Pablo Ibar: cr¨®nica de un juicio inveros¨ªmil
Un testimonio sobornado para mentir, un detective que se invent¨® confesiones, un fiscal que niega contaminaci¨®n en las evidencias mientras manipula pruebas ante el jurado¡ Las injusticias del caso Ibar van saliendo a la luz
A medida que el juicio al espa?ol Pablo Ibar avanza en Florida va tomando forma la idea que tanto ¨¦l como su familia no se han cansado de repetir: Pablo fue condenado a muerte tras un juicio injusto.
La sentencia lleg¨® en 2000, tras seis a?os de aplazamientos, juicios nulos y situaciones que llegaron a rozar el surrealismo. Un proceso plagado de irregularidades e injusticias que, m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s, comienzan a salir a la luz con pruebas.
Ibar fue detenido en Miami en 1994 (ten¨ªa entonces 22 a?os, hoy tiene 46) por una discusi¨®n entre varios j¨®venes. Al llegar a comisar¨ªa los detectives Paul Manzella y Craig Scarlett consideraron que una imagen de baja calidad captada por una c¨¢mara de seguridad que hab¨ªa registrado un triple asesinato d¨ªas antes, coincid¨ªa con el rostro de Ibar. Le acusaron del asesinato y la fiscal¨ªa pidi¨® para este hijo de emigrante vasco la pena de muerte.
A partir de ah¨ª, lo inexplicable: manipulaciones en los testimonios, irregularidades flagrantes en las identificaciones, completa ausencia de pruebas f¨ªsicas (ni las huellas, ni la sangre, ni el cabello, ni las pisadas halladas en la escena se corresponden con las de Ibar) y un v¨ªdeo borroso en blanco y negro como ¨²nico sustento. Y con todo, Ibar padeci¨® una indefensi¨®n en forma de un abogado de oficio llamado Kayo Morgan que no rebati¨® ninguna de las evidencias y acab¨® enfermo, adicto a varios medicamentos y finalmente detenido por agredir a su mujer en pleno proceso. Ibar solicit¨® en su momento un cambio de letrado, pero le fue denegado. El resultado: condena a muerte sin una sola prueba que demostrara de forma concluyente su culpabilidad.
Gary Foy, el ¨²nico testigo, ha afirmado en su comparecencia que el hombre que vio podr¨ªa ser Pablo Ibar o ¡°un amigo suyo con el que va a la bolera¡±
La carrera por repetir el juicio comenz¨® al d¨ªa siguiente y tuvieron que transcurrir 16 a?os y dos negativas para que el Tribunal Supremo de Florida admitiese finalmente que Ibar fue condenado con ¡°pruebas escasas y d¨¦biles¡±. Dos a?os despu¨¦s, en concreto el pasado 24 de octubre, arranc¨® el juicio que ahora se est¨¢ celebrando y que supone la hora de la verdad para Ibar.
Desde su inicio, este nuevo proceso al que ahora se enfrenta Ibar ha demostrado lo inaudito del caso. Cuando parece que ya no puede haber m¨¢s giros de guion, sucede algo, en ocasiones tragic¨®mico. El 26 de noviembre arrancaron las vistas orales. El segundo d¨ªa uno de los miembros del jurado se qued¨® dormido durante un alegato de la fiscal¨ªa y, en la tercera jornada, otra componente del mismo se sinti¨® indispuesta, por lo que ambos fueron relegados. Fue solo el comienzo.
El testigo que implic¨® a Ibar porque ¡°no quer¨ªa l¨ªos¡±
El juicio ha arrancado como comenz¨® en los noventa. El fiscal que entonces hab¨ªa llevado el caso, Chuck Morton, ha decidido regresar de su jubilaci¨®n solo para participar, dos d¨¦cadas despu¨¦s, en el nuevo proceso. La fiscal¨ªa explic¨® el primer d¨ªa que el v¨ªdeo de la c¨¢mara de seguridad demuestra sin duda que se trata de Pablo Ibar y que existe un testigo ¡ªun vecino llamado Gary Foy¡ª que vio salir a Ibar y a Seth Pe?alver, el presunto compinche, de la escena del crimen.
