La Catalu?a de quita y pon
La situaci¨®n de los pol¨ªticos presos y huidos provoca una batalla de lazos amarillos por el control de los espacios p¨²blicos
Estalla una tormenta de verano en Girona y al centro c¨ªvico de la ciudad llega una mujer menuda cerrando un paraguas amarillo. Lleva dos lazos a modo de pendientes y todas las u?as de los pies, y nueve de las manos, pintadas de amarillo; una de ellas la ha reservado para pintarla de blanco con la banda roja y el lema "Llibertat presos pol¨ªtics¡±. ¡°Somos los de los lazos, as¨ª se nos conoce aqu¨ª ya. Comando lacito amarillo¡±, r¨ªe Anna, nombre supuesto. A ella se le suman otra mujer y dos hombres. Toman asiento con el periodista en una de las salas.
-?Por qu¨¦ no publicar sus nombres?
-Yo tengo miedo de los ultras espa?oles. A m¨ª por la calle me llaman de todo, me dicen ¡°puta catalana¡±, ¡°gilipollas¡± -contesta Anna- Una se?ora de mi edad pas¨® por mi lado y me escupi¨®. Pens¨¦: ?Y esto? Y luego ca¨ª en que era por el lazo¡±.
A principios de a?o, un grupo de vecinas y vecinos de Girona empezaron a quedar para colocar lazos. Dicen que vieron en las noticias que la pr¨¢ctica se empezaba a extender en Catalu?a, sobre todo en los puentes, ¡°y en Girona ser¨¢ por puentes¡±. Empezaron a hacer rondas por los comercios para encontrar las telas m¨¢s econ¨®micas, reservaron tiempo para la elaboraci¨®n de lazos y empezaron a quedar a las siete de la madrugada para colocarlos en los puentes. ¡°Pero a las pocas horas todo lo que hab¨ªamos hecho, estaba en el r¨ªo flotando: nos los tiraban¡±. As¨ª que empezaron a buscar otros lugares, como ¨¢rboles o farolas. ¡°Entonces apareci¨® un grupo que se llamaba Libera Gerona. Sal¨ªan por las noches con m¨¢scaras, ca?as y un c¨²ter. Parec¨ªan voluntarios del Prestige. Ellos quitaban y nosotros pon¨ªamos; ellos destru¨ªan y nosotros constru¨ªamos¡±.
En estos meses nunca han tenido enfrentamientos con nadie. ¡°Somos gente de paz¡±, repiten. Una de ellas cuenta que estaba colocando lazos en una barandilla con una persona detr¨¢s sac¨¢ndolos, ¡°as¨ª que me pon¨ªa detr¨¢s de ella para volver a ponerlos, y ella se pasaba por detr¨¢s para sacarlos. Y yo no par¨¦ ni me rend¨ª, porque esto se hace por el recuerdo de los presos, y parar y rendirse es una forma de olvidarlos¡±. ¡°Los presos¡±, interviene Jaume, un hombre de mediana edad, ¡°lo est¨¢n por nuestra culpa¡±. Anna pide la palabra: ¡°Yo vot¨¦ para que hicieran eso. Me siento responsable de su situaci¨®n. Est¨¢n en la c¨¢rcel por obedecernos, por cumplir la promesa que nos dieron y por la que les votamos. No estamos acostumbrados a que los pol¨ªticos hagan lo que los ciudadanos les pedimos, les debemos esto y m¨¢s¡±.
Girona, la ciudad que gobern¨® como alcalde Carles Puigdemont, el expresident de la Generalitat, est¨¢ gobernada por Junts Pel Catalunya. El puente en el que Puigdemont burl¨® al helic¨®ptero de las Fuerzas de Seguridad de Estado, saliendo de un coche para meterse en otro sin que se diesen cuenta los agentes, hoy est¨¢ bautizado con una gran pintada exterior sobre fondo amarillo: "Pont President Puigdemont" y otra dentro, gigante: "Llibertat". El independentismo es mayor¨ªa y el lazo amarillo est¨¢ presente en calles, ¨¢rboles, parques, puentes e instituciones, empezando por el Ayuntamiento, donde un cartel pide la libertad de los ¡°presos pol¨ªticos¡± entre dos lazos. Una ruta en coche por la provincia demuestra que el amarillo, a veces de forma simb¨®lica y otras masiva, se ha apoderado de los municipios catalanes. En barrotes, carreteras, una marca en una farola, lazos pintados en paredes o carreteras; sobre todo en lugares c¨¦nticos y visibles, aquellos de paso obligado.
