¡°Si en Euskadi se logr¨® la normalidad, c¨®mo no en Catalu?a¡±

¡°Si en Euskadi se ha conseguido volver a la normalidad democr¨¢tica con las dificultades que acarreaba el terrorismo, con un millar de muertos, ?c¨®mo no se va a conseguir en Catalu?a?¡±. Es la opini¨®n de Joaqu¨ªn Gim¨¦nez (Alicante, 1945) ¡ªpresidente de las Audiencias de San Sebasti¨¢n y Bilbao entre 1981 y 1998, los a?os de plomo¡ª, que recientemente se ha jubilado como magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, su ¨²ltimo destino. Gim¨¦nez vivi¨® los funerales cuasi clandestinos. Vio de cerca la muerte y cuando visita Euskadi identifica los lugares por los atentados terroristas. Recuerda a su amigo Rafael Garrido, gobernador militar de Gipuzkoa, culto, dem¨®crata, asesinado por ETA en el centro de San Sebasti¨¢n, junto a su mujer y un hijo, el 25 de octubre de 1986. ¡°Txindoki tendr¨¢ que esperar eternamente¡±, fue el texto p¨®stumo que Gim¨¦nez le dedic¨® porque su asesinato le impidi¨® cumplir el compromiso que ten¨ªa con ¨¦l de hacer senderismo en el monte Txindoki la semana siguiente.

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Gim¨¦nez resisti¨®, tal y como se conjuraron hacerlo muchos jueces en el Pa¨ªs Vasco. ¡°La mitad de mi curso de Deusto se qued¨®. Si eres bombero, no tienes que temer a los incendios¡±. Pero en 1998 tuvo que abandonar Euskadi tras recibir amenazas reiteradas de muerte y comprobar que ETA le segu¨ªa como objetivo desde fines de 1996. ¡°En Euskadi vivimos en el precipicio y se puede vivir en ¨¦l si no tienes v¨¦rtigo¡±, se?ala Gim¨¦nez trasladando aquella situaci¨®n a la de Catalu?a.

No oculta su perplejidad ante ¡°un Gobierno aut¨®nomo insumiso, que se salta la legalidad estatutaria, que convoca un refer¨¦ndum tramposo, que miente cuando dice que Catalu?a est¨¢ en estado de excepci¨®n con la esperanza de que una mentira repetida mil veces cuaje, como hizo Goebbels¡±.

La ¡°divisi¨®n maniquea entre buenos y malos catalanes¡± le recuerda sus vivencias en Euskadi con el problema a?adido de que ETA jug¨® un papel crucial como ¡°escuela de odio¡±. ¡°A odiar se aprende, pero tambi¨¦n se puede desaprender y estamos viendo en Euskadi c¨®mo el abertzalismo ha pasado de defender el exterminio a ejercitar el respeto. En Catalu?a, sin el plus agravado de la amenaza terrorista, puede recuperarse m¨¢s f¨¢cil la convivencia. Est¨¢ en tensi¨®n. Hay que evitar que el globo estalle y que empiece a desinflarse¡±.

La distensi¨®n en la sociedad vasca y el fin del terrorismo fueron consecuencia de su hartazgo de la violencia, se?ala Gim¨¦nez. Junto a la contribuci¨®n policial y judicial, para alcanzar el final de ETA concede mucha importancia a los movimientos sociales que alimentaron la conciencia vasca contra el terrorismo y a la convicci¨®n del nacionalismo ¡ªtras el fracaso del plan Ibarretxe¡ª de que la clave de la estabilidad est¨¢ en la convivencia entre diferentes. No obstante, admite que el lehendakari Ibarretxe, a diferencia de los l¨ªderes soberanistas catalanes, ¡°aunque a rega?adientes, nunca se salt¨® la legalidad y acat¨® las sentencias de los tribunales¡±.

Cree que en Euskadi la tarea es ¡°seguir desaprendiendo el odio que gener¨® ETA¡± como en Catalu?a ¡°superar la dial¨¦ctica de buenos y malos catalanes¡±. ¡°Los independentistas han apelado hasta la saciedad al pueblo de Catalu?a en clave excluyente. Es un t¨¦rmino de confrontaci¨®n. Hay que sustituirlo por sociedad¡±. Lo que le lleva a evocar a su admirado Miguel de Unamuno: ¡°Son mi Bilbao, tu coraz¨®n, los puentes¡±.