El separatismo pasea su odio a Espa?a por las calles de Bruselas

El independentismo eleva el tono para desacreditar internacionalmente la democracia en Espa?a. Seg¨²n la polic¨ªa belga, 45.000 manifestantes respondieron este jueves en Bruselas a la llamada de las organizaciones nacionalistas ?mnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana. La marcha, que sali¨® a las 11.30 de la ma?ana del barrio europeo de la capital belga, culmin¨® con un acto pol¨ªtico en el que los exmiembros del Govern dividieron sus diatribas entre el Gobierno espa?ol y las instituciones comunitarias. La ambivalencia fue la t¨®nica de su discurso: insistieron en que son un movimiento de paz mientras atacaron con beligerancia a los poderes del Estado acus¨¢ndoles de represi¨®n y totalitarismo. "?Sois unos franquistas!", lanz¨® fuera de s¨ª el exconsejero de Sanidad Antoni Com¨ªn. "Ten¨¦is miedo de que un juez belga diga la verdad. ?Est¨¢is aterrorizados!", dijo a voz en grito en un mensaje teledirigido a Madrid.

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La dial¨¦ctica democracia frente a totalitarismo se ha convertido en el mantra del nacionalismo en su b¨²squeda por destruir la credibilidad de las instituciones espa?olas. De momento, no han logrado abrir grietas en el f¨¦rreo respaldo que ha mostrado la comunidad internacional a la acci¨®n del Estado frente al desaf¨ªo independentista.? Ese mensaje, repetido con insistencia, marc¨® la marcha desde el mismo lema de la misma. "Europe, wake up! Democracy for Catalonia" ¡ª"?Europa, despierta! Democracia para Catalu?a"¡ª. La din¨¢mica con nosotros o contra nosotros, de la que se ha armado el caparaz¨®n ideol¨®gico del independentismo, ajena a puentes y que da como inevitable el choque de trenes, la ejemplific¨® Marta Rovira al final de la manifestaci¨®n: "O arrasamos nosotros o ellos arrasar¨¢n con todos los consensos sociales que durante tantos a?os hemos construido en nuestro pa¨ªs".

Para revestir de un respetable barniz comunitario sus embestidas contra la democracia espa?ola, las asociaciones convocantes hicieron subir al estrado a varios eurodiputados afines al nacionalismo, pese a que sus apoyos en la Euroc¨¢mara se han demostrado hasta ahora d¨¦biles: solo un 3% de los parlamentarios ¡ª26 de 751¡ª se han adherido a la plataforma impulsada por los nacionalistas para pedir la libertad de los presos pol¨ªticos. "La independencia es un derecho de todos los pueblos de Europa", dijo el eurodiputado flamenco abriendo la puerta a nuevos procesos independentistas en el continente. Con sus palabras dio la raz¨®n a los temores del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker: "Si Catalu?a se independiza, otros har¨ªan lo mismo. Y no quiero una UE de 98 Estados", afirm¨® el mandatario el pasado octubre.

El mismo doble lenguaje sirvi¨® en sus referencias a Europa. El evento final se inici¨® con el himno a la Alegr¨ªa, la m¨²sica oficial de la UE, pero el gesto estaba lejos de ser representativo con las arremetidas de sus dirigentes contra las instituciones, y entre el mar de esteladas aparec¨ªan m¨¢s pancartas contra al presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, que banderas europeas. "Democracia, algunos la defienden cuando les conviene. Verg¨¹enza". "Respeten la democracia en Catalu?a, dejen de mirar a otro lado", rezaban dos de los carteles desplegados.

Especialmente agresivo se mostr¨® el expresidente Carles Puigdemont: acus¨® a Juncker de "animar a Rajoy en su represi¨®n" y telegrafi¨® un mensaje directo a la m¨¢xima autoridad del Ejecutivo europeo, que en ning¨²n momento se ha desmarcado de su apoyo al marco constitucional espa?ol: "Escuchad bien ?Hab¨¦is visto en alg¨²n lugar del mundo una manifestaci¨®n como esta para apoyar a delincuentes? No. La pr¨®xima vez que os reun¨¢is con Rajoy le pod¨¦is preguntar por qu¨¦ persigue al Gobierno catal¨¢n como si fueran delincuentes. Porque quiz¨¢ no somos delincuentes, quiz¨¢ somos dem¨®cratas". La respuesta de Bruselas fue clara y concisa: "Todos los ciudadanos tienen el derecho a organizarse para expresar un deseo pol¨ªtico de cambio, pero no se puede ignorar la ley", dijo con firmeza el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, el holand¨¦s Frans Timmermans.

Llegados en autocares, coches particulares, aviones, trenes y caravanas aprovechando el puente festivo en Espa?a, los asistentes completaron un recorrido de 2,5 kil¨®metros en el que desafiaron el intenso fr¨ªo en una jornada especialmente desapacible, con fuertes rachas de viento y ligera lluvia. Al frente de una de las cabeceras de la marcha se situ¨®, portando bufanda amarilla, Carles Puigdemont, continuamente agasajado al grito de President, en un culto al l¨ªder que lleg¨® en alg¨²n caso hasta las l¨¢grimas. Significativa fue la presencia de menores de corta edad en el acto, muchos de ellos portando pancartas y gritando consignas pol¨ªticas junto a sus padres. Otros l¨ªderes nacionalistas, como el diputado de ERC en el Congreso, Gabriel Rufi¨¢n, tambi¨¦n acudieron a la marcha, as¨ª como miembros de la formaci¨®n ultraderechista flamenca Vlaams Belang encabezados por su presidente, Tom van Grieken. Su partido resurgi¨® de sus cenizas despu¨¦s de que su predecesor, el Vlaams Blok, fuera ilegalizado en 2004 por una condena por racismo y homofobia.

El acto de campa?a reuni¨® sobre el escenario a miembros de las tres principales fuerzas independentistas que concurren a las elecciones del 21-D. El primero en intervenir fue Joan Coma, de la CUP. "Queremos denunciar la inaceptable complicidad de las instituciones europeas con la violencia del Estado", se?al¨® el l¨ªder separatista. A continuaci¨®n, fue el turno de la n¨²mero dos de ERC, Marta Rovira, la m¨¢s insistente en la importancia de acudir a la cita con las urnas. "Cada voto ser¨¢ un clamor por la libertad", dijo en un intento de movilizar al electorado independentista. El candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, fue el ¨²ltimo en hablar: "Queremos una Europa de ciudadanos libres, una que escuche a sus ciudadanos adem¨¢s de escuchar a los Estados", afirm¨®.

La ANC no dio una cifra propia de manifestantes y dio por buena la de la polic¨ªa local, 45.000 asistentes, el doble de la barajada en un principio por los organizadores pero inferior a los 60.000 de los que hablaban a primera hora de la ma?ana. No fue ¡°la mayor manifestaci¨®n celebrada jam¨¢s en Bruselas¡±, como falsamente asegur¨® envalentonado el vicepresidente de ?mnium Cultural, Marcel Mauri, pero el independentismo utiliz¨® en B¨¦lgica su poderosa capacidad de convocatoria como altavoz para el gran prop¨®sito de su estrategia exterior: el descr¨¦dito de las instituciones espa?olas.