Ana Bel¨¦n, la monitora que ¡°solo era ella cuando no estaba ¨¦l¡±
De 44 a?os y madre de dos hijos fue asesinada por su marido despu¨¦s de que le dijera que quer¨ªa separarse
Desde hace casi dos meses, un gesto simple como levantar la cabeza y mirar a su lado es, para Inmaculada Garc¨ªa, el recuerdo de la ausencia de su mejor amiga asesinada. Ella y Ana Bel¨¦n Jim¨¦nez Hurtado, nacida en Vitoria y de 44 a?os, compartieron horas de trabajo como monitoras escolares, confidencias y caminatas hasta el pasado 3 de octubre, cuando Ana Bel¨¦n fue presuntamente asesinada por su marido, en la casa que compart¨ªan en Turiso (?lava) de un golpe en la cabeza.
Garc¨ªa no olvida el d¨ªa en que su compa?era apareci¨® muerta en un coche en Miranda de Ebro: ¡°Aquel d¨ªa me desped¨ª de ella en el colegio a las diez de la ma?ana. Se supone que se iba para casa cuando recibi¨® un mensaje del marido. Se cruzaron con una vecina antes de subir a casa. Fue un martes. El jueves ella iba a hablar con el abogado¡±. Ana Bel¨¦n, cansada de los celos y el control exhaustivo, hab¨ªa decidido separarse de su pareja, con la que ten¨ªa dos hijos de 18 y 14 a?os en com¨²n. ¡°Ese d¨ªa se fueron de casa con una vida y volvieron sin nada. Les ha destrozado la vida. No tienen madre, no tienen casa¡±, reflexiona. Ambos viven ahora, seg¨²n Garc¨ªa, con su t¨ªa paterna.
Vital, alegre, muy amiga de sus amigos y de los animales. As¨ª ve¨ªa a Ana Bel¨¦n su amiga. Una personalidad que solo se atrev¨ªa a mostrar de puertas para afuera. ¡°Ella era feliz fuera de casa. Estaba deseando que se acabaran las vacaciones. Ella era ella cuando no estaba ¨¦l¡±, sentencia Garc¨ªa, que cuenta c¨®mo el marido intentaba aislarla. ¡°Quer¨ªa que estuviera sola¡±. La llev¨® a vivir a un pueblo peque?o (Turiso) y compr¨® la casa sin que ella la viera antes. Quer¨ªa ver si consegu¨ªa separarla¡±, a?ade.
Un comportamiento obsesivo que se hab¨ªa acentuado en las semanas anteriores al asesinato y que puso en alerta a Garc¨ªa. ¡°Pens¨¢bamos que cualquier d¨ªa nos la preparaba. El ¨²ltimo mes fue horrible. En cuanto ella se rebel¨®, en cuanto no fue sumisa...la mat¨®¡±, admite. Hasta ese d¨ªa nunca hab¨ªa habido, seg¨²n su compa?era, agresiones f¨ªsicas.
Desde ese martes, el pesar por la ausencia de Ana Bel¨¦n se extiende m¨¢s all¨¢ de su familia y amigos. Los alumnos de la escuela Unamunzaga Ribavellosa en la que trabaj¨® durante 12 a?os apenas pueden escuchar la canci¨®n que ensayaron para un videoclip junto a la monitora y han preparado una caja con cartas y dibujos en su interior que Garc¨ªa entregar¨¢ a la familia como homenaje cuando se sientan preparados.
Y es que el pesar, acompa?ado de rabia e impotencia, no solo no desaparece con el paso de las semanas, sino que arrecia con cada nuevo asesinato por violencia machista. ¡°Antes lo o¨ªas y te dol¨ªa, pero desde entonces es otra cosa. No es lo mismo o¨ªrlo que vivirlo. No es igual.¡±, concluye Garc¨ªa.
La violencia de g¨¦nero en el entorno rural
En 2016 se registraron 99 denuncias por violencia de g¨¦nero en las comisar¨ªas de la Ertzaintza, 17 de ellas en la Cuadrilla de A?ana -una de las siete agrupaciones de municipios de ?lava a la que pertenece Turiso y que engloba a cerca de 8.000 habitantes- de acuerdo con los datos proporcionados por el Servicio de Igualdad de la Cuadrilla.
Algunos de los miedos que con frecuencia asaltan a las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero a la hora de denunciar, cobran m¨¢s peso cuando viven en entornos rurales. As¨ª se extrae del informe, que concluye que en estas zonas el control social es m¨¢s intenso y existe un mayor temor al qu¨¦ dir¨¢n, lo que contribuye a que las mujeres se mantengan en silencio.
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