El millonario cambiazo de los ata¨²des, en 26 libretas
La presunta estafa de una funeraria de Valladolid est¨¢ documentada con anotaciones y material gr¨¢fico acumulado por un empleado que chantaje¨® al propietario de la empresa
Justo Mart¨ªn Garrido, de 69 a?os, no quiere saber ahora nada del revuelo que se vive estos d¨ªas en Valladolid por aquellas ¡°cartas¡± que mand¨® hace casi dos a?os. Las envi¨® al poco de jubilarse, dirigidas al se?or Ignacio Morch¨®n Alonso, que hab¨ªa sido su jefe durante 20 a?os en la funeraria El Salvador. ¡°Creo que ha pasado tiempo suficiente y no te quieres dar por enterado¡±, mecanografi¨® entonces. ¡°Te voy a dar otra oportunidad de llamarme. Como ves, una foto se puede mandar a cualquier sitio. T¨² ver¨¢s si quieres que empiece a repartirlas. Pase lo que pase despu¨¦s no tendr¨¢ soluci¨®n. Te asegur¨® que lo har¨¦ aunque luego me arrepienta¡±. Junto al trozo de papel, escrito a m¨¢quina y con faltas de ortograf¨ªa, iba una fotograf¨ªa de un cad¨¢ver antes de ser incinerado, con la fecha y el nombre del difunto escrito en un folio.
Justo Mart¨ªn Garrido entr¨® a trabajar en 1995 en el horno crematorio de la funeraria El Salvador, ubicado en el cementerio del mismo nombre, en el t¨¦rmino municipal de Santovenia del Pisuerga, a 11 kil¨®metros de la capital pucelana. ¡°Ignacio le contrat¨® porque un conocido se lo pidi¨®. Por aquellos tiempos Justo se hab¨ªa quedado sin trabajo e Ignacio siempre ha sido un hombre de hacer favores para pedirlos despu¨¦s¡±, recuerda un antiguo trabajador del que --desde 1985 hasta hace 15 d¨ªas-- era un pr¨®spero y creciente negocio mortuorio que daba empleo a 70 personas, muchas de las mismas familias y la mayor parte de ellas contratadas desde hace m¨¢s de diez a?os. Sin embargo, nadie m¨¢s parece haber visto nada de las horribles cosas que supuestamente vio, hizo (¡°por orden del jefe¡±) y fotografi¨® durante dos d¨¦cadas Justo.
Disconforme con la jubilaci¨®n que le hab¨ªa quedado, Justo le reclam¨® a Ignacio una cantidad de dinero, supuestamente correspondiente a las ganancias que su jefe hab¨ªa podido obtener por cambiar --con su necesaria colaboraci¨®n-- ata¨²des caros por otros m¨¢s baratos antes de proceder a la cremaci¨®n de los cuerpos, con el fin de revender los de mayor calidad despu¨¦s. As¨ª lo recoge la sentencia por la que Justo Mart¨ªn Garrido fue condenado en abril de 2018 a un a?o de prisi¨®n por extorsi¨®n, tras ser denunciado por amenazas por su jefe.
Pero hace dos semanas se invirtieron las tornas: Ignacio Morch¨®n, de 74 a?os, su hijo Ignacio (47) y su hija Laura (33) ingresaron en prisi¨®n acusados de ¡°un delito continuado de estafa y organizaci¨®n criminal¡±. Hay, adem¨¢s, otros 12 trabajadores imputados en una pieza separada de la investigaci¨®n secreta que abri¨® hace casi un a?o el Grupo 1? de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Polic¨ªa Nacional de Castilla-Le¨®n con toda la documentaci¨®n y el material encontrados en el registro de la casa de Justo correspondiente a aquella denuncia.
26 cuadernos
Entre los objetos incautados, y seg¨²n consta en el atestado policial, hay 26 peque?os cuadernos de espiral y hojas cuadriculadas en las que Justo anot¨®, uno a uno y en letras may¨²sculas, los supuestos ¡°cambiazos¡± de las cajas. ¡°Afirmo que todos los datos escritos en esta libreta son verdad por tanto lo firmo por si alg¨²n d¨ªa son de inter¨¦s para alguna cuesti¨®n¡±, escribe como encabezamiento en una de ellas, fechada el 1 de enero de 1998. Se molesta en rese?ar que hay otras libretas similares y hasta incluye una breve leyenda interpretativa: ¡°C.S¨ª¡¯, quiere decir que se quita la caja para el jefe¡±; ¡°C.No¡¯, que no se cambia¡±, aclara. Y sigue un orden sistem¨¢tico en sus apuntes: D¨ªa, nombre del fallecido, DNI, fecha y lugar del fallecimiento, edad, estado civil y procedencia del cuerpo¡±. Incluso llega a escribir en una de ellas que ¡°a partir del 7-10-97 no se iban a cambiar m¨¢s cajas (dijo el jefe), porque cogi¨® miedo con lo sucedido en M¨¢laga¡±. En aquella ¨¦poca hubo un escandaloso fraude de varias funerarias que pagaban a un sepulturero para que quemase restos de nichos antiguos e hiciera sitio en el cementerio.
