¡°Soy una t¨ªa de un metro y medio y te tumbo un carnero si hay que curarlo¡±
Herminia Murillo, ganadera y docente de la Escuela de Pastores de Andaluc¨ªa, constata un incipiente aumento de mujeres en el sector y reclama la importancia del oficio frente al olvido de la Administraci¨®n
"No s¨¦ por qu¨¦ dicen que soy puntera", se defiende Herminia Murillo, ganadera de Fuente Obejuna (C¨®rdoba), y solicitada profesora de la Escuela de Pastores de Andaluc¨ªa. A los 16 a?os, un amigo de su padre le regal¨® diez borregos de los que cambi¨® tres machos por hembras. "Estaba en el instituto y en el recreo me ven¨ªa al campo". Dos a?os despu¨¦s, su padre aument¨® aquella partida a 22 ovejas "viejas" y un carnero que empezaron a parir. As¨ª que hizo un primer plan de instalaciones, obtuvo una ayuda de la Junta de Andaluc¨ªa y dej¨® la secundaria. "Lo del pastoreo era una cosa que me encantaba". Hoy, a sus 40 a?os, firma su propia selecci¨®n gen¨¦tica de borregos.
Su caso no es ni m¨¢s ni menos at¨ªpico entre esa cifra que nadie se atreve a determinar de mujeres dedicadas al pastoreo en Espa?a: "t¨² vas a los censos de ganader¨ªa de Andaluc¨ªa y el 60% o m¨¢s est¨¢ puesto a nombre de mujeres, pero las lleva el marido y as¨ª puede cobrar el paro"; mujeres visibilizadas hace apenas unos meses a trav¨¦s del fen¨®meno viral que le supuso versionar la canci¨®n de Despacito, de Luis Fonsi, a lo que hoy es la agrupaci¨®n Ganaderas en Red, con cerca de 12.000 seguidores en Facebook. Rescata, entre carcajadas, la sorpresa que se llev¨® una mujer que fue a regalarle un carnero a aquella adolescente aprendiz de pastora y descubri¨® que no s¨®lo no era el ogro de Shrek, sino que resultaba una chiquilla mu sal¨¢ y mu mona.
"Te digo que si una mujer quiere trabajar en el campo, adelante. Los hombres no s¨¦, pero las mujeres lo conseguimos"
Hoy en d¨ªa tambi¨¦n se encuentra a esas mujeres principiantas como la que ella fue, ejerciendo de tutora de la escuela entre abril y agosto, el tiempo que duran unos "se?ores cursos" que estos meses celebran su octava edici¨®n en la Sierra Norte de Sevilla. En ellos, el alumnado goza de mes y medio de pr¨¢cticas en las instalaciones del tutor que elija, seg¨²n especialidad, con todos los gastos pagados. "Son bastante buenos", destaca. "Sobre todo en veterinaria y contabilidad".
Y admite un incipiente crecimiento de mujeres en el sector, pero se resiste a generalizar: "Hay muchos (alumnos) que hab¨ªan estado en el campo, ni?os que dejaron los estudios para irse a la construcci¨®n porque ganaban mucho dinero, y ahora que la cosa est¨¢ mal, vuelven. Hay otros que han crecido en una ciudad, como una chiquilla que estaba en un pueblo deshabitado con unas tierrecillas heredadas u otro de Madrid que trabajaba en un banco, que se lanzan en plan jipi. ?Qu¨¦ t¨² puedes hacer lo que quieras y ser feliz como quieras, pero con las cosas del comer no se juega!", reflexiona con sorna y adoraci¨®n por un oficio que sit¨²a m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero. "Yo he tenido 1.400 ovejas, imag¨ªnate cuando berrean todas juntas" ¡ªapostilla dulce con una media sonrisa que acaba en carcajada¡ª, "y ahora tengo menos de la mitad y vivo mucho mejor. Tengo menos gastos y gano m¨¢s dinero".
Precisamente, de aquella primera ¨¦poca rememora una gripe que contrajo y se recuerda tomando paracetamol acurrucada al calor de las ovejas, en medio del reba?o, sobre una manta que la aislaba del suelo y la cubr¨ªa. "Pas¨¦ as¨ª cuatro o cinco d¨ªas. Lloraba como una magdalena. Te digo que si una mujer quiere trabajar en el campo, adelante. Los hombres no s¨¦, pero las mujeres lo conseguimos".
Conocedora de ciertas limitaciones, no duda en "meter ca?a" cuando un hombre le dice que no puede hacer esto o lo otro. "?Eh, que yo soy una t¨ªa de un metro y medio y s¨ª puedo hacerlo! ?C¨®mo no vas a poder t¨²?". Yo te tumbo un carnero si hay que curarlo". Detesta "jugar a las casitas". "Despu¨¦s de 8 horas en el campo, que tengas que llegar a casa y preparar la cena o poner la lavadora... Y por suerte no tengo cr¨ªos, pero para una mujer que tenga una familia este trabajo s¨ª que le puede resultar duro y dif¨ªcil de llevar".
Y no s¨®lo eso. "Yo estoy desde los 18 a?os dada de alta en la Seguridad Social. Solo he cogido una vez la baja porque se me cay¨® la lanza del remolque en el pie y tuve que estar 20 d¨ªas con muletas. ?Sabes cu¨¢nto me pagaron? 270€ ?Crees que con ese dinero yo podr¨ªa pagarle a alguien que me sustituyera? Para cualquier ganadero, ponerse enfermo es un lujo. Tambi¨¦n sufro migra?as y tengo alergia a los antiinflamatorios, no puedo tomar nada. Y todos los meses la regla, que a veces pasas mejor y a veces peor".
As¨ª que concluye con un alegato contra la Administraci¨®n. "Que no hagan las leyes desde los despachos, que se vengan al campo y vean c¨®mo est¨¢ el patio. No saben lo que tienen y nos est¨¢n tratando muy mal", que m¨¢s que reivindicar el papel de la mujer en el campo, reivindica el rol del propio campo: "Estamos en la base de la pir¨¢mide y somos los que al final movemos la econom¨ªa: el del pienso, el de los camiones, el del gasoil, el de las ruedas, el de las piezas del tractor, el de las agujas de las jeringas para las vacunas, el veterinario y hasta los de la f¨¢brica de papel para todos los papeles que tenemos que rellenar, f¨ªjate", exclama con iron¨ªa. "Estamos debajo y movemos para arriba much¨ªsimo".
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