¡°Soy testigo protegido y tengo mucho miedo: me han destrozado la vida¡±
Un colaborador de la justicia en el 'caso Cursach' relata su calvario y la desprotecci¨®n que sufre. Los juristas plantean la necesidad de reformar la insuficiente ley que regula estos casos, de 1994
¡°No s¨¦ ni por d¨®nde empezar: Me han dado una paliza, me han roto un diente y un par de costillas, me han dejado una esquela con mi nombre en el buz¨®n, me han seguido por la calle, me han amenazado de muerte si no me voy de Mallorca, me han insultado en las redes sociales, escupido en un cajero autom¨¢tico, reventado las ruedas del coche, dejado excrementos en el cap¨®... Y todo, por colaborar con la polic¨ªa y la justicia. Me han destrozado la vida. Nadie puede imaginar lo que estoy pasando. Si lo cuento, no me creen. Ahora llevo protecci¨®n policial las 24 horas del d¨ªa, pero vamos, paso miedo hasta yendo a tomar una coca-cola. No puedo m¨¢s. He llorado lo que no est¨¢ escrito. No hay derecho a esto¡±.
Quien relata este calvario es el testigo 29, un testigo protegido del caso Cursach, en Palma de Mallorca, una macro causa de corrupci¨®n que investiga los negocios relacionados con el ocio nocturno del grupo Cursach y la implicaci¨®n en la trama de altos mandos de la polic¨ªa local, de dos ayuntamientos, de pol¨ªticos del PP y de algunos departamentos del Govern balear.
El testigo trabaj¨® durante a?os en uno de los locales nocturnos del grupo investigado y conoc¨ªa bien su funcionamiento. Un d¨ªa, decidi¨® hablar de lo que hab¨ªa visto y o¨ªdo. ¡°Ven¨ªan polic¨ªas locales, pol¨ªticos, de todo¡±, relata. ¡°Y yo quise contar lo que hac¨ªan con las chicas. Las tra¨ªan a Espa?a desde pa¨ªses del Este, les quitaban el pasaporte y las obligaban a prostituirse. Estaban totalmente extorsionadas. A m¨ª, ver esto y hablar con ellas me dol¨ªa en el alma¡±.
"La protecci¨®n de testigos es un fraude"
La conversaci¨®n con ¨¦l es telef¨®nica, y se mantiene poco despu¨¦s de que declare durante tres horas en uno de sus innumerables juicios. Se ha presentado ante la justicia en m¨¢s de 25 ocasiones para relatar el acoso y hostigamiento constantes que sufre desde que decidi¨® ayudar a la fiscal¨ªa y a la polic¨ªa en la investigaci¨®n. ¡°Ahora quiero seguir adelante, pero si hubiera sabido todo lo que me esperaba, quiz¨¢ me lo habr¨ªa pensado mejor antes de colaborar. La protecci¨®n a los testigos es un fraude. Te dicen: ¡®no te preocupes, ahora ya estamos contigo¡¯, y te dan un n¨²mero y tal. Pero luego hay mafias que no tienen miedo a la polic¨ªa ni a nada. Y yo estoy completamente solo aqu¨ª. Ni siquiera tengo familia en Palma de Mallorca. Quiero agradecer p¨²blicamente al fiscal anticorrupci¨®n Miguel ?ngel Subir¨¢n y al grupo de blanqueo de capitales de la Polic¨ªa Nacional por el apoyo que me han prestado. Sin ellos, seguramente ya me habr¨ªan quitado de en medio¡±.
El testigo est¨¢ visiblemente nervioso a lo largo de toda la conversaci¨®n. Muchas veces parece dar por hecho que le van a hacer algo. Otras, sue?a con el momento en el que se pueda ir de Mallorca, despu¨¦s del juicio, para tratar de normalizar su vida de nuevo. ¡°Llevo de baja desde el 30 de julio de 2017, cuando me dieron la paliza¡±, explica. ¡°No he vuelto a trabajar. Todo esto es como de pel¨ªcula de miedo americana, de estas que pone ¡®basada en hechos reales¡¯ y nadie se lo cree. Me han llegado a ofrecer dinero a trav¨¦s de unos intermediarios rumanos por dejar de colaborar con la investigaci¨®n. Primero fueron 10.000, luego 20.000, y m¨¢s tarde me insinuaron que pidiera lo que quisiera, que no hab¨ªa problema. Quer¨ªan que contara que el juez, el fiscal y unos determinados agentes de la unidad de blanqueo de capitales me hab¨ªan coaccionado. Quer¨ªan que escribiera una carta manuscrita, que la dejara en el juzgado y que me fuera de la ciudad¡±.
"Solo quiero ya que me dejen en paz"
Un ciudadano rumano, Florian Bogdan, trabajador del grupo Cursach, fue condenado en febrero a tres a?os y dos meses de prisi¨®n por obstrucci¨®n a la justicia y lesiones, por una de las palizas sufridas por el testigo 29, a qui¨¦n tendr¨¢ que indemnizar con 8.000 euros. Las heridas tardaron un mes en curar y el testigo sufre desde entonces un trastorno ansioso depresivo. ¡°A m¨ª ya el dinero me da igual¡±, asegura. ¡°De verdad que solo quiero que me dejen en paz y despertar de esta pesadilla. As¨ª no se puede vivir¡±.
