Los tres d¨ªas que conmocionaron Catalu?a

Ma?ana se cumple un mes de la proclamaci¨®n de la rep¨²blica por parte del Parlament de Catalu?a y la activaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n por el que el Gobierno intervino la Generalitat. Ambas decisiones llegaron precedidas de tres d¨ªas de negociaciones pol¨ªticas al l¨ªmite y de decisiones por parte del independentismo que han acabado con buena parte del Govern en prisi¨®n preventiva y otros cinco miembros, comenzando por el expresidente Carles Puigdemont, huidos en Bruselas.?

Ma?ana del mi¨¦rcoles 25 de octubre

En el Palau de la Generalitat, los nervios est¨¢n a flor de piel. Se agota el plazo. El Senado est¨¢ convocado, ma?ana, para desencadenar la aprobaci¨®n del art¨ªculo 155. El temible art¨ªculo por el que se intervendr¨¢ la autonom¨ªa.

El president Puigdemont sabe que debe rectificar la perifr¨¢stica declaraci¨®n unilateral de independencia (DUI) del d¨ªa 10 de octubre. Si no lo hace, el Gobierno depondr¨¢ al Govern. La era de la ambig¨¹edad infinita toca a su fin.

Este mi¨¦rcoles, cargado, ha tenido una previa en la reuni¨®n ordinaria del Govern de ayer martes. Krls (Puigdemont, en su firma de Twitter) reclama a todos sus consejeros que se definan clara y ¡°honestamente¡±.

La m¨¢s radical contra la convocatoria de elecciones anticipadas es la de Educaci¨®n, Clara Ponsati (sin acento, el verdadero apellido de Ponsat¨ª). Para ella ser¨ªa retroceder y ¡°anular¡± todo lo realizado por el proc¨¦s.

El m¨¢s claro y detallado a favor de llamar a elecciones es el de Empresa, Santi Vila: ¡°Hay que decretar el alto el fuego, no tomar ninguna medida unilateral ni en favor de la DUI ni del 155, hay que buscar la intersecci¨®n, y esta es la convocatoria de elecciones¡±. Le apoya en todo el consejero de Justicia, Carles Mund¨®, de Esquerra. Abunda en las consecuencias de continuar el desaf¨ªo y culminar la reversi¨®n del orden estatutario. La mayor¨ªa se alinea con Ponsati, pero muchos lo hacen suavemente, introduciendo matices.

En la ma?ana del mi¨¦rcoles, la divisi¨®n del martes contin¨²a sin variaciones. Tambi¨¦n en Madrid hay diferencias de criterio. ¡°Primeras grietas en el pacto PP-PSOE sobre el uso del 155¡±, titula EL PA?S en portada. Puigdemont ha vuelto a convocar a sus consejeros, ahora informalmente. Acuden al encuentro, entre otros, el vicepresidente Oriol Junqueras y la consejera de Gobernaci¨®n, Meritxell Borr¨¤s. Tambi¨¦n se deja ver el expresidente Artur Mas. El tono dominante, mayoritario, es ¡°llegar hasta el final de la DUI y proclamar la rep¨²blica¡±, registra un alto funcionario. Destaca a favor de ello Junqueras, l¨ªder de Esquerra: ¡°No tenemos otro remedio. Ellos nos han llevado hasta aqu¨ª. Los Jordis siguen en la c¨¢rcel y nuestra gente, procesada¡±.

Le flanquean bastantes. Santi Vila, el verso suelto oficial del equipo, pero gran amigo personal de Krls, hasta el punto de que fue este quien ofici¨® su matrimonio, mantiene sus posiciones.

Acabado este segundo tanteo a su Gobierno, Puigdemont recibe a algunos dirigentes del grupo parlamentario de Junts pel S¨ª, los montagnards radicales del proc¨¦s, que vienen de reunirse en el Parlament. Van encabezados por los portavoces Jordi Turull (del PDeCAT) y Marta Rovira (de Esquerra). Son la otra cara de la moneda. Se inclinan por no convocar: resistir numantinamente.

