La hija de Ana Orantes a su madre: ¡°Me encantar¨ªa decirte que todo ha cambiado¡±
Lee la carta con la que Raquel Orantes homenajea a su madre 20 a?os despu¨¦s de su asesinato
La hija de Ana Orantes, Raquel, ha le¨ªdo una carta en la que homenajea a su madre 20 a?os despu¨¦s de ser asesinada por su exmarido. En el mensaje, retransmitido por la Cadena SER este jueves, Raquel rememora los maltratos y el miedo que su madre y sus hermanos sufrieron durante 40 a?os de matrimonio. "A¨²n recuerdo con angustia como, ante cualquier ruido, me levantaba con ese bate de b¨¦isbol que transform¨¦ en un arma de defensa", ha relatado Raquel con un emocionado tono de voz.
Ana Orantes muri¨® el 17 de diciembre de 1997 cuando su exmarido la quem¨® viva en el patio de su casa. 13 d¨ªas antes denunci¨® su caso en un programa de Canal Sur. "En 40 a?os solo me ha dado palizas y sinsabores", cont¨® ante las c¨¢maras sin derramar una sola l¨¢grima. Su asesinato puso la violencia machista en el primer plano del debate social en Espa?a, donde hasta entonces este problema se abordaba como "malos tratos en el ¨¢mbito dom¨¦stico".
Raquel subraya que la ley integral de violencia de g¨¦nero que, en gran medida, impuls¨® el testimonio de su madre no ha hecho "casi nada" en la actualidad. "Me encantar¨ªa decirte que todo ha cambiado. Que hay voluntad pol¨ªtica y que todas las personas que trabajan para que se erradique la violencia hacia la mujer ha conseguido avanzar. Pero eso no es as¨ª. Las v¨ªctimas siguen siendo las mismas y contin¨²an asesinando con impunidad. Seguimos siendo, desgraciadamente, ciudadanas de segunda", ha le¨ªdo.
En el escrito tambi¨¦n evoca algunos momentos que Ana vivi¨® durante su infancia o con sus hijos, cuando su exmarido pasaba varios meses fuera de casa.? "Durante esas temporadas, viv¨ªamos respir¨¢bamos, corr¨ªamos por las calles, sin el temor de que llegara", recuerda Raquel.
Esta es la carta ¨ªntegra de Raquel Orantes a su madre, difundida por la SER
Hola, mam¨¢.
Te escribo en la distancia y pasado el tiempo, pero con la esperanza de que mis palabras lleguen de alguna manera a ti.
Hace ya 20 a?os que te arrancaron de nuestras vidas. Un desgraciado 17 de diciembre que ha marcado nuestras vidas de tu ausencia y ha llenado de l¨¢grimas cada d¨ªa. Me gustar¨ªa decirte que tu testimonio, ese con el que rompiste un silencio para denunciar un matrimonio de m¨¢s de 40 a?os de maltrato, ha quedado marcado en la memoria de un pa¨ªs que hoy en d¨ªa te recuerda; que muchas mujeres ven reflejado su dolor en tu dolor; que gracias a ese acto de valent¨ªa impulsaste, por fin, la creaci¨®n de una ley integral contra la violencia de g¨¦nero; y que, en muchos casos, sucesos y denuncias como la que t¨² realizaste no quedan impunes.
Me gustar¨ªa contarte que ni una mujer m¨¢s ha tenido que abandonar su hogar, como lo hac¨ªas t¨² cuando tu agresor romp¨ªa en c¨®lera, con todos nosotros avanzando delante de tu partida. Me gustar¨ªa contarte que las sentencias son justas, que los jueces no las siguen "interpretando". Que al igual que t¨², ninguna mujer tiene que convivir con su maltratador, que ninguna mujer, aunque haya roto la relaci¨®n, tiene que vivir con el miedo de que en cualquier momento su agresor entre en casa. Que ning¨²n hijo o hija tiene que permanecer alerta en sus sue?os como lo hac¨ªamos nosotros.
A¨²n recuerdo con angustia c¨®mo, ante cualquier ruido, me levantaba con ese bate de b¨¦isbol que anta?o sirvi¨® para el juego, y que transform¨¦ en un arma de defensa. Con el n¨²mero de la polic¨ªa siempre a mano. Con la desaz¨®n de dejarte en muchos momentos sola porque ten¨ªa que trabajar. Tu angustia era la m¨ªa, cada ma?ana y cada noche.
Me encantar¨ªa decirte que todo ha cambiado. Que hay voluntad pol¨ªtica, que las movilizaciones sociales son a una, y que todas las personas que trabajan para que se erradique la violencia hacia la mujer han conseguido avanzar. Ojal¨¢ decirte que hoy en d¨ªa hijos e hijas de mujeres valientes como t¨² no somos los grandes olvidados de la barbarie.
