El a?o en que Rivera se vio presidente
En abril de 2018, el CIS coloc¨® a Ciudadanos por encima del PSOE. Doce meses despu¨¦s pelea por el tercer puesto
¡°Estamos cerca de la victoria¡±. Albert Rivera (Barcelona, 39 a?os) sabore¨® las palabras. Era abril de 2018, hace exactamente un a?o, y el bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) le situ¨® por primera vez por delante del PSOE en intenci¨®n de voto. Ciudadanos era segunda fuerza en Espa?a a menos de dos puntos del PP de Mariano Rajoy ¡ªque a¨²n gobernaba¡ª y con un 22,4% de intenci¨®n de voto hab¨ªa dado virtualmente el sorpasso a Pedro S¨¢nchez. Metroscopia lo colocaba en cabeza con el 27% de los votos. Rivera viv¨ªa en una nube desde la victoria de In¨¦s Arrimadas en las elecciones catalanas en diciembre; Cs estaba en auge y el Foro de Davos acababa de elegirlo como uno de los 100 j¨®venes l¨ªderes del mundo. Lo lleg¨® a decir ?scar Puente, portavoz de la ejecutiva del PSOE: ¡°Todo estaba preparado para la llegada del Macron espa?ol¡±.
Un a?o despu¨¦s, a 12 d¨ªas de las elecciones generales, Rivera ha puesto los pies en la tierra. El promedio de sondeos de EL PA?S dice que el l¨ªder de Ciudadanos, que concurre por tercera vez como candidato a la presidencia del Gobierno, pelea el tercer puesto con el 15,8% de intenci¨®n de voto. En el arranque de la campa?a, el PP le saca casi cinco puntos (20,2%), el PSOE se divisa lejano en el 28,6% y le siguen de cerca Unidas Podemos (13,5%) y Vox (11%). Aunque todos los sondeos vaticinan que mejorar¨¢ sus resultados de 2016 (32 esca?os y 13,05%), afronta la cita con las urnas con la mitad de su electorado indeciso y un resultado incierto. Se la juega.
El Rivera al que hace 12 meses sonre¨ªan las encuestas enfatizaba su perfil centrista. ¡°Me veo capaz de formar Gobierno con gente del PP y del PSOE¡±, dijo en una entrevista en este peri¨®dico en enero. ¡°Una naci¨®n no es solo la contabilidad, hay precariedad laboral en el pa¨ªs¡±, reflexionaba. Eran tiempos en los que la tibieza del marianismo en Catalu?a desquiciaba a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y el expresidente del PP dedicaba elogios a Rivera, pero este marcaba distancias: ¡°No me siento pr¨®ximo a Aznar. No soy del PP¡±.
Tensi¨®n interna
Con las urnas a punto de abrirse, el presidente del partido liberal se ha entregado a la batalla por el liderazgo del centro derecha y ha propuesto al aznarista Pablo Casado un Gobierno de coalici¨®n para el que tendr¨ªan que contar con la extrema derecha. ¡°Mi proyecto pol¨ªtico es antag¨®nico al de S¨¢nchez¡±, sentencia Rivera en campa?a. En febrero, su ejecutiva aprob¨® una medida de encaje inc¨®modo en un partido de corte liberal: no pactar en ning¨²n caso con el PSOE.
Entre una y otra versi¨®n de Ciudadanos hay poco tiempo pero una eternidad en acontecimientos. La pol¨ªtica espa?ola viaj¨® en una monta?a rusa en 2018, con un cambio en el Gobierno y en el liderazgo del principal partido conservador. Rivera se ha visto obligado a gestionar un enloquecedor vaiv¨¦n de expectativas. Se ve¨ªa en La Moncloa hasta que la moci¨®n de censura en junio lo cambi¨® todo. ¡°Es un a?o en el que se ha transformado enormemente la pol¨ªtica. Rajoy prefiri¨® a S¨¢nchez de presidente antes de convocar elecciones y que las gan¨¢ramos nosotros¡±, reflexiona uno de los dirigentes m¨¢s pr¨®ximos al candidato.
Con la moci¨®n, S¨¢nchez trunc¨® el idilio demosc¨®pico de Ciudadanos, pero el PP todav¨ªa sufri¨® varios meses m¨¢s con el acoso de los liberales. A finales del verano, la apuesta de Rivera por disputarle la derecha a Casado, reci¨¦n elegido l¨ªder del PP, era cada vez m¨¢s evidente: ambos coincidieron en su decisi¨®n de abstenerse ante la exhumaci¨®n de Franco. Aquel fue el primer episodio de tensi¨®n interna en Ciudadanos, pero no aflor¨®. En septiembre, Rivera lider¨® la oposici¨®n a S¨¢nchez al lanzar la ofensiva m¨¢s dura contra el presidente socialista ¡ªlas dudas sobre su tesis¡ª con la que abri¨® una brecha personal entre ambos. El CIS situ¨® a Cs por delante del PP tambi¨¦n en oto?o.
