Salvar aves con detergente y en casetas de obra
El naufragio del Prestige se produjo en el peor momento posible para las aves. Miles de alcatraces, alcas y araos emprend¨ªan por entonces su viaje anual del norte al sur del planeta y quedaron atrapados a la altura de Galicia en cuanto su plumaje toc¨® el viscoso fuel. El veterinario Javier Balado Amado (Oza dos R¨ªos, 1966) se pas¨® aquellos meses encerrado en el Centro de Recuperaci¨®n de Fauna Silvestre de Oleiros (A Coru?a) para curar a las v¨ªctimas voladoras de la marea negra y devolverlas al cielo.
En la noche del 13 de noviembre de 2002 estaba Balado viendo un partido del D¨¦por cuando, en el descanso, la televisi¨®n emiti¨® las im¨¢genes de un petrolero zarandeado por olas gigantescas frente a la costa gallega. ?l, que hab¨ªa vivido ya la marea negra del Mar Egeo junto a la coru?esa Torre de H¨¦rcules, cuenta que se temi¨® otro desastre, pero no logr¨® imaginar la magnitud de lo que se le ven¨ªa encima. Solo en los tres primeros d¨ªas del Prestige, el centro de la Xunta en el que trabaja asisti¨® a 80 aves petroleadas, el n¨²mero total de afectadas en aquel accidente de diciembre de 1992. Durante tres meses fueron 1.500 los ejemplares ateridos y ¡°rebozados en chapapote¡± que desbordaron las instalaciones de Oleiros.
¡°Nos sentimos arropados por m¨¢s de 300 voluntarios llegados de todo el mundo. Hab¨ªa mucha experiencia internacional sobre aves petroleadas, muchos trabajos publicados, y hubo consenso sobre c¨®mo atender a los animales¡±, subraya Balado sobre los veterinarios que de forma altruista se unieron a la causa desde puntos tan lejanos como Jap¨®n. Los animales eran recogidos por los equipos desplegados por la SEO para rastrear la costa y los agentes forestales se encargaban de trasladarlos al centro de recuperaci¨®n, donde recib¨ªan los primeros auxilios.
La cr¨ªtica situaci¨®n oblig¨® a improvisar. Balado y sus compa?eros montaron dos filas con 30 casetas de obra alquiladas para habilitar en su interior compartimentos con calefacci¨®n donde guarecer, rehidratar y alimentar a las aves. Primero se les daba carb¨®n activo para protegerlas de la toxicidad del fuel que inger¨ªan al intentar limpiar sus plumas. El calor les ayudaba a recuperar su temperatura habitual de 40 grados, perdida por culpa del chapapote que despojaba a su plumaje de su poder impermeable. Y cuando ya estaban fuertes, desde Oleiros eran enviadas a Pontevedra, a la base de helic¨®pteros contraincendios de Campi?o, reconvertida en un centro de lavado donde se les quitaba el grasiento fuel con agua caliente y detergente para lavar los platos. ¡°Ning¨²n animal se puede lavar si no est¨¢ bien porque para ellos es muy estresante¡±, explica Balado.
Las supervivientes, finalmente, se soltaban en Portugal para proseguir con su ruta migratoria hacia el sur, lejos del litoral contaminado. Seg¨²n los c¨¢lculos de la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa (SEO), fueron cerca del 30% las aves rescatadas que lograron retomar su vida. ¡°Intentamos hacerlo lo mejor posible para que salieran adelante¡±, afirma Balado mientras ense?a las instalaciones especializadas en atenci¨®n a animales petroleados que se construyeron en Oleiros tras la cat¨¢strofe del Prestige: ¡°Que yo sepa son las ¨²nicas de Espa?a¡±.
LOS ESCENARIOS DE LA TRAGEDIA: MUX?A
El paseo mar¨ªtimo de Mux¨ªa afectado por un nuevo vertido de fuel del hundido ¡®Prestige¡¯, el 22 de enero de 2003, dos meses y medio despu¨¦s de producirse el accidente en la Costa da Morte. Varios voluntarios limpian con palas y cubos los restos del fuel despu¨¦s de haber sido retirado de la acera en m¨¢s ocasiones. En la actualidad, el paseo mar¨ªtimo de la localidad (declarada Zona Catastr¨®fica) sin rastro de fuel. Desplace el cursor de un lado a otro para comprobar el estado del paisaje hace 15 a?os y en la actualidad. Fotos: EFE / Lavandeira Jr - ?scar Corral