Desear¨ªa contarte que nos protegen, que ya ning¨²n ni?o ni ni?a llora en silencio su desgracia, acurrucados como lo hac¨ªa yo en la soledad gris y triste de su habitaci¨®n. Que esos cr¨ªos ya no son maltratados, mutilados psicol¨®gicamente, arrancados de sus hogares, asesinados en muchos casos¡
Pero, mam¨¢, eso no es as¨ª. Las v¨ªctimas, palabra que no me gusta porque somos supervivientes de la violencia -y t¨² lo sabes mejor que nadie-, siguen siendo las mismas. Siguen asesinando con impunidad; seguimos siendo, desgraciadamente, ciudadanas de segunda; y ley, hoy por hoy, no ha conseguido nada o casi nada.
Sabes que nuestras vidas, como hijos, nunca ha sido f¨¢cil. Presenciamos demasiadas peleas y agresiones; muchas de ellas, en carne propia. Sufrimos tanta hostilidad y desprecio de una persona que, se supon¨ªa, te quer¨ªa, nos quer¨ªa, pero que nos consideraba tan solo objetos de su dominio, juguetes que manejaba a su antojo. Un ser destructor, autoritario, fr¨ªo y agresivo en casa, pero gentil y agradable de puertas para afuera. Como dec¨ªa tu padre, mi abuelo, un "candil de puerta ajena". Alguien que no mostraba su verdadera faceta, alguien a quien desde bien peque?a no he tenido m¨¢s que miedo, pavor y, a¨²n sin saber muy bien por entonces su significado, desprecio.
Desprecio por todos esos malos gestos contigo y con nosotros, por esas agresiones que jam¨¢s nadie debe recibir de un padre o de un marido. No tuvimos m¨¢s la infancia que tuvimos, a ratos, a tu lado cuando ¨¦l, a quien no considero padre, se alejaba. Esas temporadas en las que permanec¨ªa fuera varios meses, viv¨ªamos, respir¨¢bamos, corr¨ªamos por las calles, sin el temor de que llegara. Disfrut¨¢bamos tanto... ?verdad, mam¨¢? De nuestra complicidad, de nuestras escapadas al centro de Granada. Tambi¨¦n recuerdo las visitas a tu madre, nuestra abuela, la que nos com¨ªa a besos y nos contaba historias; a la que ve¨ªamos y disfrut¨¢bamos tan poco... Un aislamiento impuesto que te separaba de todos aquellos a los que quer¨ªamos y que nos quer¨ªan: t¨ªos, abuelos, hermanos¡
Te echo tanto de menos, mam¨¢. Me haces tanta falta... En mis decisiones, en mi camino, en mi vida. Has sido y ser¨¢s la mujer m¨¢s valiente y honesta que he conocido. Me has inculcado valores, y me has educado desde el respeto y el cari?o. Has sido capaz de sacar adelante a tus ocho hijos, y has logrado que seamos hombres y mujeres de bien, como t¨² siempre has querido. Con el orgullo de un apellido, Orantes, que significa todo.
Cuanto dar¨ªa, mam¨¢, porque siguieras aqu¨ª. Me imagino cu¨¢ntas veces levantaste tu mirada hacia ese arco de Elvira que vio tu infancia y adolescencia pasar, cu¨¢ntas veces te perdiste por las callejuelas de Granada. Cu¨¢ntas veces bebiste en esa fuente que anta?o calmaba la sed de los comerciantes que conviv¨ªan en una calle ahora tan diferente... Cu¨¢ntas te quedaste rendida, dormida cerca de la peque?a tienda que tu madre regentaba para sacaros a ti y a tus cinco hermanos adelante. Cu¨¢ntas noches en vela perfilando las mantillas que lucen las mujeres en Semana Santa, cosiendo para poder llevar ese vestido de domingo que so?abas. Tan coqueta y femenina, tan llena de energ¨ªa. Cu¨¢ntas ilusiones acoger¨ªa tu alma, cu¨¢ntas a?oranzas y risas derrochaste en esos tiempos en los que eras solo esa ni?a que crec¨ªa ajena a la desdicha y la sinraz¨®n de su futuro. Cu¨¢nto dar¨ªa por tenerte y haberte liberado de tantas l¨¢grimas.
A veces recorro la calle Elvira, donde naciste, y el barrio en el que te criaste, y cada vez lo disfruto m¨¢s. Antes me inundaba la tristeza, pero ahora te imagino y me llenas el alma de tanto amor y tanta dicha de haberte tenido en mi vida que por un momento siento que est¨¢s aqu¨ª y sigues a mi lado. Mujer valiente donde las haya, mujer con principios. Ojal¨¢ estuvieras aqu¨ª para poder escribir ese libro que quer¨ªas, porque como t¨² dec¨ªas, ten¨ªas experiencias para hacerlo. Te extra?o cada d¨ªa, est¨¢s en m¨ª y eso me consuela , pero dar¨ªa mi vida por otro ¨²ltimo abrazo tuyo. Te echo de menos y siempre est¨¢s en mi pensamiento y en mi coraz¨®n. Hasta que nos volvamos a encontrar... Te quiero mucho mam¨¢.
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