Pero el factor disruptivo es Vox. De forma abrupta, casi de la noche a la ma?ana, Rivera dej¨® de capitalizar en solitario la oposici¨®n al independentismo catal¨¢n en favor de una formaci¨®n nueva que no llevaba 12 a?os como ¨¦l confrontando al nacionalismo en Catalu?a. ¡°Cuando sucede algo tan grave como el golpe en Catalu?a, es una reacci¨®n natural que, en vez de ganar el discurso que propone desmontarles moral e ideol¨®gicamente, lo haga el de cargarse el Estado de las autonom¨ªas y cerrar TV3. Es una miop¨ªa muy dif¨ªcil de conjurar¡±, se lamenta un dirigente de la c¨²pula naranja.
En las elecciones andaluzas de diciembre Vox abri¨® la v¨ªa de agua a Rivera, que intensific¨® el giro a la derecha para taponar esa fuga. Aunque Ciudadanos creci¨® en Andaluc¨ªa ¡ªde nueve esca?os a 21, y a solo dos puntos de distancia del PP¡ª , la extrema derecha, con 12 diputados, se consolid¨® como una amenaza de riesgo. El l¨ªder de Ciudadanos acept¨® despu¨¦s que Vox facilitara el nuevo Gobierno andaluz con el PP, y comparti¨® fotograf¨ªa con Santiago Abascal y Pablo Casado en la manifestaci¨®n de Col¨®n. El espejo en el que se mira Rivera, Emmanuel Macron, marc¨® distancias por su cercan¨ªa con la extrema derecha. El episodio del presunto pucherazo en las primarias de Castilla y Le¨®n dio la puntilla a un arranque complicado de 2019, en el que el PP le adelant¨® en las encuestas.
El viaje a la derecha de Rivera es hoy, muy cerca de las urnas, de resultado incierto. Y preocupa al sector centrista del partido, a varios de sus padres intelectuales y a aliados como Manuel Valls. ¡°Me resulta inquietante que si un eventual pacto con el PP incluye a Vox exista una renuncia de Cs como un partido laico y no nacionalista, algo que est¨¢ en su misma esencia fundacional¡±, medita el fundador Francesc de Carreras. ¡°El voto de Vox, como el de los separatistas o el de Podemos, mancha. Por supuesto que ser¨ªa un gran error pol¨ªtico aceptarlo¡±, avisa a Rivera su socio en Barcelona, el alcaldable Manuel Valls.
La realidad
¡°M¨¢s que una estrategia, es la realidad la que nos ha colocado ah¨ª¡±, arguye Jos¨¦ Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos, que niega un reposicionamiento ideol¨®gico. ¡°Para un partido como Cs, con lo que hemos sufrido con el golpe en Catalu?a, los gestos de cesiones a los independentistas inhabilitan de forma radical a S¨¢nchez como posible socio de Gobierno. Es coherencia con nuestros valores¡±. De todas las versiones del l¨ªder y del partido solo hay una que se mantiene inalterable: un antinacionalismo p¨¦treo.
?Pod¨ªa haber seguido Rivera otro guion? El polit¨®logo Jos¨¦ Fern¨¢ndez Albertos cree que ¡°no ten¨ªa una alternativa necesariamente mejor¡±. ¡°Mi predisposici¨®n es a pensar que esta estrategia, en un momento multipartidista polarizador, seguramente no le salga bien para conseguir ser el partido hegem¨®nico de la derecha. Pero la alternativa de ofrecerse a pactar con los dos partidos, PP y PSOE, era muy arriesgada¡±, analiza.
Los sondeos dicen que el 28 de abril Ciudadanos podr¨ªa sumar con el PSOE mayor¨ªa absoluta, una combinaci¨®n que algunos sectores econ¨®micos observan como la mejor soluci¨®n para la estabilidad del pa¨ªs. Si as¨ª sucede, Rivera se ver¨¢ sometido a intensas presiones para desandar todo el camino andado. Externas e internas. El sector m¨¢s centrista del partido abrir¨¢ el debate. ¡°Si queremos evitar una crisis de Estado, no habr¨¢ otra posibilidad de que PSOE, Cs y PP se planteen de una forma u otra gobernar o pactar¡±, pide Valls. El entorno de Rivera asegura que no lo deshar¨¢, que aguantar¨¢ las presiones y mantendr¨¢ el no al PSOE: ¡°No va a pasar, el combate al nacionalismo es el sentido fundacional en Ciudadanos y no lo perdonamos. Nos vamos a la oposici¨®n¡±. La noche del 28 de abril Rivera resolver¨¢ la inc¨®gnita tras un a?o para ¨¦l enloquecido.
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