Un mill¨®n de toneladas de EL PA?S
El peri¨®dico llega hoy a su n¨²mero 15.000, despu¨¦s de m¨¢s de 42 a?os de historia
EL PA?S naci¨® el 4 de mayo de 1976, Cumple hoy su n¨²mero 15.000. Los primeros d¨ªas fueron de infarto. La rotativa romp¨ªa el papel. La tardanza en salir a la calle desat¨® la broma: ¡°Es el diario independiente de la ma?ana¡ porque sale por la tarde¡±.
Al peso estos 15.000 n¨²meros que se cumplen hoy equivaldr¨ªan a m¨¢s de un mill¨®n de toneladas de papel, seg¨²n el c¨¢lculo de Pablo Cayado, actual director de Producci¨®n. Fue el peri¨®dico de la Transici¨®n democr¨¢tica, el que sali¨® a la calle contra el golpe de Estado del 23F de 1981; fue el blanco de la ultraderecha, que en 1978 caus¨® un muerto en sus instalaciones. Fue pronto el de mayor difusi¨®n en Espa?a, y lo ha seguido siendo. Ahora es tambi¨¦n ¡°el peri¨®dico global en espa?ol¡±, con ediciones en Am¨¦rica y con una importante implantaci¨®n de sus ediciones digitales, que alcanza los cien millones de usuarios ¨²nicos.
El fil¨®sofo Jos¨¦ Luis L¨®pez Aranguren dijo que era ¡°el intelectual colectivo¡±. Para el soci¨®logo Jos¨¦ Vidal Beneyto era ¡°la referencia dominante¡±. Camilo Valdecantos, el primer periodista contratado por Juan Luis Cebri¨¢n, dice ahora que ¡°fue la mejor escuela de periodismo imaginable¡±.
Bernardo Mar¨ªn, subdirector del peri¨®dico, antes en la Redacci¨®n de M¨¦xico, veinte a?os en EL PA?S, en cuya Escuela hizo el Master. Apasionado de las Matem¨¢ticas, interpreta para este reportaje datos sobre lo que pesa la historia: ¡°15.000 n¨²meros a 80 p¨¢ginas de media --contando suplementos, cuadernillos y especiales¡ªson, m¨¢s o menos, 1.200.000 p¨¢ginas. Como el Quijote, versi¨®n extendida de Francisco Rico, escrito 750 veces. Desplegando todas esas p¨¢ginas podr¨ªamos alfombrar seis veces la Puerta del Sol o diez veces el c¨¦sped del Camp Nou. O m¨¢s de vez y media el Z¨®calo de Ciudad de M¨¦xico¡±. Y desplegando las p¨¢ginas de todos los peri¨®dicos que ha vendido EL PA?S en sus 42 a?os de historia a una media de 300.000 ejemplares diarios ¨Cen total unos 360.000 millones de p¨¢ginas-- podr¨ªamos tapizar entera toda la Comunidad Valenciana.
Valdecantos recuerda ¡°el ambiente de entusiasmo contenido por la incertidumbre¡± cuando llegaron al edificio de Miguel Yuste el 2 de febrero del 76 ¡°y encontramos una inmensa sala de Redacci¨®n con suelo de terrazo y un mobiliario muy escueto. El runr¨²n de la calle dec¨ªa que iba a ser peri¨®dico muy orteguiano. Afortunadamente, profesionalmente hablando, enseguida vimos que ser¨ªa un peri¨®dico muy cebriniano¡±.
Un im¨¢n del periodismo
Francesco Manetto ten¨ªa 18 a?os, lo compr¨® en un quiosco de Bolonia. Era 1997. "Significaba periodismo". En 2005 hizo el m¨¢ster. Ahora es corresponsal en Bogot¨¢. Javier Casqueiro lleg¨® de Galicia, de La Voz, hace 28 a?os."Le ped¨ª una cita a Sol Gallego, entonces directora adjunta. Ella me dijo que necesitaban gente que viniera de fuera, no s¨®lo de la Escuela. Empec¨¦ otra vez, de cero". Jorge Rodr¨ªguez, redactor jefe de ?ltima Hora. Tiene tinta en las venas. Su padre, Joaqu¨ªn, fue el primer director t¨¦cnico. Cinco de su familia fueron de EL PA?S. "Nac¨ª en un peri¨®dico que transform¨® Espa?a".
Alejandra Torres, ecuatoriana de 1982, m¨¢ster de 2013. Ha transitado de la edici¨®n Am¨¦rica a la web y fue alumna "del maestro Bastenier". "Me gust¨® la calidad de la Redacci¨®n". Eneko Ruiz Jim¨¦nez. Es bilba¨ªno, de 28 a?os: "Me hice de EL PA?S por El peque?o Pa¨ªs¡ Era un sue?o inalcanzable".
