El s¨ªndrome de Ulises se ceba en los refugiados
Un estudio de Cruz Roja destaca las secuelas psicol¨®gicas de quienes dejan sus pa¨ªses huyendo de la persecuci¨®n
Cuando Daniel Gaviria se mira al espejo no se reconoce. Sus manos cansadas y quemadas de fregar platos durante ocho horas al d¨ªa le pasan factura. No es su primer trabajo. Lleva tiempo sirviendo copas, limpiando casas o discotecas, planchado ropa, "cualquier cosa para salir adelante", afirma. Cuando llega a casa y contempla su reflejo se acuerda de sus 25 a?os como profesor universitario en la Universidad de Los Teques, en Venezuela. Tambi¨¦n del taller de moda que regentaba. "?Para qu¨¦ tantos estudios, tanto esfuerzo, si ahora tengo que volver a empezar de cero", se pregunta Daniel una y otra vez. Pero no puede regresar. Se ha visto obligado a abandonar su pa¨ªs natal por su homosexualidad. "Amenazas, coacciones, violencia... era imposible seguir all¨ª", relata con cierta tristeza quien en su curr¨ªculo alberga una licenciatura en Educaci¨®n, un M¨¢ster en Educaci¨®n Universitaria y un doctorado en Ciencias Gerenciales.
M¨¢laga es la provincia andaluza con m¨¢s peticiones de asilo. En los dos ¨²ltimos a?os ha habido algo m¨¢s de 2.000 solicitudes, seg¨²n la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR). Y aunque cada persona se adapta a su nueva vida en Espa?a de una manera ¨²nica, hay ciertos aspectos que son compartidos. La situaci¨®n de Daniel Gaviria es un buen ejemplo, ya que se parece mucho a la otros migrantes llegados desde Venezuela: el cambio que m¨¢s sufren es la p¨¦rdida de su estatus social. Es una de las principales conclusiones que se extraen de un estudio realizado por un equipo de psic¨®logas de Cruz Roja en M¨¢laga centrado en el duelo migratorio, concepto que engloba las p¨¦rdidas y ganancias que se sufren al migrar de manera coaccionada, no por elecci¨®n.
La investigaci¨®n, en la que han participado 350 personas de 43 nacionalidades residentes en diferentes localidades de la provincia de M¨¢laga, ha analizado c¨®mo afecta el duelo migratorio en base a siete aspectos principales: familia, lenguaje, cultura, pa¨ªs de origen, estatus social, grupo de pertenencia y riesgos f¨ªsicos. Son algunos de los muchos factores que influyen en el viaje migratorio, tanto en el tr¨¢nsito como en la acogida final. Una experiencia traum¨¢tica que deja secuelas psicol¨®gicas y psicosociales en las personas analizadas ahora por estas terapeutas, que han buscado con este trabajo desarrollar herramientas para realizar una atenci¨®n m¨¢s eficiente.
La conclusi¨®n m¨¢s importante ha sido entender que las personas que sufren una migraci¨®n forzada no presentan ninguna patolog¨ªa de salud mental grave. "El viaje les pasa factura. Presentan s¨ªntomas como tristeza, nerviosismo, irritabilidad, llanto, dolor de cabeza... Es decir, es un cuadro de estr¨¦s, no una enfermedad mental", afirma Joseba Achotegui, psiquiatra y profesor de la Universidad de Barcelona, que ha denomina a dicha situaci¨®n como S¨ªndrome de Ulises. Con ese nombre busca evidenciar que el viaje que super¨® el h¨¦roe mitol¨®gico es al que ahora, miles de a?os despu¨¦s, se enfrentan muchas personas. Solo que esta vez son de carne y hueso. "Las condiciones inhumanas en las que viajan, c¨®mo se juegan la vida, la ausencia de derechos... todo eso deja huella", a?ade Achotegui. En definitiva: "Son reacciones normales a situaciones anormales", como insiste Hrar Mouna, otra de las psic¨®logas que ha participado en la investigaci¨®n.