Por contra, los j¨®venes dirigentes del partido, la antigua Converg¨¨ncia transmutada en PDeCAT, Marta Pascal y David Bonveh¨ª, contrapesan: convocar elecciones. Pero el dilema se plantea a¨²n en modo suave, con sordina, entre an¨¢lisis muy inmediatistas, tacticistas, sobre qu¨¦ y qui¨¦n debe responder al Gobierno en el Senado, de si adelantarse o ganar tiempo.

Acabada la reuni¨®n, sobre las doce, Krls recibe al antecesor socialista de su predecesor, Jos¨¦ Montilla. Montilla le insta a que convoque, ¨²nica manera de evitar la intervenci¨®n. ¡°Puedes poner en riesgo tu cargo, pero no tienes derecho a poner en riesgo las instituciones catalanas¡±, le dice. Es lo mismo que le han manifestado tanta gente relevante. Entre ellos, el presidente del influyente C¨ªrculo de Econom¨ªa, Juan Jos¨¦ Brugera, quien al frente de una peque?a delegaci¨®n se traslad¨® a Girona el s¨¢bado anterior para transmitirle su creciente inquietud. Y rogarle que adelantase elecciones.

Pero Montilla le a?ade algo de especial valor. Puigdemont anda buscando el compromiso de que si convoca no se aplique el 155, as¨ª como promesas favorables a los dos Jordis que andan en la c¨¢rcel y de suavidad en la actuaci¨®n de la fiscal¨ªa. Montilla, que ha hablado con el secretario general del PSOE, Pedro S¨¢nchez, se compromete a que este partido ¡°no votar¨¢¡± el 155 si Puigdemont convoca, algo definitivo porque el presidente Mariano Rajoy ¡°no est¨¢ dispuesto a aplicarlo si no cuenta con el apoyo socialista¡±.

¡°Ya no est¨¢ en manos del Gobierno sacar a los Jordis de prisi¨®n¡± le advierte Montilla

Y le disuade de los otros requisitos, dici¨¦ndole que no figuran en el ¨¢mbito de competencias del Gobierno. ¡°Ya no est¨¢ en manos del Gobierno sacar a los Jordis de prisi¨®n¡±, le dice. Montilla le hace una ¨²ltima pregunta a Puigdemont antes de marcharse. ¡°?No har¨¢s todo esto sin hablar antes con alguien del Gobierno, verdad?¡±. La respuesta es la que tem¨ªa. No hay contactos directos entre los presidentes. Solo los que mantiene el consejero Santi Vila con alg¨²n ministro y la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Tambi¨¦n alg¨²n otro acuerdo en niveles intermedios entre el jefe de Gabinete de Puigdemont, Josep Rius, con su hom¨®logo en Moncloa, Jorge Moragas. Poco m¨¢s.

Tras o¨ªr a muchos y auscultar ¡°todo tipo de opiniones¡±, Krls ha ido ¡°afianzando su convicci¨®n de convocar, no ha recibido ning¨²n rechazo frontal¡±, susurra un ¨ªntimo. A la hora del almuerzo es ya ¡°perfectamente consciente¡±, sin embargo, ¡°de que no tendr¨¢ suficiente apoyo, ni en el partido ni en el Govern¡±.

Pero, ¡°a¨²n as¨ª, mantiene su prop¨®sito de convocar¡±, confirma una fuente muy pr¨®xima, presente ese d¨ªa en Palau. Solo ¨¦l dispone del bot¨®n nuclear, la competencia personal¨ªsima del president de disolver el Parlament y convocar elecciones que le otorga el Estatut. Y teme especialmente pasar a la historia como el personaje que provoc¨® la intervenci¨®n de las instituciones auton¨®micas, ese bald¨®n.

Tarde del mi¨¦rcoles 25 de octubre

Por la tarde, Krls recibe a su padrino, quien le nombr¨® (por sorpresa) sucesor, Artur Mas. No quiere mover una ficha tan decisiva sin una ¨²ltima consulta directa y tranquila al antecesor.

Aunque conozca sus posiciones, porque son p¨²blicas, ¡ªMas las ha reiterado hasta en el Financial Times (6 de octubre)¡ª o precisamente por ello, porque coinciden y porque le conviene el m¨¢ximo respaldo. La situaci¨®n no est¨¢ madura, los Gobiernos europeos no apoyan la independencia, no estamos preparados. ¡°No nos precipitemos, ganemos tiempo, consolidemos los avances que hemos conseguido, no podemos perder la iniciativa, muchas personalidades lo piden...¡± Ese es el argumentario discretamente compartido.