Roc¨ªo Garc¨ªa y ?ngeles Garc¨ªa, llegaron al principio. Roc¨ªo: ¡°Me ha hecho mejor persona y m¨¢s feliz trabajar en este peri¨®dico. No entiendo la vida sin ¨¦l¡±. ?ngeles: ¡°Hab¨ªa muchas mujeres: Soledad ?lvarez-Coto, Joaquina Prades, Karmentxu Mar¨ªn, Bel Carrasco, Asunci¨®n Vald¨¦s, Marisa Fl¨®rez. Cuando Cebri¨¢n bajaba a deshoras a la Redacci¨®n, algo grave suced¨ªa: golpe de Estado, avisos de secuestros¡¡±. En EL PA?S conoci¨® a su marido, Ismael L¨®pez Mu?oz. ¡°Nos ense?aba que un periodista no se puede enterar de las cosas por tel¨¦fono¡±. Ismael muri¨® el 1 de agosto, hace 30 a?os. Demasiadas despedidas. Cuarenta y dos a?os es una losa de tiempo.
Juan Luis Cebri¨¢n (31 a?os en ese momento) fue el primer director; Jos¨¦ Ortega Spottorno, el hijo del fil¨®sofo, lo fund¨® y lo presidi¨®; Jes¨²s Polanco fue el primer consejero delegado, y luego fue su presidente hasta su muerte. Juan Luis Cebri¨¢n era el director. Javier Baviano era el director gerente. En la primera etapa, recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Aranaz, en aquel momento Director de Servicios, Polanco se empe?¨® en convertir EL PA?S ¡°en una empresa period¨ªstica¡±. Cebri¨¢n era el responsable de la Redacci¨®n, ¡°y era el l¨ªder de todo¡±, pero Baviano estaba integrado en el equipo, como representante de la empresa. La clave del ¨¦xito, dice Aranaz, ¡°era que fuera un buen peri¨®dico y que fuera un negocio¡±. Esa organizaci¨®n empresarial fue la clave.
Eso hizo, a?ade Valdecantos, que el peri¨®dico alcanzara el liderazgo con rapidez y se convirtiera ¡°en una referencia muy influyente social y pol¨ªticamente¡±. ¡°El peri¨®dico¡±, dice Aranaz, ¡°llegaba a todos los sitios¡±.
F¨¦lix D¨ªaz Mart¨ªnez lo vio llegar por la ma?ana al quiosco de su padre, en la calle Santa Engracia. ?l ten¨ªa 16 a?os, de su padre hered¨® el quiosco, que ya tiene sesenta a?os. Se acababa de morir Franco ¡°y en su primera p¨¢gina EL PA?S ped¨ªa la dimisi¨®n del presidente Carlos Arias Navarro... Ten¨ªa garra y todav¨ªa tiene que dar mucha guerra. De sus portadas se me qued¨® una para siempre: la matanza de Atocha. Conoc¨ªa a los abogados, trabajaban aqu¨ª al lado¡ Yo aprendo de los peri¨®dicos; un peri¨®dico te ense?a a amar lo bueno de la vida y tambi¨¦n a conocer lo malo¡±.
Y Antonia Talavera lo estaba esperando; lo conoc¨ªa por amigos del fundador, Ortega Spottorno. ¡°Y de La¨ªn, y de Tovar, amigos de mi marido. Nos hicimos suscriptores, hasta hoy¡±. Ella es enfermera, ¡°inaugur¨¦ La Paz¡±, tiene 86 a?os. Se hizo de EL PA?S ¡°porque representaba nuestros pensamientos, nos cre¨® fidelidad y nos dio una referencia¡±. Un d¨ªa la invitaron a la Redacci¨®n. ¡°Me record¨® los principios del peri¨®dico, y me emociona que no haya cambiado su l¨ªnea de conducta¡ Pasaban tantas cosas, y ah¨ª estaba EL PA?S: el golpe de Estado, los cambios pol¨ªticos, mi marido coleccionaba los ejemplares¡±. Ahora ¡°los sobrinos leen Internet y yo sigo bajando al quiosco¡±.