En casi todas las variables mujeres, hombres y transexuales han mostrado los mismos resultados. Solo hay diferencias de g¨¦nero en las cuestiones familiares. "Tiene que ver con la presi¨®n social de las mujeres hacia la maternidad y la mayor exigencia en el cuidado de personas mayores", expone Zanolla. Los datos extra¨ªdos tambi¨¦n reflejan que el par¨¢metro que m¨¢s influye en el duelo migratorio es el pa¨ªs de origen. As¨ª, por ejemplo, las personas procedentes de Siria, Costa de Marfil, Camer¨²n, Guinea Conakry y Ucrania son los que m¨¢s sufren el duelo migratorio en su globalidad. "Una situaci¨®n que est¨¢ relacionada con el contexto de conflicto armado de sus pa¨ªses de origen", explica la psic¨®loga Carolina Zanolla, una de las autoras del trabajo. Adem¨¢s, se ha concluido que las personas procedentes de ?frica sufren m¨¢s la p¨¦rdida cultural y la lejan¨ªa de su grupo de pertenencia y que la edad es el aspecto que determina una mayor afectaci¨®n a la p¨¦rdida cultural: para un ni?o o una ni?a es m¨¢s dif¨ªcil adaptarse al nuevo contexto del pa¨ªs de acogida.
El equipo malague?o de Cruz Roja define el trabajo realizado en los dos ¨²ltimos a?os como una investigaci¨®n para la acci¨®n. Ahora, con todos los datos sobre la mesa, podr¨¢n elaborar planes de intervenci¨®n m¨¢s adecuados para cada uno de los pacientes con los que trabajan diariamente. Y son muchos. Aunque la poblaci¨®n estudiada fue de 350 personas, en ese periodo pasaron por sus consultas m¨¢s de 900.
Gracias a su investigaci¨®n, ahora pueden entender mejor la situaci¨®n de Daniel Gaviria. Pero tambi¨¦n el de otros muchos compatriotas, como Samuel Donquiz, m¨²sico a quien un grupo de activistas af¨ªn al Gobierno de Nicol¨¢s Maduro intent¨® secuestrarlo por sus ideales pol¨ªticos. "Tuve que escapar, no hab¨ªa otra salida", afirma. Lleg¨® a Aranda de Duero a comienzos de este a?o, donde trabaj¨® en vi?edos, la construcci¨®n y en el servicio dom¨¦stico hasta que se traslad¨® a M¨¢laga hace dos meses. "Ahora podremos desarrollar una mejor atenci¨®n, tanto en su caso como en el de otras muchas personas porque tenemos mucha m¨¢s informaci¨®n", a?ade David Ortiz, responsable provincial del ?rea de Inmigrantes y Refugiados en Cruz Roja M¨¢laga, que afirma que los resultados permitir¨¢n tambi¨¦n desarrollar herramientas para realizar una atenci¨®n m¨¢s eficiente a personas solicitantes de protecci¨®n internacional y en todos los campos de actuaci¨®n con no solo en el psicol¨®gico.
La provincia malague?a ha recibido este a?o m¨¢s de 7.000 personas migrantes por v¨ªa mar¨ªtima, el triple que el a?o pasado, pero los responsables del estudio plantean la necesidad ir m¨¢s all¨¢ de los datos. "Creemos que tambi¨¦n puede servir para que haya m¨¢s conciencia de la necesidad de volver a humanizar las migraciones. Hay que de dejar de ver s¨®lo estad¨ªsticas, entender que detr¨¢s de los n¨²meros hay personas que lo est¨¢n pasando muy mal", sentencia Joseba Achotegui. Personas como Daniel Gaviria, que dos a?os despu¨¦s de su llegada a Espa?a ha conseguido superar su situaci¨®n inicial y se ha dado de alta como aut¨®nomo para comercializar la ropa interior masculina que ¨¦l mismo dise?a. O la de Samuel Donquiz, que ha podido conseguir un violonchelo con el que continuar sus estudios musicales en el Conservatorio de M¨¢laga. Ambos han vuelto a sonre¨ªr, pero nunca deber¨ªan haber perdido su sonrisa. "Las migraciones deber¨ªan estructurarse de manera que nadie sufra", concluye Achotegui.
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