Ellos quitaban y nosotros pon¨ªamos; ellos destru¨ªan y nosotros constru¨ªamos
En V¨¦rges hay varios lugares en los que se acumulan neum¨¢ticos casi a modo de escultura; destaca el centro de la gran rotonda, donde se levantan varias ruedas, y a su alrededor se encuentran barandillas de las que cuelgan pl¨¢sticos amarillos. Los neum¨¢ticos est¨¢n ah¨ª para no olvidar que en la ma?ana del 4 de octubre de 2017 amanecieron con todas las ruedas pinchadas 165 coches aparcados en este municipio. La justicia archiv¨® la causa por falta de autor conocido y el alcalde, Ignasi Sabater, de la CUP, acus¨® a la Guardia Civil de haber pinchado las ruedas; la Fiscal¨ªa reaccion¨® investigando al regidor por un delito de odio. Hace dos semanas, Sabater difundi¨® en redes sociales un v¨ªdeo en el que mostraba, siendo grabado a escondidas, a un funcionario del municipio vecino, L'Escala, sacando lazos amarillos del Ayuntamiento. Detr¨¢s de la maniobra se esconde algo m¨¢s que una delaci¨®n: la circunstancia de que L¡¯Escala est¨¦ gobernada por el PSC. En los municipios gobernados por el socialismo catal¨¢n la presencia de lazos es mucho menor. Es el caso de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, cintur¨®n obrero de Barcelona, en donde el jueves se preparaba el pueblo para las fiestas mayores. All¨ª, en el centro, en las calles, ondeaba una bandera que cotiza a la baja en Catalu?a: la oficial, la senyera.
Y al rev¨¦s, tampoco hay mucho amarillo en municipios peque?os y gobernados por el soberanismo; en este caso, podr¨ªa decirse que el amarillo se sobreentiende. Como en B¨¢scara, en el Alto Ampurd¨¢n, un pueblo de apenas mil habitantes; paredes, muros y fachadas est¨¢n llenas de consignas pol¨ªticas por la ¡°liberaci¨®n¡± de Catalu?a y una nueva Rep¨²blica. La fachada de una casa la ocupa una enorme cara de Valtonyc, el rapero condenado a prisi¨®n que se encuentra huido en B¨¦lgica. All¨ª, en B¨¢scara, una gran estelada dominaba el balc¨®n del Ayuntamiento hasta que la ley oblig¨® a retirarla y a colocar una espa?ola. El resultado pod¨ªa verse esta semana: un palito con una bandera espa?ola m¨ªnima, como de coche diplom¨¢tico, y un cartel gigante: ¡°Aquesta bandera oneja per imperatiu legal. La respectem per¨° no ¨¨s la nostra¡±. Muy cerca, en Viladamat, tampoco hay demasiados lazos. S¨ª en Cor?¨¤ y s¨ª, especialmente, en La Bisbal d¡¯Empord¨¤, cuyo centro est¨¢ lleno de amarillo: lazos, carteles y pl¨¢sticos ondeando en las farolas. Se trata de exhibir solidaridad con los presos y de dar a Catalu?a la situaci¨®n de excepcionalidad. ¡°La gente est¨¢ triste, vive con angustia, no hace vida normal¡±, dice Llu¨ªs a las puertas de su negocio en La Bisbal.
Mientras, en Barcelona, el viajero que sale de la estaci¨®n de Sants buscando lazos amarillos reacciona a cualquier est¨ªmulo de ese color: un cartel de Hertz a lo lejos, el impacto del amarillo del taxi, hasta los bordillos de las aceras. Pero no hay lazos en ninguna parte, al menos en un primer barrido visual. S¨®lo cuando empieza a caminar, el viajero comprende: los est¨¢ pisando, los lazos est¨¢n pintados en el suelo. En realidad, la presencia de lazos, como la del independentismo, es mayor cuanto uno m¨¢s se aleja de Barcelona. Ya cerca, en Sant Cugat del Vall¨¦s, territorio de la burgues¨ªa nacionalista, el pesebre de Jes¨²s apareci¨® en las ¨²ltimas Navidades lleno de lazos amarillos; un hombre fue a quitarlos antes de que llegasen los Reyes Magos, dos trataron de impedirlo y uno de ellos, seg¨²n denunci¨® este vecino, lo agredi¨® con un pu?etazo.