La conversaci¨®n se desarrolla exactamente as¨ª, seg¨²n el relato contrastado de dos personas pr¨®ximas a ambos interlocutores:

¡ª Sabes que, hagas lo que hagas, tendr¨¢s mi apoyo, abre Mas.

¡ª Quiero tu opini¨®n, pide Puigdemont

¡ª Lo ¨²nico importante es lo que t¨² quieras hacer. T¨² eres el presidente. ?Qu¨¦ quieres hacer?, responde Mas.

¡ª Convocar elecciones, concreta el president.

¡ª Te doy y te dar¨¦ todo mi apoyo, concluye Mas.

Esta tarde, a Puigdemont se le ve decidido, pero tambi¨¦n ensimismado, solitario, grave; semblante que muy escasas veces combina con su car¨¢cter efusivo y din¨¢mico, muy de miny¨® escolta (boy scout) levemente ir¨®nico.

Convoca de nuevo a su Gobierno para ¨²ltima hora, a partir de las 19.00, que acaban siendo las 20.00. Pero, por vez primera, una reuni¨®n del consejo ejecutivo oficial se ampl¨ªa tambi¨¦n al plenario de los miembros del sanedr¨ªn, o magm¨¢tico estado mayor del proc¨¦s.

Acuden al anexo de la sala Torres-Garc¨ªa, junto al pati dels Tarongers, uno tras otro, el dirigente de Esquerra Xavier Vendrell, un ultradical con pasado en el Moviment de Defensa de la Terra; el fundador del Ara y visitador de Julian Assange en su autoencierro dorado de Londres, Oriol Soler; los sustitutos de los Jordis, Marcel Mauri y Agust¨ª Alcoberro; y la plana mayor parlamentaria de Junts pel Si: Rovira, Turull, Pascal, Bonveh¨ª, Llu¨ªs Corominas, hasta Llu¨ªs Llach.

Sobre las 22.30 acude el S¨ªndic de Greuges, Rafael Rib¨®, procedente de Madrid, donde ha visitado en al c¨¢rcel de Estremera a Jordi S¨¢nchez, de la ANC, quien hab¨ªa sido su adjunto como defensor del pueblo. Aquello parece el camarote de los hermanos Marx, comenta un socarr¨®n funcionario de Presidencia.

Van a jugar la partida en el ¨²ltimo cuarto de hora, quiz¨¢ cuando el tiempo est¨¢ incluso sobrepasado, en vez de hacerlo inmediatamente despu¨¦s del refer¨¦ndum, al calor de las protestas por la dura actuaci¨®n de los cuerpos policiales. Entonces habr¨ªan podido contratacar a campo abierto; ahora solo pueden aspirar, arrinconados, a protegerse en una esquina. El margen es estrecho, pero hay margen.

La noche de los cuchillos cortos

Puigdemont est¨¢ dispuesto a agotar los tiempos. Desde el principio plantea directamente, sin circunloquios, su firme intenci¨®n de proceder a la convocatoria de elecciones auton¨®micas: ¡°Aquesta ¨¦s la meva responsabilitat i la vull tirar endavant aix¨ª (esta es mi responsabilidad y la quiero sacar adelante as¨ª)¡±, espeta, sin ambages: convocar es su responsabilidad y la quiere ejercer as¨ª, de inmediato.

Aduce y detalla las razones ya mencionadas, subrayando la necesidad de salvar las instituciones ¡ªla huella de los contactos con el lehendakari Urkullu¡ª que su propio Gobierno derrumb¨® con las leyes de desconexi¨®n: ¡°Em preocupa que ens fotin l'autonomia (me preocupa que nos jodan la autonom¨ªa)¡±.

A?ade que la convocatoria de elecciones ¡°no es a cambio de nada¡±, sino del compromiso del Gobierno central de no aprobar la puesta en marcha del procedimiento de intervenci¨®n del art¨ªculo 155. Subraya que sigue impresionado por las cargas policiales del 1-O y que le inquieta lo que denomina ¡°el riesgo de violencia a cargo del Estado¡±.

