Concha Ruiz, una mujer buena en la c¨¢rcel franquista
Muere en M¨¢laga a los 97 a?os una comunista que fue presa pol¨ªtica y cuya vida es exponente del tr¨¢nsito de Espa?a desde la dictadura a la democracia y la modernidad
Concha Ruiz Rando muri¨® en la madrugada del viernes en M¨¢laga, donde hab¨ªa nacido, donde crio a sus hijos y nietos y donde pas¨® d¨ªas y noches terribles en una c¨¢rcel franquista. Ten¨ªa 97 a?os. Fue una mujer excepcional que bien joven ya militaba en el Partido Comunista y cuyo inter¨¦s por la pol¨ªtica no decay¨® nunca. Una presa pol¨ªtica. ?Por qu¨¦ estuvo en la c¨¢rcel? No sab¨ªa explicarlo: cuestiones de militancia, ella no hab¨ªa hecho nada. Tambi¨¦n le toc¨® a su marido pasar por los terribles penales de Franco. A?os estuvo do?a Concha sin hablar de aquel cap¨ªtulo de su vida, pero cuando lo hizo, un d¨ªa, lloraba bajo las gafas. Contaba c¨®mo las mujeres descansaban en la celda, colocadas como sardinas en el suelo, y para poder darse la vuelta ten¨ªan todas que girarse a la vez. ¡°En aquellos tiempos todo estaba prohibido, todo era pecado¡±, se enojaba. Pero ella tuvo arrestos hasta para enfrentarse con el mar, al que entraba como un cicl¨®n de adolescente para ba?arse, en el Pedregalejo malague?o, al lado de las casitas de los pescadores. Gente humilde. La escasa formaci¨®n de las mujeres de aquella ¨¦poca, Concha la combat¨ªa con una exhaustiva informaci¨®n: peri¨®dicos, televisi¨®n, radio, le proporcionaban un panorama completo de c¨®mo discurr¨ªa el mundo. Y cu¨¢nta indignaci¨®n acumulaba con las miserias, las guerras, las injusticias. Era tolerante con todo, menos con los pol¨ªticos que abocaban a sus pueblos a la guerra. El resto, ya pod¨ªan ser adversarios, ella los despachaba con un benevolente ¡°no son malos, solo est¨¢n equivocados¡±. Fue un exponente de los cambios que oper¨® este pa¨ªs a lo largo de casi un siglo: del silencio humillado de 40 a?os de dictadura, de la bondad sin medida para cruzar la Transici¨®n hacia la democracia y del acomodo en una Espa?a pr¨®spera y sin complejos que la acompa?¨® al lado de los suyos en las ¨²ltimas d¨¦cadas de su vida. La ¨²ltima vez que las urnas llamaron a los ciudadanos fue en silla de ruedas, pero fue. Ya hac¨ªa a?os que la Junta de Andaluc¨ªa hab¨ªa reconocido las penurias de aquellos presos pol¨ªticos con una remuneraci¨®n que m¨¢s que otra cosa ven¨ªa a ratificar que nunca fueron culpables de nada. ?Pero usted por qu¨¦ es comunista?, le preguntaron una vez. ¡°Porque me sale del alma¡±, contest¨®. No hab¨ªa m¨¢s razones te¨®ricas, pero en la pr¨¢ctica Concha siempre prest¨® su alma a las causas colectivas, al pr¨®jimo necesitado desde los quehaceres nobles y humildes que la dictadura reserv¨® a las mujeres como ella. Pero tambi¨¦n tuvo su alma dinamitera desde la que alz¨® la voz y el pu?o cuando la guerra frustr¨® su ilusi¨®n juvenil republicana. Ese alma navega ya por las aguas del Mediterr¨¢neo malague?o. Descanse en paz.
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