Como hace Andr¨¦s Ruiz Torres, 76 a?os, internista en la Jim¨¦nez D¨ªaz. Le escribi¨® a Ortega: ¡°quiero ser suscriptor y accionista¡±. Hasta hoy. ¡°Al principio me lo robaban de la puerta. En Inglaterra, donde estudi¨¦, aprend¨ª democracia, y EL PA?S me ha fortalecido esas convicciones. Y todos los d¨ªas, a las seis y media, todav¨ªa bajo al quiosco con mucha ilusi¨®n¡±.
EL PA?S ten¨ªa esas puertas, la suscripci¨®n, el quiosco, las cartas al director (ahora, a la directora)... Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo (en EL PA?S desde 1992, ten¨ªa 34 a?os, ahora es redactor jefe de Op¨¬ni¨®n) dice que en las cartas se residencian ¡°la inteligencia y el humor de nuestros lectores¡±. Otra v¨ªa del contacto con los lectores ten¨ªa el tel¨¦fono de Rosi Rodr¨ªguez Loranca, secretaria de Redacci¨®n. Lleg¨® al peri¨®dico el 11 de marzo de 1976 y acaba de jubilarse. Por su l¨ªnea llegaban ¡°desesperados, ansiosos, mujeres maltratadas, incluso ni?os¡± que esperaban que el peri¨®dico les atendiera. ¡°Ahora la gente sigue estando sola, pero entonces cre¨ªan que su peri¨®dico tambi¨¦n era su confesor, su familia. EL PA?S era su casa¡±. Rosi hizo de todo como secretaria, tambi¨¦n escribi¨® versos en los homenajes o en las despedidas. Pero en esa tarea de escuchar a desamparados o tristes ¡°deb¨ª hablar con m¨¢s de un mill¨®n de personas¡±.
Una figura que llevaba el esp¨ªritu de EL PA?S a la calle, en aquellos primeros a?os, fue Pepe Blanco, Pepe el motorista, como lo llamaba uno de los colaboradores m¨¢s ilustres, y entonces el m¨¢s asiduo, Francisco Umbral. ¡°Lo aprend¨ª todo de EL PA?S, y de ese viaje por la ciudad en busca de art¨ªculos para el peri¨®dico me hice una universidad, con gente como Paco, que era un genio, como Tierno Galv¨¢n¡ Y sobre todo con don Eduardo Haro, que me dio sabios consejos. Me ense?aron a poner be donde era be y no uve¡±.
La mayor tragedia que sucedi¨® en Miguel Yuste fue la que produjo la bomba en Servicios Generales, octubre de 1978. All¨ª estaba Juan Antonio Sampedro, el responsable de la secci¨®n, con Carlos Barranco y Andr¨¦s Fraguas, ambos a sus ¨®rdenes. Una bomba lleg¨® por correo, enviada por la ultraderecha. Andr¨¦s Fraguas muri¨®. Aranaz fue en la ambulancia, ¡°sosteniendo su cara, los polic¨ªas se abr¨ªan paso gritando a coches y transe¨²ntes¡±. Sampedro perdi¨® el conocimiento, fue herido, como Barranco. Hoy recuerda ¡°sin odio; me da igual qu¨¦ haya sido de los asesinos, lo que me ha marcado para toda mi vida fue la muerte de ese muchacho¡±. Para ¨¦l, ¡°el peri¨®dico fue mi segunda familia. Mientras hac¨ªamos los n¨²meros cero me fij¨¦ en las edades: Juan Luis, Aranaz, Baviano¡ Todos ten¨ªamos unas edades similares. Juan Luis era el tim¨®n, Aranaz era un t¨ªo grande, Baviano era ¨ªdolo para todos los que trabaj¨¢bamos a sus ¨®rdenes en la administraci¨®n del peri¨®dico¡±. Y luego el peri¨®dico fue ¡°una lecci¨®n adelantada de democracia. Era un orgullo estar ah¨ª¡±, Ahora tiene 75 a?os, lleg¨® al peri¨®dico en febrero de 1976, se jubil¨® hace catorce a?os. Su ¨²nica sombra fue aquel septiembre. ¡°Ese dolor no se me ir¨¢ nunca¡±.