Algunos voluntarios quieren montar una exposici¨®n con el pl¨¢stico reciclado
?Esto es legal? El debate lleva varios meses abierto. ¡°Debemos diferenciar entre los espacios institucionales, los p¨²blicos y los privados¡±, dice Miguel Presno Linera, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo. ¡°En los primeros debe haber neutralidad pol¨ªtica. Eso no implica indiferencia ante situaciones de desigualdad e injusticia: la Constituci¨®n obliga a los poderes p¨²blicos a salvar los obst¨¢culos que impiden la igualdad real de personas y colectivos y ello justifica que se exhiban en espacios institucionales lazos que, por ejemplo, simbolicen la lucha contra la violencia de g¨¦nero o la homofobia. En suma, en las instituciones puede haber lazos si cumplen mandatos constitucionales¡±. En espacios p¨²blicos s¨ª se pueden expresar reivindicaciones pol¨ªticas. ¡°Eso justifica que en las campa?as electorales se exhiban banderas y carteles pol¨ªticos y, en principio, eso permitir¨ªa tambi¨¦n colocar lazos amarillos en esos espacios urbanos, pero no en situaci¨®n de monopolio¡±. Pero si la otra parte no coloca s¨ªmbolos, ?el monopolio no ser¨ªa involuntario? Seg¨²n Presno Linera, ¡°la abstenci¨®n de la otra parte no justificar¨ªa que todo el espacio p¨²blico fuera ocupado por una sola reivindicaci¨®n. Se trata de que pueda expresarse lo que los lazos simbolizan, pero para ello debe haber proporcionalidad: que otros no se manifiesten no justifica que los que lo hagan ocupen todas las calles o espacios disponibles¡±. En cualquier caso, seg¨²n el experto en Derecho Constitucional, tanto unos como otros tendr¨ªan que tener una vocaci¨®n de temporalidad. ¡°La administraci¨®n tendr¨ªa que quitar, tras un tiempo prudencial, los lazos para evitar una monopolizaci¨®n de reivindicaciones o, incluso, que se entienda que la no retirada supone una identificaci¨®n de los poderes p¨²blicos con ese s¨ªmbolo¡±.
Frente a grupos espont¨¢neos de vecinos o de los m¨¢s organizados CDR (Comit¨¦ de Defensa de la Rep¨²blica), dedicados todos ellos a poner lazos, han proliferado en los ¨²ltimos meses grupos cuyo cometido es el contrario: quitarlos. Algunos de forma espont¨¢nea y otros, como los GDR (Grupos de Defensa y Resistencia), m¨¢s organizados y entre los que se encuentran numerosos ultraderechistas. Tambi¨¦n est¨¢n los CBL (Cuerpos de Brigada de Limpieza), que aglutinan a unos mil voluntarios en toda Catalu?a divididos entre varios grupos. Uno de esos grupos, el m¨¢s conocido, es el de Los Segadores del Maresme, compuesto por unas 80 personas seg¨²n su coordinador, Gabriel (¡°?S¨®lo Gabriel?¡±; ¡°s¨ª, sin apellido, por favor¡±). Su trabajo, dice, es limpiar Catalu?a de lazos. Act¨²an por la noche para evitar confrontaci¨®n: ¡°Nosotros no somos como los GDR. Ellos hacen un tipo de acci¨®n en la que, si alguien pone un lazo, van inmediatamente a quitarlo. Nosotros evitamos en todo momento la confrontaci¨®n, por eso lo hacemos por la noche. No queremos roces, ni peleas, ni vernos. Queremos limpiar¡±.
