Los Ni?os de San Ildefonso: de cantar honras f¨²nebres al Gordo
Los alumnos del colegio reparten la suerte con su peculiar forma de decir los n¨²meros desde 1771
El hecho de que cada 22 de diciembre cierto eco de emoci¨®n espabile a cualquiera por la ma?ana con el soniquete de los premios de la Loter¨ªa de Navidad tiene que ver con algo ancestral. Un tono con la misma cantinela reconocible llena el sonido de casas, oficinas y bares atado a un d¨¦cimo que espera la fortuna del Gordo de ese d¨ªa. Y algo de suerte es lo que han necesitado los ni?os de San Ildefonso desde que se cre¨® la escuela, hacia 1543, bajo el reinado de Carlos V, hasta la actualidad.
Cantar ha supuesto siempre para ellos un modo de subsistencia. Desde sus inicios, la instituci¨®n, siempre sostenida por el Ayuntamiento de Madrid, se dedic¨® a acoger a ni?os hu¨¦rfanos y mendigos de las calles. Los Rinconete y Cortadillo de entonces. Cuando Luis Vives sugiri¨® su creaci¨®n en el siglo XVI, se les fue conociendo como ni?os de la doctrina, o sencillamente, doctrinos. El mote les cay¨® encima adem¨¢s porque, seg¨²n algunas cr¨®nicas, se dedicaban a propagar el Evangelio cantando por las calles y plazas.
Lo deb¨ªan de hacer tan bien que, entre sus obligaciones, a cambio de cama y comida, las autoridades propusieron en su d¨ªa que entonaran salmos en las honras f¨²nebres de personalidades famosas. As¨ª ocurri¨® en los casos de Ant¨®n Mart¨ªn (fallecido en 1553), Lope (muerto en 1635) o Calder¨®n (en 1681). Quevedo, en cambio, quiso librarse de tal honor y en su Postrimer¨ªas de un rufi¨¢n pone estas l¨ªneas en boca de un personaje: ¡°A ni?os de la doctrina, no pienso pagar la solfa; m¨²sica que no he de oilla, que la pague quien la oiga¡±.?
La m¨²sica siempre estuvo atada a sus deberes. La suerte vino despu¨¦s, o fue aline¨¢ndose a su destino paralelamente. Antes de la loter¨ªa, fueron los encargados de sacar el n¨²mero en diversos sorteos. Pero fue el ni?o Diego L¨®pez quien comenz¨®, el 9 de marzo de 1771, la tradici¨®n de cantar un sorteo de loter¨ªa. Puede decirse que muy al principio, porque Carlos III hab¨ªa creado el sorteo ocho a?os antes, en 1763, al importar una costumbre de sus felices d¨ªas en N¨¢poles.
"Un gracioso soniquete"
Aquel chaval tuvo su d¨ªa de gloria. Las cr¨®nicas de la ¨¦poca lo atestiguan con cierto tono cursi: ¡°Aquella lluviosa ma?ana, nuestro colegial compa?ero Diego L¨®pez lleg¨® vestido a la napolitana, con una t¨²nica de damasco blanco, galoneada de oro, que le cubre hasta los pies, con la inefable peluquita blanca rizada y entre una gran expectaci¨®n se persigna con gesto serio y solemne, muestra su mano derecha desembarazada de cosa alguna y la introduce por la puertecilla redonda del arca que contiene las 90 bolas, tomando al azar una de ellas canta el n¨²mero con un gracioso soniquete y, tras mostrarla p¨²blicamente, se la acerca a los labios y la besa cari?osamente¡±.
Un gracioso soniquete¡ Es lo que se instal¨® en las gargantas de los ni?os de la suerte hasta el presente. Ni?os y ni?as ahora, porque en 1983 San Ildefonso pas¨® a ser mixto. Y aunque la mayor¨ªa de los encargados de hacerlo cada a?o por Navidad salen de sus aulas, no es ahora el colegio p¨²blico, hoy uno m¨¢s en la red de centros de la Comunidad de Madrid, el que los designa para el sorteo del Gordo, sino la residencia internado, la otra pata actual de la instituci¨®n, dependiente del Ayuntamiento de la capital. Pueden entrar, por tanto, alumnos de otros centros.
Este a?o, de las 22 ni?as y 12 ni?os seleccionados cantar¨¢n solo 16. Aparecer¨¢n en el Teatro Real de Madrid con sus chaquetas estilo Oxford y las corbatas de sus uniformes en tonos grises y azules a repartir fortuna. Ensayan cada fin de semana desde finales de octubre en el colegio, donde la organizaci¨®n ha dejado desde hace a?os todo el material necesario para ello, bombos y bolas incluidas.
Requieren buen timbre de voz y tener una dicci¨®n clara, lo que para un cantante de ¨®pera ser¨ªa el equivalente a potencia y fraseo. Quienes quieran seguir estudiando hasta finalizar la universidad cuentan con una beca asegurada por Loter¨ªas y Apuestas del Estado para culminar sus carreras si sus familias carecen de recursos. Este sistema funciona desde hace 25 a?os. La organizaci¨®n, adem¨¢s, aporta una subvenci¨®n de 300.000 euros al a?o para el colegio y la residencia. Hay que cuidar la cantera.
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