Recibe varios apoyos de peso. El de Artur Mas, el de Santi Vila, el del parlamentario Oriol Amat, y los de los j¨®venes jefes del partido, Pascal y Bonveh¨ª... As¨ª como otro menos esperado, que aporta carga sentimental: Jordi S¨¢nchez, el presidente de la ANC en la c¨¢rcel desde el 17 de octubre, env¨ªa desde su encierro un amplio mensaje a los reunidos, a trav¨¦s de su exjefe Rafael Rib¨®. Lo esencial: ¡°no a formalizar la DUI¡±.

Rib¨® tambi¨¦n asegura a los presentes que tiene informaci¨®n ¡°del Gobierno¡±, sin especificar m¨¢s. Dice que ¡°en Madrid¡± se barajan cinco escenarios: elecciones, independencia, independencia simb¨®lica, independencia con elecciones o que no pase nada. De estos escenarios el que m¨¢s complica la aplicaci¨®n del 155, asegura, es la convocatoria de elecciones. Y lanza una advertencia, siempre cuid¨¢ndose de revelar las fuentes. ¡°Hay que ser cautos, esta vez las pelotas no ser¨¢n de goma¡±, dice el defensor del Pueblo catal¨¢n en referencia a las cargas policiales del 1 de octubre.

Enfrente se produce un aluvi¨®n de fr¨ªas reticencias, negativas edulcoradas y tr¨¦mulas angustias. Turull blande el argumento sentimental: ¡°Nuestra gente ha sido golpeada por la causa, no entender¨ªan que les dej¨¢ramos en la estacada¡±.

El conseller de Territori, Josep Rull, que lleva d¨ªas aleccionando a sus propios hijos sobre su inmediato futuro en prisi¨®n, se pone dram¨¢tico, pero cuida de no hacerlo en plenario, sino en un aparte: ¡°El Estado autoritario me encarcelar¨¢, pero estar¨¦ orgulloso de ir a la prisi¨®n en defensa de mi pa¨ªs¡±. Esa oscura perspectiva para nada emociona a un vitalista, excursionista, guitarrista y forofo de los Beatles como Puigdemont.

¡°No podemos recular, nos llamar¨ªan traidores¡±, se queja Marta Rovira

Los presentes constatan que Puigdemont est¨¢ decidido a convocar elecciones. Los sustitutos de los Jordis al frente de la Asamblea Nacional Catalana y de ?mnium Cultural desempe?an un papel discreto. ¡°Solo os pedimos que no os olvid¨¦is de los Jordis en prisi¨®n¡±, dice Marcel Mauri, vicepresidente de ?mnium.

Los de Esquerra hablan poco. El legalista Mund¨® calla a cal y canto. El president sugiere que si discrepan de su postura, Junqueras se haga cargo de su sill¨®n presidencial, pero el republicano se escurre. ¡°Me llam¨¢steis para colocaros en la preindependencia y no quiero acabar mi mandato abocando a Catalu?a a la preautonom¨ªa¡±, alega Krls, prof¨¦tico.

En uno de los momentos m¨¢s calientes, la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, reitera su recurrente t¨¢ctica de romper en sollozos y llorar desconsoladamente. ¡°No podemos recular. Hasta los nuestros nos llamar¨ªan traidores, no podr¨ªamos volver a casa¡±, balbucea.

El manido truco resulta bastante eficaz, porque tras sus sonoras l¨¢grimas, todos suelen dejar la discusi¨®n por imposible. En este caso resulta ¡°un dram¨®n¡±, como lo define un asistente. Ahora es su jefe de filas, Junqueras, quien recoge el guante y define la posici¨®n oficial de Esquerra: ¡°En resumen, president, respetamos la convocatoria de elecciones, pero no la compartimos¡±.

Es un s¨ª pero desganado, un ambiguo mensaje que vuelve a colocar las sospechas de debilidad como un sambenito en las espaldas de los postconvergentes, siempre acusados del (por otra parte estupendo, aunque se ve que horrible, en ese foro) calificativo de ¡°pactistas¡±.