El color est¨¢ m¨¢s presente cuanto m¨¢s se aleja uno de Barcelona
Gabriel explica el modus operandi de su grupo a este peri¨®dico: ¡°Mandamos ojeadores por distintos sitios de Catalu?a y estos ojeadores nos env¨ªan material que demuestra que esos lugares est¨¢n llenos de pl¨¢stico amarillo. Una vez que tenemos los objetivos, los estudiamos, vemos en qu¨¦ horarios se puede hacer (horarios en los que no haya gente por la calle, para evitar confrontaci¨®n) y enviamos equipos¡±. Todos los lazos recogidos los han ido amontonando en diferentes dep¨®sitos con un objetivo: montar una exposici¨®n. ¡°Queremos ense?arles a la gente y a Greenpeace los miles y miles y miles y miles de bolsas que est¨¢n tirando a la calle. Tenemos toneladas de pl¨¢stico. Y nuestra intenci¨®n es hacer una exposici¨®n y ense?arla en varios sitios para que todo el mundo sepa lo que se est¨¢ llevando a cabo en Catalu?a. Una cosa es una reivindicaci¨®n y otra llenar Catalu?a de punta a punta con pl¨¢stico, eso es algo absurdo¡±.
Anna y sus compa?eros de comando de Girona tambi¨¦n muestran su preocupaci¨®n por el da?o ecol¨®gico del pl¨¢stico. ¡°Nosotros empezamos con telas pero era insostenible, muy caro¡±. Relatan el caso de una vecina que compr¨® para ella sola 40 metros de tela y un metro de ancho en el mercado de La Devesa, y se puso a hacer lazos para todos. Se acabaron pasando al pl¨¢stico, y hace poco hicieron un concurso en la ciudad para ver d¨®nde se encontraba el amarillo ¡°m¨¢s amarillo¡±. ¡°Consum¡±, cuenta Anna. ¡°En el supermercado Consum tienen las bolsas m¨¢s amarillas, aunque cuando se despegan pierde color, claro¡±. En cualquier caso, advierte Jaume, los tiempos se pondr¨¢n dif¨ªciles y habr¨¢ que comprar mucho m¨¢s material para seguir poniendo lazos. ¡°Lo ¨²nico que sabemos del juicio es que no ser¨¢ justo¡±. As¨ª que est¨¢n gestionando un pedido enorme a Amazon de pl¨¢stico biodegradable.?
Por qu¨¦ un lazo amarillo es s¨ªmbolo del independentismo
El lazo amarillo es el s¨ªmbolo utilizado en Catalu?a para reclamar la puesta en libertad de los l¨ªderes sociales y pol¨ªticos que llevan meses en prisi¨®n preventiva procesados por un delito de rebeli¨®n tras el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre de 2017 y posterior la declaraci¨®n de independencia de Catalu?a. El lazo tambi¨¦n exige el regreso sin consecuencias penales de los pol¨ªticos que salieron de pa¨ªs tras ser, o previendo ser, imputados. Estandarte de muchas y diferentes causas a lo largo de la historia, su origen como reivindicaci¨®n del independentismo podr¨ªa remontarse a 2014, cuando los senadores de Convergencia i Uni¨® se los pusieron en las solapas para ejercer el derecho a decidir.
"El amarillo se ha convertido en el s¨ªmbolo de los que defienden la consulta", dijo entonces el senador Jose Llu¨ªs Cleries. "El lazo", cuenta a EL PA?S Ver¨®nica Fumanal, experta en comunicaci¨®n pol¨ªtica, "intenta unir a aquellos que no s¨®lo son independentistas, sino a aquellos que, sin serlo, est¨¢n en desacuerdo con la situaci¨®n de los presos ampliando la base social al tiempo que se asimila con el independentismo". Fumanal cree que el lazo ha dividido visualmente a los catalanes. "Es desgarrador, porque no s¨®lo te autoetiqueta, sino que etiqueta al resto por omisi¨®n. Ha sido uno de los actos m¨¢s perversos". Curiosamente, dos a?os antes, un articulista de La voz de Barcelona, Federico Llosa, public¨® un art¨ªculo ilustrado con un lazo amarillo reclamando que ese s¨ªmbolo lo fuese de los no nacionalistas, y lo llevasen siempre en la solapa en los actos p¨²blicos, tanto ciudadanos como representantes pol¨ªticos.
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