Ecos de turismo pol¨ªtico desde la quinta provincia catalana
Bruselas recibe el masivo desembarco de independentistas convocados por ANC y ?mnium Cultural
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En la Grand Place de Bruselas, el mayor atractivo tur¨ªstico de la capital belga, convergen estos d¨ªas dos tipos de visitantes. Los que vienen a ver a Magritte y los edificios del barrio europeo, y los que arriban al encuentro de Puigdemont y a clamar contra los ocupantes de los inmuebles comunitarios, tan reacios a cualquier concesi¨®n al nacionalismo.?"Esto no es una pipa", titul¨® el artista belga un cuadro en el que pint¨® una pipa. "Esto no es democr¨¢tico", dice Puigdemont sobre la acusaci¨®n emitida por jueces de una democracia.
La marcha independentista de este jueves en Bruselas se espera multitudinaria. Los organizadores hablan de un m¨ªnimo de 20.000 manifestantes recorriendo sus calles para apoyar el proc¨¦s, pedir la libertad de los presos pol¨ªticos y sobre todo, demandar a la UE un cambio de postura en la crisis catalana, en la que se ha alineado sin ambig¨¹edad con la Constituci¨®n espa?ola. Europe, wake up!?¡ª?Europa, despierta!, es el lema de la marcha¡ª, que concluir¨¢ con discursos del candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, y la n¨²mero dos de ERC, Marta Rovira. La mitad de asistentes llegar¨¢ en coches particulares, 4.000 en autob¨²s, 2.500 en avi¨®n y el resto en caravanas y trenes.
Mientras el acto echa a andar, el activismo se ha concentrado en las ¨²ltimas horas, sin convocatorias, en las zonas nobles. Mercadillos de Navidad en los que se oyen proclamas espor¨¢dicas, el hotel desbordado donde este mi¨¦rcoles pudieron escuchar las intervenciones de Artur Mas y Carles Puigdemont, y como epicentro sentimental robado temporalmente a la belgitud, la citada Grand Place. Si al turista com¨²n se le identifica por la cabeza alzada observando su alrededor, el gofre de chorreante chocolate escurri¨¦ndose entre los dedos y el m¨®vil siempre presto para un selfie, al turista pol¨ªtico se le reconoce por todo lo anterior y porque, adem¨¢s, convive con el campo de visi¨®n limitado por la bandera. Decenas de esteladas emergieron anoche en la mayor plaza de Bruselas en medio del imponente espect¨¢culo de luz y sonido habitual de la ¨¦poca navide?a.
"Los catalanes hacen cosas", fue uno de los c¨¢nticos coreados a modo de burla de la obviedad con la que Mariano Rajoy quiso en 2010 congraciarse con los habitantes de la comunidad. Todo transcurri¨® sin incidentes. "Espa?ol el que no bote", fue el grito m¨¢s agresivo hacia los otros. La m¨²sica y el entorno monumental creaban una atm¨®sfera m¨¢gica, propicia para la adhesi¨®n a naciones sin Estado. As¨ª lo percibi¨® el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufi¨¢n, que comparti¨® una foto desde la distancia. "Barcelona, Lleida, Tarragona, Girona y Bruselas", escribi¨® en redes sociales. Seis palabras y cinco ciudades despu¨¦s de su tuit, la capital belga ya era integrante de pleno derecho de los Pa?sos Catalans.?
Barcelona, Lleida, Tarragona, Girona y Bruselas. pic.twitter.com/MKBLAkhwZE
— Gabriel Rufi¨¢n (@gabrielrufian) December 6, 2017
El color amarillo, hu¨¦rfano hasta ahora de valedores por su asociaci¨®n al gafe, ha resucitado como eficaz herramienta de m¨¢rketing pol¨ªtico. Las bufandas amarillas inundan las calles belgas y han dejado en un segundo plano el min¨²sculo lazo de la solapa, poco vistoso para el lucimiento desde lejos. Pasar inadvertido es lo contrario a lo que pretende la peregrinaci¨®n independentista. "?Qu¨¦ hay hoy? ?Por qu¨¦ han venido a comer tantos espa?oles?", preguntaba extra?ada la camarera de un restaurante griego junto al hotel donde Puigdemont habl¨® a la prensa por la ma?ana y a sus fieles por la tarde. Aparcando la blasfemia al atribuirles la nacionalidad, pocos ciudadanos de Bruselas que hayan pisado la calle en los dos ¨²ltimos d¨ªas pueden afirmar que no se han cruzado con alg¨²n turista pol¨ªtico beneficiario del asueto constitucional en forma de puente festivo que el calendario marca en Espa?a y no en B¨¦lgica.

Si todav¨ªa hay aut¨®ctonos ajenos a la movida ¡ªseg¨²n los organizadores de ANC y ?mnium Cultural, ser¨¢ la mayor manifestaci¨®n celebrada en B¨¦lgica en los ¨²ltimos a?os¡ª, este jueves habr¨¢ a¨²n menos. La polic¨ªa ha advertido de que la manifestaci¨®n generar¨¢ cortes de tr¨¢fico, retirar¨¢ todo veh¨ªculo aparcado en el itinerario y desplegar¨¢ un amplio n¨²mero de agentes para garantizar la seguridad. Tambi¨¦n ha obligado a los convocantes a poner en marcha un servicio de orden con voluntarios para evitar incidentes.
Pese a las incomodidades a la hora de circular, el balance para B¨¦lgica se antoja a priori positivo. Mientras la llegada de turistas cay¨® en Catalu?a en octubre, el mes en que el desaf¨ªo independentista alcanz¨® su cl¨ªmax, la ocupaci¨®n hotelera en Bruselas bate r¨¦cords estos d¨ªas gracias a la marcha. "Manifestaci¨®n de independentistas catalanes: un golpe de efecto para la hosteler¨ªa bruselense", titul¨® el diario Le Soir, el m¨¢s le¨ªdo del pa¨ªs. La principal asociaci¨®n del sector ha colgado el cartel de completo, y una r¨¢pida b¨²squeda muestra que hoy por hoy es casi imposible encontrar alojamientos por debajo de los 150 euros por noche, salvo en un albergue de Molenbeek. Ello ha llevado incluso a que familias de Flandes, el basti¨®n nacionalista belga, ofrezcan sus casas gratuitamente a centenares de manifestantes a trav¨¦s de un grupo de Facebook.
Dado que la marcha no mover¨¢ un ¨¢pice la posici¨®n de Bruselas sobre la crisis catalana, y las instituciones europeas mantendr¨¢n su claro cierre de filas con Espa?a, al menos cobrar¨¢ renovada actualidad la ir¨®nica frase del diputado ecologista belga Benoit Hellings cuando los alcaldes independentistas visitaron la ciudad para arropar a Puigdemont. "Han dado un empuj¨®n al turismo en Bruselas. Gracias por eso".
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