Puigdemont, presidente del 155
El principal indicio de la reiteraci¨®n es la huida de medio gobierno catal¨¢n a Bruselas
Oriol Junqueras sigue en la c¨¢rcel porque el fiscal teme que persista en la comisi¨®n de los delitos que se le imputan en la causa abierta en el Tribunal Supremo. El abanico de los delitos tipificados cuya reiteraci¨®n quiere evitar el fiscal va desde la rebeli¨®n hasta la malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, pasando por la desobediencia y la sedici¨®n.
Los hechos presuntamente delictivos que le imputan, en forma de autor¨ªa colectiva, consisten en la ¡°ejecuci¨®n de un plan¡±, mediante la aprobaci¨®n de normas y resoluciones en desobediencia del Tribunal Constitucional, que conduc¨ªan a la celebraci¨®n de un ¡°refer¨¦ndum declarado fuera de la Constituci¨®n y de la ley¡±, la proclamaci¨®n de los resultados y la declaraci¨®n de la independencia de Catalu?a. Estos hechos constituyen, seg¨²n el tribunal, un caso de alzamiento ¡°contra el Estado espa?ol, contra la Constituci¨®n, contra el Estatuto de autonom¨ªa de esta comunidad y contra el resto del ordenamiento jur¨ªdico¡±.
Pese a su gravedad, se?alada por el tribunal, el levantamiento de la prisi¨®n provisional no implicar¨ªa un peligro de ocultaci¨®n de pruebas, que no ser¨ªa posible ni siquiera si hubiera voluntad de efectuarla, ni tampoco el riesgo de fuga, por cuanto el imputado se present¨® cuando fue convocado, no sigui¨® el ejemplo de otros miembros de su Gobierno que huyeron a Bruselas, y adem¨¢s se ha presentado a las elecciones y ha obtenido un esca?o con la voluntad de ejercer sus derechos pol¨ªticos en la nueva legislatura del Parlamento catal¨¢n. De forma que el ¨²nico criterio para retenerle en la c¨¢rcel es el peligro de reiteraci¨®n, es decir, que Junqueras siguiera empe?ado en repetir una actuaci¨®n ilegal como la que presuntamente ya protagoniz¨®.
Respecto a la malversaci¨®n, el delito m¨¢s consistente de los que se le imputan, es dif¨ªcil que persista en cometerla, por cuanto no tiene ya en sus manos los instrumentos que lo permitir¨ªan, como era las competencias y atribuciones que le facilitaban la vicepresidencia y la consejer¨ªa de Econom¨ªa. Solo si recuperara el poder que ya no tiene tendr¨ªa sentido la especulaci¨®n sobre la reiteraci¨®n en la malversaci¨®n. La desobediencia que se le imputa, respecto a resoluciones del Tribunal Constitucional, tampoco tiene visos de reiteraci¨®n, por cuanto precisa tambi¨¦n la integraci¨®n en un Gobierno que se proponga tomar resoluciones impugnables ante el Constitucional y luego desobedecer las conminaciones del alto tribunal.
Respecto a los delitos de sedici¨®n y de rebeli¨®n, la discusi¨®n es previa y versa sobre la propia tipificaci¨®n de la conducta de Junqueras en t¨¦rminos de un levantamiento sedicioso o tumultuario o, lo que es todav¨ªa de probaci¨®n m¨¢s compleja, de un levantamiento violento, que es lo que constituye la rebeli¨®n. Hay dudas razonables, por parte de juristas de todo bordo, respecto a la adecuaci¨®n de ambas figuras delictivas. Las hay incluso respecto al grado: admiten que acaso pudiera haber rebeli¨®n en grado de tentativa.
En cuanto a su reiteraci¨®n delictiva, el elemento m¨¢s determinante, que no recoge el auto del Supremo, es que existan condiciones objetivas, mucho m¨¢s que la declaraci¨®n de buenas intenciones del presunto delincuente. Si no hay condiciones para que prosigan la rebeli¨®n o la sedici¨®n, circunstancias que pudieron darse entre el 6 de septiembre y el 27 de octubre, mal puede considerarse que Junqueras pueda intentar de nuevo algo que de otra parte es discutible que hubiera intentado o que, en caso de que lo hubiera hecho, pudiera conseguir ahora, despu¨¦s de que fuera evidente que no consigui¨® entonces, como fue declarar una rep¨²blica catalana que se demostr¨® nula y nonata.
Hay, en todo caso, una ¨²nica circunstancia que contribuye a que la fiscal¨ªa tema la reiteraci¨®n en el delito, y esta es que una parte del gobierno, nada menos que su presidente, Carles Puigdemont, y cuatro consejeros m¨¢s, se hallan en fuga de la justicia en el extranjero, en actitud de abierta rebeld¨ªa y contestaci¨®n de la legalidad constitucional espa?ola, reivindicando los t¨ªtulos de gobernantes leg¨ªtimos en las conferencias de prensa y comunicados, e incluso con gestos y frases de los que se desprende que podr¨ªan pretender una continuidad institucional ¡®en el exilio¡¯ de su rep¨²blica ilegalmente constituida. M¨¢s voluntad de reiteraci¨®n y m¨¢s expl¨ªcita, imposible.
Cierto es que Junqueras se ha enfrentado directamente en las urnas con Puigdemont en una candidatura diferenciada, pero tambi¨¦n lo es que el consejero destituido y huido Toni Com¨ªn ha sido elegido diputado en la lista de Esquerra y su partido sigue reivindicando a Puigdemont como presidente leg¨ªtimo. El principal indicio de reiteraci¨®n delictiva, por tanto, se llama Carles Puigdemont. Si el expresidente se hubiera presentado a la citaci¨®n de la justicia para responder de los presuntos delitos vinculados a la declaraci¨®n unilateral de independencia, se habr¨ªan ca¨ªdo buena parte de los argumentos para sustentar la severidad de la prisi¨®n incondicional dictada contra los miembros del gobierno que decidieron obedecer a los tribunales.
Puigdemont es el aut¨¦ntico presidente del 155. Tuvo en su mano y quiso que se aplicara dicho art¨ªculo de la Constituci¨®n y ahora quiere que siga vigente, obstaculizando la formaci¨®n de un Gobierno que d¨¦ estabilidad al Parlamento de Catalu?a. Sab¨ªa perfectamente que el Gobierno de Rajoy no pod¨ªa dejar sin respuesta su declaraci¨®n unilateral de independencia y el 155 en la modalidad escogida era la menor de ellas. Con su huida consigui¨® neutralizar la actitud obediente a la legalidad de Junqueras y de los otros consejeros que acudieron a la convocatoria de la justicia.
Si Junqueras alcanza la presidencia, habr¨¢ levantamiento del 155, se recuperar¨¢ el autogobierno y probablemente se abrir¨¢n las puertas al di¨¢logo entre las dos Catalu?as enfrentadas. En cambio, si es Puigdemont quien consigue imponer su criterio rupturista, prorrogando absurdamente el ya difunto proceso independentista, seguir¨¢ el deterioro del autogobierno, la divisi¨®n entre catalanes y la incertidumbre pol¨ªtica y econ¨®mica.
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