¡°Estos de Esquerra siempre nos traicionan¡±, musita uno de ellos. ¡°Siempre nos acusan de ser los primeros en abandonar el barco¡±, se queja, dispuesto a ¡°demostrarles lo contrario¡± en esa fr¨ªvola e irresponsable cadena de chantajes mutuos, como la define sotto voce un asistente. ¡°El president es sensible a estos argumentos de partido¡±, reconoce.

Los Rull y los Turull vuelven a la carga, apremiando a que ma?ana se re¨²na el grupo parlamentario, que es el macizo de la raza, con la evidente finalidad de retrasar, obstaculizar o cancelar la convocatoria electoral: ¡°El grupo parlamentario lo debe saber antes¡±, argumentan. Concedido, ser¨¢ a las 10.30. Pero todo es en vano. Aunque tocado por el d¨¦bil apoyo de los suyos y por la g¨¦lida distancia ambigua de Esquerra, Puigdemont se mantiene en sus 13. Convocar¨¢.

El decreto de llamada a las urnas est¨¢ ya redactado. Se introduce una frase de ¨²ltima hora, producto de los posos de mediadores y vascos: la convocatoria se realiza, a?aden, ¡°de acuerdo con la legislaci¨®n vigente¡±.

Las versiones posteriores de que las garant¨ªas obtenidas de Madrid no bastaban para recular y que esa madrugada se exig¨ªan otras nuevas son eso, explicaciones a posteriori, carecen de base. Nadie las echa en falta, salvo Rovira, que inquiere por ellas, que asegura: ¡°No cumplir¨¢n¡±.

Puigdemont contesta, taxativo: ¡°Tenemos las garant¨ªas. Convocamos y no habr¨¢ 155¡±, deletrea el president.

Hasta tal punto sale valedor de las garant¨ªas, que el texto-borrador del decreto de convocatoria de elecciones ?lo env¨ªa al Gobierno central! para que este lo valide o sugiera enmiendas. Lo da por v¨¢lido, aunque sugiere que el president refuerce su impacto acudiendo al Pleno del Senado de ma?ana.

Tras seis horas largas de reuni¨®n, sin tener los asistentes nada m¨¢s que agua que llevarse a la boca, llega la conclusi¨®n: ¡°T¨² eres el president. Si has decidido convocar, hazlo ya, publica el decreto ahora mismo en el DOGC (Diari Oficial de la Generalitat)¡±, se resigna Junqueras.

El gran error: dejar pasar la ocasi¨®n de convocar elecciones de madrugada

?Alea jacta est? Casi. Las agujas del reloj se acercan a las tres de la madrugada. Un gesto de elegancia de Santi Vila pretende redondear la operaci¨®n: ¡°En los pa¨ªses normales, este tipo de decretos se publican por la ma?ana, no de madrugada¡±.

Es un mal c¨¢lculo, ¡°el verdadero error de Vila¡±, seg¨²n sus amigos. Permite, sin quererlo, que de aqu¨ª a unas horas el panorama se d¨¦ la vuelta como un calcet¨ªn.

?Ma?ana del jueves 26

El jueves se augura tranquilo. Puigdemont est¨¢ seguro de s¨ª mismo. Tanto que comete, ¨¦l tambi¨¦n, otro error: espera a firmar el decreto hasta despu¨¦s de la reuni¨®n del grupo parlamentario. Antes de empezar, los correveidiles ya susurran la inminente convocatoria y que habr¨¢ una comparecencia presidencial para anunciarla. En Madrid se suceden los titulares que lo dan por hecho.

Pero, atenci¨®n, las tornas empiezan a cambiar. Junqueras se ha pasado al campo de su secretaria general, Marta Rovira. Increpa ¨¢speramente a Puigdemont. ¡°Pero, ?es que tienes la seguridad de que no aplicar¨¢n el 155?¡±, le espeta en un di¨¢logo ¡°borrascoso¡±, como lo califica un pr¨®ximo de Puigdemont.