Gente que estaba aquella noche del 4 de mayo de 1976. Carlos Montejo, en Montaje. Ten¨ªa 28 a?os. ¡°Hab¨ªa nervios, expectaci¨®n, la nebulosa de que iba a ser un peri¨®dico decisivo, con credibilidad, distinto a los otros. Con EL PA?S entonces naci¨® la prensa libre. Y era divertido, adem¨¢s, trabajar ah¨ª¡±. Aranaz: ¡°Signific¨® la oportunidad de alimentarse de algo que necesit¨¢bamos. Un man¨¢. Un descubrimiento. Mi generaci¨®n se lanz¨® a leerlo. Fue un acierto como producto. La gente esperaba algo as¨ª, y era EL PA?S¡±. Karmentxu Mar¨ªn, 24 a?os ese d¨ªa: ¡°Emoci¨®n y nervios. Entusiasmo es la palabra que nos juntaba. Hac¨ªamos horarios endiablados, como si estuvi¨¦ramos haciendo historia ?y hac¨ªamos n¨²meros cero! All¨ª estaban Fernando Samaniego, ?ngel S¨¢nchez Harguindey, ?ngel Luis de La Calle¡ Nos lo cre¨ªmos. La otra palabra es fe. ?Y nos divertimos como locos!¡± Marisa Florez, en fotograf¨ªa desde septiembre de 1976: ¡°Lo peor, la bomba, la muerte de aquel chico. EL PA?S fue la ilusi¨®n de algo rotundamente nuevo. Esto es m¨ªo, nos dec¨ªamos. Me lo cre¨ª, ¨¦ramos un equipo. ?La foto m¨¢s importante para mi? Cuando en la reuni¨®n de la tarde Cebri¨¢n eligi¨® la fotograf¨ªa de Adolfo Su¨¢rez (26-09-1979), solo en su esca?o, se acercaba su fin. Esta que vaya a cinco. La primera vez que eso ocurr¨ªa en EL PA?S. Emocionante¡±.
La otra gran foto de la ¨¦poca la hizo Ricardo Mart¨ªn, en el peri¨®dico desde 1976. El 23F estaba en la escalera del Palace, ah¨ª retrat¨® a una nube de compa?eros que trataba de saber qu¨¦ pasaba gracias a la edici¨®n especial de EL PA?S. ¡°Tantos periodistas tan cerca de la noticia y a la vez tan ¨¢vidos de informaci¨®n en un tiempo sin m¨®viles. Quer¨ªamos saber lo que pasaba dentro del Congreso y EL PA?S demostr¨® valent¨ªa y rigor¡±. La decisi¨®n de salir esa noche, desafiando el Golpe (El Pa¨ªs con la Constituci¨®n), dice Aranaz, la tom¨® Cebri¨¢n, radicalmente, ¡°salimos a la calle, esto es un golpe¡±.
Hubo otros acontecimientos que juntaron a EL PA?S (dirigido primero por Cebri¨¢n y sucesivamente por Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, Jes¨²s Ceberio, Javier Moreno, Antonio Ca?o y, ahora, por Soledad Gallego-D¨ªaz) con sus lectores. Los recuerda Juan Carlos Blanco, en EL PA?S desde 1987, ahora tiene 57 a?os, documentalista. ¡°Recuerdo el 11-S y el 11-M y sus especiales. Dos jornadas vibrantes. El despliegue hecho por Wikileaks a finales de 2010. Eta fue constante como asunto, las guerras de Irak, la abdicaci¨®n real, la coronaci¨®n de Felipe VI, el Sida y la b¨²squeda de la vacuna¡¡±
Al morir Franco (y a la salida de EL PA?S) persist¨ªan en Espa?a, seg¨²n el historiador Jos¨¦ ?lvarez Junco, problemas heredados del siglo XIX, como el subdesarrollo, el atraso agr¨ªcola, una educaci¨®n retr¨®grada, los derivados de la actitud de la Iglesia cat¨®lica¡ ?l descubri¨® en EL PA?S, aquel 4 de mayo de 1976, un peri¨®dico capaz de parecerse a la BBC de Londres, de donde ¨¦l ven¨ªa, ¡°capaz incluso de pedir en su primera p¨¢gina la dimisi¨®n de Arias Navarro, herencia tambi¨¦n de Franco¡±. ?Y ahora, a qu¨¦ problemas deber¨ªa estar atento EL PA?S del futuro? ¡°A la calidad de nuestra democracia, del sistema educativo, de nuestra econom¨ªa, del reforzamiento del Estado del Bienestar¡¡±.
?Y EL PA?S qu¨¦ es?, le preguntamos ayer, v¨ªspera de los 15.000, a Manuel Vicent. ¡°El esp¨ªritu del regeneracionismo, los ideales de la Rep¨²blica, de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y del europe¨ªsmo, que continuaron en suspensi¨®n en el aire como polvo del infame derribo de la guerra civil y de la dictadura las sintetiz¨® de nuevo el diario EL PA?S en un sue?o renovado de democracia y libertad¡±.
N¨²mero 15.000. Continuar¨¢. Un mill¨®n de toneladas de papel m¨¢s entusiasmo m¨¢s periodismo. EL PA?S.
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