Seth Pe?alver fue condenado junto a Pablo en el a?o 2000, aunque 12 a?os despu¨¦s fue absuelto tras la repetici¨®n de su juicio. La fiscal¨ªa ha solicitado que en el juicio se proh¨ªba mencionar la absoluci¨®n de Pe?alver, algo que el juez ha admitido. El segundo d¨ªa, Pe?alver se person¨® en la sala, se form¨® un revuelo y la fiscal¨ªa pidi¨® que abandonara el lugar. Se neg¨®, hubo un intercambio de palabras y finalmente se fue. Dos jurados eliminados y un invitado no deseado en solo dos d¨ªas. El asunto empezaba movido. Adem¨¢s se complet¨® cuando, al finalizar la vista, el vicepresidente de la Comisi¨®n de Justicia del Congreso de los Diputados, Francisco Molinero, que asist¨ªa a la vista, sufri¨® un infarto del que se recupera estos d¨ªas en Miami.
El cuarto d¨ªa comenz¨® el intercambio entre defensa y fiscal¨ªa. Esta vez Ibar s¨ª cuenta con abogados de garant¨ªa, un prestigioso equipo encabezado por Benjamin Waxman y cuya tarifa asciende a 1,3 millones de d¨®lares. Por ello, la Asociaci¨®n contra la Pena de Muerte Pablo Ibar est¨¢ recaudando fondos.
Los fiscales mostraron un v¨ªdeo con calidad mejorada proveniente del FBI, pero sin desvelar qui¨¦n hab¨ªa hecho la manipulaci¨®n digital, lo que provoc¨® las protestas de la defensa. A cambio, se llam¨® al estrado a Mark Suchomel, un investigador que volvi¨® a acreditar que ninguna de las m¨¢s de cien huellas dactilares que aparecen en la escena del crimen corresponden con las de Ibar.
Otro de los testimonios, un exconocido de Ibar, afirma ahora que le pagaron mil d¨®lares para incriminar al espa?ol
Las irregularidades continuaron cuando la fiscal¨ªa explic¨® que, en la novena prueba de ADN practicada sobre una camiseta hallada en la escena del crimen, se hab¨ªa detectado una mancha parcial y milim¨¦trica que correspond¨ªa con el ADN de Ibar. La defensa, que siempre ha sostenido que se trata de contaminaci¨®n tras 20 a?os en el laboratorio y ocho resultados negativos, ense?¨® al jurado c¨®mo Chuck Morton, el fiscal, manipulaba ante el tribunal otra prueba (una caja de caudales), evidenciando lo sencillo que ha podido resultar la contaminaci¨®n. No solo eso: un polic¨ªa que tambi¨¦n compareci¨® cogi¨® con las manos desnudas un casquillo de bala tras intentar ponerse un guante y no lograrlo.
El sexto d¨ªa apareci¨® en escena el que, se supone, es el ¨²nico y vital testigo en toda la historia. Gary Foy, vecino de una de las v¨ªctimas, asegur¨® en los noventa que hab¨ªa visto salir de la casa donde se cometieron los asesinatos a dos j¨®venes hispanos. Foy explic¨® que los observ¨® desde su coche y solo el tiempo que dura un sem¨¢foro, los sospechosos iban en un veh¨ªculo con las lunas tintadas.
M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s Foy apareci¨® en el tribunal con la camisa por fuera y pocas ganas de comparecer. Entre otras cosas, declar¨® que hab¨ªa se?alado a Ibar ante la polic¨ªa porque su mujer le dijo que no se metiera en l¨ªos e identificara a alguien, aunque no estuviese seguro. Despu¨¦s a?adi¨® que el hombre de la foto podr¨ªa ser Pablo Ibar o ¡°un amigo suyo con el que va a la bolera¡±.