Seg¨²n el atestado policial, de lo recogido en esas libretas se deduce que ¡°se han efectuado un total de 5.308 cambios de caja en las incineraciones, se ha llevado a cabo una apropiaci¨®n de coronas mortuorias, centros y ramos de flores en un total de 893 incineraciones, hay 77 registros fotogr¨¢ficos de personas fallecidas e incineradas en el cementerio El Salvador y en 1.389 incineraciones no se ha realizado el cambio de caja¡±. Adem¨¢s, entre lo incautado en su casa, hay tambi¨¦n ¡°14 carretes fotogr¨¢ficos con 450 fotograf¨ªas que muestran cad¨¢veres en una sala de incineraci¨®n y que reposan dentro del horno crematorio en una gran variedad de elementos que sustituyen al f¨¦retro original, como cajas en desuso, tapas de f¨¦retros, cajas de restos¡±. Aparte hay ¡°tres memorias USB con 207 im¨¢genes y 44 v¨ªdeos con contenido semejante¡±.
Una empresa pantalla
Tras analizar todo ese material, los investigadores apuntan a uno de los principales suministradores de ata¨²des de la funeraria desde 2001 hasta 2017, Fabricados Senovilla S.L., como la empresa que habr¨ªa facturado al Grupo El Salvador hasta 3.428.775 euros pese a carecer de empleados desde 2005. Es decir, la polic¨ªa sospecha que ser¨ªa esa sociedad la que ¡°le habr¨ªa servido a la funeraria para justificar documentalmente los f¨¦retros que presuntamente se sustra¨ªan a los difuntos¡±.
Seg¨²n el informe policial, bas¨¢ndose en los partes de defunci¨®n, ¡°el 95% de las incineraciones¡± se realizaba en ese crematorio de Santovenia de Pisuerga, donde estaba Justo, a 11 kil¨®metros de la ciudad. Y no en el que se encuentra junto al Tanatorio en Valladolid, sede principal del Grupo El Salvador, donde la mayor parte de las familias de los difuntos contrataban el servicio.
Pese al silencio de los empleados, los investigadores sospechan que muchos de ellos eran part¨ªcipes ¡°directa o indirectamente¡± de esos traslados de cuerpos y cajas y deb¨ªan de conocer lo que ocurr¨ªa. ¡°Muchas veces se llevaban a Santovenia porque no daba tiempo a hacer todos los servicios en el de aqu¨ª y se les dec¨ªa a los familiares¡±, dice un trabajador.
A 11 kil¨®metros de distancia
En sus anotaciones, Justo sugiere que los llevan adonde est¨¢ ¨¦l porque es m¨¢s f¨¢cil dar el cambiazo all¨ª, aunque en los ¨²ltimos a?os apunta que muchos ¡°vienen ya con la caja cambiada, en una tapa o solo con un sudario¡±. Incluso se?ala que han prescindido del otro incinerador que se turnaba con ¨¦l, un tal ¡°Chema¡±, porque ¡°de vez en cuando se emborracha¡± y temen que se vaya de la lengua.
El jueves pasado no hab¨ªa actividad alguna en el tanatorio de El Salvador, salvo la creada por algunos pocos empleados, temerosos por el Expediente de Regulaci¨®n de Empleo que parece que se avecina, con todas las cuentas de la empresa intervenidas por orden judicial.
¡°Lo normal era hacer una media de 6-8 servicios diarios¡±, contaban. ¡°Hoy no hemos hecho ninguno, esto se hunde¡±. ¡°El 50% de los servicios ven¨ªan por las aseguradoras: Santa Luc¨ªa, Mapfre, Ocaso¡ ahora nuestro nombre, que era marca de prestigio hasta antes de ayer, est¨¢ vetado¡±, confesaban con incredulidad por lo que se cuenta y por lo r¨¢pido que se precipitan los acontecimientos. ¡°Nunca he visto nada raro, aqu¨ª el trato es familiar¡±.
¡°De lo que se ha contado, la mitad la mitad: Yo jam¨¢s he vendido una caja de m¨¢s de 1.600 euros; lo normal, para incinerar, son f¨¦retros de entre 900 y 1.200 euros, aunque es cierto que el margen de beneficio de una caja de muerto es enorme: a la empresa le cuestan entre 100 y 200 euros la unidad en f¨¢brica¡±, apunta uno de los comerciales de la empresa.
La defensa de la familia Morch¨®n resta veracidad a las anotaciones, las fotograf¨ªas y los v¨ªdeos de Justo Mart¨ªn Garrido: ¡°?l tendr¨¢ que explicar por qu¨¦ lo hizo, son sus notas, sus fotograf¨ªas, todo es ¨¦l¡±. Y muestra sorpresa por el cr¨¦dito que a esos materiales le ha dado la polic¨ªa.
Que las notas y el material gr¨¢fico de Justo Mart¨ªn Garrido respondan o no a hechos ver¨ªdicos tendr¨¢ que determinarlo la juez del juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 6 de Valladolid, que tras los registros en la funeraria est¨¢ inundado de papeles. Pero lo cierto, como advert¨ªa Justo en sus amenazas, es que ya no hay marcha atr¨¢s
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