500% m¨¢s que el a?o pasado (cuando se decomisaron 54.682 billetes) y el 50% de todo lo aprehendido en la comunidad aut¨®noma. A eso hay que sumar los 8.250 cartones con los que se hicieron los agentes en el desmantelamiento de tres bingos ilegales, tal y como detalla la polic¨ªa andaluza en su balance hasta septiembre.
Las cifras se las traen, sobre todo si se tiene en cuenta que, ya de por s¨ª, Andaluc¨ªa es la comunidad de Espa?a en la que el juego ilegal vende m¨¢s boletos y genera m¨¢s ingresos: 32 millones de euros, seg¨²n el ¨²ltimo informe publicado (con datos de 2015) de la ONCE. En el caso de C¨¢diz, los agentes llevan ya realizadas en este a?o hasta 93 inspecciones en establecimientos p¨²blicos. El seguimiento ¡°habitual al de a?os anteriores¡±, como reconoce el inspector jefe de la Polic¨ªa Aut¨®noma de C¨¢diz, Juan Exp¨®sito, pero el resultado de este a?o ha sido bien distinto.
En abril, las pesquisas de los agentes acabaron en una de las mayores incautaciones que se recuerdan. En un dispositivo coordinado entre C¨¢diz, Chiclana y Algeciras, los polic¨ªas se hicieron con casi 275.000 cupones de la OID (Organizaci¨®n Impulsora de Discapacitados), valorados en 400.000 euros. Esa importante intervenci¨®n ha elevado las estad¨ªsticas en lo que va de a?o en una provincia en la que, ya de por s¨ª, el juego ilegal suele encontrar un hist¨®rico basti¨®n.
La Tira, La Paloma, La R¨¢pida, son algunas de las loter¨ªas m¨¢s habituales que se intervienen en C¨¢diz. Al igual que ocurre en el resto de Andaluc¨ªa, son los boletos de la OID (una organizaci¨®n supuestamente sin ¨¢nimo de lucro, pero tachada como ilegal por la polic¨ªa) los que suelen encabezar los decomisos en la provincia. Sin embargo, la querencia en la capital gaditana por el juego clandestino tiene hasta nombre propio, La Blanca. ¡°Es la loter¨ªa hist¨®rica y genuina de C¨¢diz¡±, reconoce Exp¨®sito en referencia a unos boletos de cinco n¨²meros que valen de 0,50 a un 1 euro.
Andaluc¨ªa es la comunidad en la que el juego ilegal vende m¨¢s boletos y genera m¨¢s ingresos: 32 millones de euros
El inspector tiene claro por qu¨¦ en la capital se produce una mayor incidencia de estas infracciones administrativas: ¡°C¨¢diz es una ciudad t¨¦rmino (la localidad es un istmo en el mar) con costumbres muy arraigadas, mucho paro y cierta picaresca¡±. Una combinaci¨®n perfecta en la que, primero La Blanca y luego otras loter¨ªas venidas de fuera, se hicieron fuertes con la connivencia local. ¡°Antes se imprim¨ªa con planchas, ahora basta con una impresora. Se juega en funci¨®n de los n¨²meros del sorteo de la ONCE y se vende en barrios populares como Santa Mar¨ªa o La Vi?a¡±, como a?ade el inspector jefe.
Es dif¨ªcil encontrar a alg¨²n gaditano de cierta edad que no conozca esta loter¨ªa clandestina local. Jacinto M¨¦ndez as¨ª lo afirma, mientras espera sentado en un banco a que su mujer termine de comprar en un puesto de la Plaza de Abastos. M¨¦ndez y su mujer, Teresa, llevan 30 a?os viviendo en Santa Cruz de Tenerife, de donde regresan con asiduidad. Antes de marcharse a Canarias sol¨ªa ser comprador habitual: ¡°Se la compraba a Torre, un marinero jubilado que completaba su baja pensi¨®n vendiendo loter¨ªa. Yo ten¨ªa un n¨²mero fijo, siempre jugaba al mismo¡±.
Venta en barrios populares
De hecho, esa es la principal baza con la que cuenta La Blanca, como reconoce Exp¨®sito: ¡°Se basa en la confianza entre vendedor y comprador. Son gente que se conoce y el cliente suele jugar siempre el mismo n¨²mero. Eso s¨ª, es muy dif¨ªcil que les toque, ya que no se venden tantos como en la loter¨ªa legal¡±. Sin embargo, Jacinto M¨¦ndez s¨ª que tuvo esa suerte. ¡°Me tocaron 200.000 pesetas y el mismo Torre vino a avisarme. Al rato vino con un fajo de billetes?reliados y me los dio. Recuerdo que me sent¨ªa como un contrabandista¡±, recuerda entre risas.
Tanto entonces como ahora, los vendedores de loter¨ªa clandestina se enfrentan a cuantiosas infracciones administrativas. Ellos lo saben y su entorno tambi¨¦n. Eso hace que en la Plaza de Abastos el mutismo sea absoluto, hasta entre los competidores legales. Javier vende loter¨ªa de la ONCE en el c¨¦ntrico mercado. Prefiere no dar su apellido, pero tiene clara su opini¨®n sobre los compa?eros ilegales: ¡°Tienen que ganarse la vida, aqu¨ª hay mucho paro y hace falta. Son vecinos y comprendo que lo hagan. La polic¨ªa tendr¨ªa que meterse a perseguir otras cosas en vez de estas¡±.
A medio camino entre la distancia dada por vivir a?os fuera y el cari?o hacia su tierra, Jacinto y Teresa tambi¨¦n comprenden las motivaciones del que se anima a infringir la ley, tanto en un lado como en el otro. ¡°Mi madre lleg¨® a venderla y lo que consegu¨ªa era chatarra (por las monedas). La necesidad crea las ganas en el que vende como por el que compra. La pena es que es solo la ilusi¨®n del pobre¡±, remacha Teresa con voz resignada.
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