Un tuit del dirigente del PP Xavier Garc¨ªa Albiol seg¨²n el que quiz¨¢ se aprobar¨ªa el decreto del 155 para dejarlo inmediatamente en suspenso enciende (o encender¨¢) los ¨¢nimos. El mensaje lo repite en media docena de entrevistas que Albiol concede durante la ma?ana a varios medios: ¡°El Gobierno no parar¨¢ la tramitaci¨®n de 155¡±, asegura, siempre polarizando. Solo concede el beneficio de la duda sobre la intensidad de la intervenci¨®n de la autonom¨ªa. ¡°En funci¨®n de las necesidades se aplicar¨¢n unas medidas u otras¡±.

Krls pide a un conseller de su confianza que reescriba a Madrid. Y este lo hace a un nuevo y conocido intermediario residente en la capital, pero que quiere conservar el anonimato, en esta cadena de SMS: ¡°Anoche decidimos convocar elecciones; eso debe ser correspondido con la no aplicaci¨®n del 155. El president nos pide garant¨ªas de que su gesto no es in¨²til esta vez. El PP no se puede equivocar. ?ltima oportunidad¡±, anuncia. ¡°No quiere firmar hasta tener esta ¨²ltima garant¨ªa¡±, apremia.

No hay nuevos mensajes por escrito. Todav¨ªa a las 11.00 la convocatoria de elecciones sigue en pie y se prepara la comparecencia p¨²blica para anunciar el trueque convocatoria de elecciones por alejamiento del 155.

A partir de entonces se juega la ¨²ltima batalla campal. La abre el hiperactivo diputado de ERC Gabriel Rufi¨¢n. A las 11.11 escribe en Twitter un mensaje tan contundente que ni necesita de los 140 caracteres de rigor. ¡°155 monedas de plata¡±. Las acusaciones de ¡°traidor¡± a Puigdemont se multiplican por las redes. Justo lo que no est¨¢ dispuesto a soportar.

Estas acusaciones se escuchan en la Generalitat en forma de proclamas desde la calle. Los estudiantes universitarios, en huelga precisamente ¡°en defensa de la rep¨²blica¡±, se dirigen a la plaza de Sant Jaume. Ya no protestan contra el 155, sino contra la convocatoria electoral. ¡°Puigdemont, traidor¡±, se escucha cada vez con m¨¢s intensidad.

Los partidos se preparan para resistir en sus posiciones. Esquerra re¨²ne a su ejecutiva a las 13.30. La orden es clara: abandonar el Govern de forma inmediata para dejar constancia del desacuerdo. El PDeCAT se congrega a la misma hora. ¡°Hay que resistir junto al president¡±. Este, mientras tanto, guarda silencio. ?l no ha verbalizado ante los ciudadanos todav¨ªa la palabra ¡°elecciones¡±. Tiene previsto hacerlo a las 14.30 en una convocatoria que suspende apenas cinco minutos antes. Y ya nadie se atreve a ponerle hora a la nueva comparecencia. Nervios y gritos de ¡°traici¨®n¡±. A esa hora Puigdemont decide no firmar la convocatoria de elecciones. Ha perdido la partida planteada consigo mismo.

La tarde del jueves 26

?La comida es m¨¢s que frugal. Bocadillos y poco m¨¢s en las sedes de los partidos. Puigdemont se hace de rogar. Los nervios tambi¨¦n invaden las entidades independentistas. Reuni¨®n de urgencia en la sede de ?mnium Cultural a las 14.30. La consigna: pase lo que pase, haya o no elecciones, la batalla es sacar de prisi¨®n a los Jordis.

Puigdemont acaba compareciendo a las cinco de la tarde, minutos antes de que arranque el pleno que debe proclamar, o no, la rep¨²blica. Descarta las elecciones. ¡°No tenemos garant¨ªas de que no se aplique el 155¡±. Estupor en el PDeCAT. La intervenci¨®n de la Generalitat se adivina muy pr¨®xima. La votaci¨®n sobre la independencia se deja para la sesi¨®n del d¨ªa siguiente. Sin embargo, Puigdemont ya tiene en su poder la carta de dimisi¨®n del consejero Santi Vila. ¡°Dimito. Mis intentos de di¨¢logo nuevamente han fracasado. Espero haber sido ¨²til hasta el ¨²ltimo minuto al presidente y a los catalanes¡±, resume.