Ha decidido hablar ¡°para ver si cambian las leyes, porque esto no es normal¡±. ¡°Cualquier d¨ªa me quitan de en medio. Incluso he escrito una carta diciendo que si me pasa cualquier cosa, que lo investiguen, que no me he suicidado, que yo no me voy a matar; que nadie se lo crea. Se ha publicado mi nombre en redes sociales, se ha publicado mi foto. Los abogados de los acusados me insultan y hostigan en Facebook ?Esto es normal? ?Esta es la protecci¨®n?¡±.
No es el ¨²nico testigo del caso que ha declarado por acoso y hostigamiento. Otro ha denunciado que le han seguido; una tercera, que le han pinchado las ruedas del coche. En general, los testigos protegidos no se sienten respaldados por el Estado al que est¨¢n ayudando, y muchas veces piensan que est¨¢n corriendo un riesgo excesivo por hacer lo correcto. Algunos desaparecen por el camino y, cuando llega el momento de ratificar su declaraci¨®n en el juicio, no comparecen.
V¨ªctimas y testigos de trata: "Aut¨¦nticas hero¨ªnas"
La ley que regula la protecci¨®n de testigos, de 1994, es un¨¢nimemente criticada por insuficiente y obsoleta. Nunca tuvo desarrollo reglamentario y consta de solo de cuatro art¨ªculos que dejan fuera muchas situaciones y realidades a las que se enfrentan luego ciudadanos que han denunciado a terroristas o a organizaciones criminales.
Las v¨ªctimas de trata son otro de los colectivos que muchas veces sufren las consecuencias de la falta de desarrollo de esta escueta ley. ¡°Las mujeres que declaran son aut¨¦nticas hero¨ªnas¡±, opina Marta Gonz¨¢lez, coordinadora de la ONG Proyecto Esperanza. ¡°Muchas veces lo hacen muy intimidadas y con much¨ªsimo miedo, y con un riesgo real a sufrir represalias ellas mismas o sus familias. Por suerte ahora las unidades de Polic¨ªa Nacional y Guardia Civil suelen aplicar la protecci¨®n de testigos como medida cautelar desde la primera denuncia, de forma que los datos personales van al juez en sobre cerrado aparte y, si ¨¦l ratifica la protecci¨®n, no aparece el nombre de la mujer en la primera denuncia para que no puedan verlo los abogados de los acusados¡±. Pero esta ¡°buena pr¨¢ctica¡±, aunque est¨¢ bastante generalizada, no es obligatoria ni est¨¢ estipulada en ley o reglamento alguno.
Por otro lado est¨¢n las carencias materiales y personales que afectan tambi¨¦n a la protecci¨®n de los testigos. ¡°Hay cosas b¨¢sicas que fallan¡±, se?ala Gonz¨¢lez. ¡°Por ejemplo, no todos los juzgados y tribunales tienen varias puertas de entrada ni sala reservada para los testigos. A veces a las v¨ªctimas de trata que son testigos protegidas las dejan en la sala de togas, otras veces les prestan un despacho, y otras est¨¢n en el pasillo, donde evidentemente pueden ser vistas e interpeladas por la familia y amigos de los acusados. Estos detalles b¨¢sicos son muy importantes. Tambi¨¦n que se pueda declarar desde un lugar que no sea la sala. ?De qu¨¦ sirve poner un biombo si el acusado est¨¢ escuchando su voz, muchas veces sin distorsionar? Esto ejerce una intimidaci¨®n terrible sobre las testigos, y provoca una revictimizaci¨®n importante¡±.
Otro problema es que la defensa puede pedir conocer la identidad del testigo alegando indefensi¨®n. En este caso, el juez decide, y los criterios para decidirlo no est¨¢n claros. Esto, tambi¨¦n se?alan los expertos consultados, deber¨ªa estar regulado. Si no, el testigo se queda a la intemperie y se siente traicionado por el propio sistema que le hab¨ªa prometido protecci¨®n.
Posibles soluciones
?Cu¨¢les son las posibles soluciones? Declaraciones a trav¨¦s de videoconferencia o en otra sala; garantizar entradas y salas en los juzgados para que los testigos no se crucen con nadie si van a declarar; distorsi¨®n de la voz obligatoria; polic¨ªas especializados en la protecci¨®n f¨ªsica de los testigos; dotaci¨®n econ¨®mica regulada para las medidas de protecci¨®n una vez se ha celebrado el juicio para que la persona pueda empezar a rehacer su vida en otro sitio cuando sea necesario; colaborar con los pa¨ªses de origen de las testigos para que se pueda proteger a sus familias o plantear una reagrupaci¨®n familiar¡
¡°La ley actual es claramente insuficiente¡±, concluye Ignacio Gonz¨¢lez Vega, portavoz de la asociaci¨®n Jueces para la Democracia. ¡°Habr¨ªa que hacer un an¨¢lisis en profundidad de las necesidades actuales y estudiar la mejor forma de garantizarles el anonimato, de proporcionarles medios personales y econ¨®micos suficientes, de preparar las sedes judiciales para que est¨¦n separados de los dem¨¢s¡ Es un tema complicado pero que hay que abordar. Estos testigos son fundamentales y debemos garantizar que puedan colaborar con la justicia sinti¨¦ndose protegidos¡±.
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