La madre del acusado
El octavo d¨ªa del juicio, el pasado viernes, lleg¨® el turno para el detective Paul Manzella, uno de los dos investigadores que acusaron a Ibar. El detective admiti¨® en su declaraci¨®n que, en su investigaci¨®n, no sigui¨® otras pistas que hab¨ªa en torno al caso, como una que llevaba a la familia Gambino de la mafia. Un soldado de esta familia hab¨ªa denunciado el caso un d¨ªa despu¨¦s de los asesinatos y apareci¨®, a la ma?ana siguiente, muerto en un club nocturno. La explicaci¨®n de Manzella llev¨® a varios miembros del jurado a mover su cabeza negando.
Al d¨ªa siguiente, Manzella sostuvo que la ya fallecida madre de Pablo, Mar¨ªa Casas, hab¨ªa reconocido a su hijo en la imagen del v¨ªdeo de seguridad. Sin embargo, todas las declaraciones de la madre de Ibar sobre esto negaban tal reconocimiento. Manzella se neg¨® a leer estas declaraciones y finalmente fue el juez el que lo hizo, provocando nuevos murmullos.
El siguiente testimonio abund¨® en la l¨ªnea de lo inveros¨ªmil. Gene Klemetzko, un conocido de Pablo Ibar y Seth Pe?alver que en 1994 pasaba sus d¨ªas en el piso del condenado Ibar (casi todas las horas bajo el efecto de las drogas), hab¨ªa declarado en el juicio del a?o 2000 haber visto a Ibar y a Pe?alver llegar a casa la noche de los asesinatos a coger una pistola y que, esa misma ma?ana, regresaron en un coche negro (a pesar de que el coche de la v¨ªctima fue quemado tras el asesinato).
Pese a que el escenario jur¨ªdico es favorable a Ibar, la familia no se f¨ªa y mantiene una prudencia extrema despu¨¦s de 24 a?os de pesadilla
Ya en el a?o 2012, cuando Seth Pe?alver fue absuelto en la repetici¨®n de su juicio, se hab¨ªa demostrado que Klemetzko prest¨® falso testimonio, movido por una enemistad que manten¨ªa con Ibar y Pe?alver. El asunto subi¨® un pelda?o el pasado viernes: Klemetzko admiti¨® en su comparecencia que, efectivamente, prest¨® falso testimonio en su momento y que, adem¨¢s, le hab¨ªan pagado 1.000 d¨®lares por su testimonio. Y que quien hab¨ªa aprobado dicho pago era el detective Paul Manzella.
Tras la confesi¨®n de Klemetzko, que acredita irregularidades policiales en la investigaci¨®n, el juicio se ha reanudado. Se desconoce cu¨¢ndo quedar¨¢ visto para sentencia. Las expectativas m¨¢s optimistas hablan de mediados de enero. Las m¨¢s conservadoras lo alargan hasta marzo. Sea como sea, la estrategia de la fiscal¨ªa, cada vez m¨¢s, parece ser ganar tiempo antes un escenario que se va derrumbando como si estuviera basado en naipes.
Con todo, la familia de Ibar es prudente hasta el extremo. M¨¢s de 24 a?os de pesadilla les han llevado a renunciar a cualquier atisbo de optimismo. No quieren m¨¢s decepciones y no se f¨ªan de la decisi¨®n del jurado ni tampoco del juez, ya que para ellos es una desventaja que fuese antiguo fiscal y compa?ero del actual fiscal Chuck Morton.
El escenario judicial se muestra muy favorable a Ibar, pero los giros e irregularidades en este caso son tan inveros¨ªmiles y repentinos, que nadie, ni abogado, ni familia, ni el propio acusado, dejar¨¢n de contener la respiraci¨®n hasta que haya un veredicto.?
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