Ma?ana del viernes 27

Pese a que la cat¨¢strofe ya se palpa y pese a que los esfuerzos de los mediadores empresariales han cosechado resultados desiguales, estos no cejan en el empe?o. ¡°Puigdemont deja v¨ªa libre al 155 al negarse a convocar elecciones¡±, cuenta EL PA?S en portada. Dos de los mediadores que los d¨ªas anteriores hab¨ªan buscado ayuda en el Gobierno vasco se presentan al filo de las 9.00 en el Palau. Como no tienen cita previa, no pueden entrar. Van al bar de la esquina. All¨¢ les localiza el ervicio de protocolo de Presidencia. Suben al despacho del president. Le dicen: ¡°Hay un camino a la sensatez y otro a la papelera de la historia, nos tememos que el que prevalece es este y que las consecuencias econ¨®micas sean horrorosas¡±.

¡°Ya no puedo hacer nada, hablad con Oriol¡±, responde Puigdemont.

Acuden adonde Junqueras. Usan parecidos argumentos. ¡°?D¨®nde est¨¢bais cuando os necesit¨¢bamos? ?En qu¨¦ nos hab¨¦is ayudado?¡±, les recrimina Junqueras.

La ¨²ltima suerte, el ¨²ltimo penalti del ¨²ltimo minuto se ha lanzado. Ahora llegar¨¢n los himnos, pero cantados con tono funerario; los desfiles de alcaldes con sus bastones de mando y su voluntarismo y su desesperanza; el fin nada heroico del lustro soberanista.

A mediod¨ªa, Krls acude al Parlament con su esposa, Marcela Topor. Se re¨²ne brevemente con los de Junts pel S¨ª para planificar el pleno. Se respira m¨¢s incertidumbre que ilusi¨®n. Despu¨¦s saluda a los 300 alcaldes independentistas que han acudido para presenciar su particular gran d¨ªa.

Tres horas m¨¢s tarde se celebra la votaci¨®n. Puigdemont y Junqueras evitan mirarse; se sientan de lado en esca?os continuos, pero logran darse la espalda, esa ruptura tambi¨¦n gestual. Son las 15.27. Setenta votos a favor, diez en contra y dos en blanco. ¡°La rep¨²blica catalana se constituye como un Estado independiente y soberano¡±, proclama la resoluci¨®n. La C¨¢mara, semivac¨ªa por la ausencia de la oposici¨®n, consuma el desaf¨ªo: culmina el golpe parlamentario iniciado con las leyes de desconexi¨®n del 6 y el 8 de septiembre. Cantan Els Segadors, pero en modo funerario. 45 minutos despu¨¦s, a 600 kil¨®metros, en el Senado, el pleno que vota la aplicaci¨®n del 155 est¨¢ en su recta final. La intervenci¨®n de la Generalitat es imparable una vez el PSOE retira la enmienda que dejaba sin aplicar el 155 si se convocaban elecciones en Catalu?a.

Unos cuantos consejeros, casi todos, van del Parlament al Palau de la Generalitat. Fuera hay miles de incondicionales celebrando la nueva rep¨²blica. Dentro no hay tiempo para las celebraciones. Rumores continuos, cada diez minutos, de que llega la Guardia Civil. ¡°?Qu¨¦ hemos de hacer?¡±, preguntan todos, insistentes. Puigdemont se hace eco de los rumores. ¡°Nos detendr¨¢n a todos¡±, dice uno de los consejeros.

Puigdemont corta estos comentarios. Ordena calma y no tomar ninguna decisi¨®n. ¡°El lunes, todos a trabajar¡±. Caras de incredulidad ante un fin de semana que se adivina insoportable despu¨¦s de tanta tensi¨®n. Uno de los asistentes pide a Krls que se prepare para dar la cara el s¨¢bado. No hay respuesta. Siguen las preguntas de qu¨¦ tocar¨¢ hacer ahora, ante la que creen inminente llegada de los guardias. Un pesado silencio. Hasta que el conseller de Interior, Joaquim Forn, siempre radical, al menos desde sus a?os mozos con la familia Pujol, da la curiosa consigna de cierre: ¡°Abrac¨¦monos¡±, exhorta.

Y se van de fin de semana.